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Moneda de Plata para México

Estabilidad y orgullo nacional

Precio Onza Libertad Fuente: Banco Azteca, Institución de Banca Múltiple.
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Castillo de naipes
lunes, 17 de diciembre de 2001
Francisco Helguera Ramírez

“Construir castillos de naipes no tiene nada de malo; lo grave es tratar de vivir en ellos”. Frase de un personaje que inventaré algún día.

El amigo Sergio Sarmiento, en el articulo “Argentina” publicado en el “Reforma” el día 4 de dic, en su columna “Jaque Mate”(Se los recomiendo especialmente), dice que los argentinos, al perder la confianza en el castillo de naipes que construyó su gobierno y haciendo uso del régimen de convertibilidad, empezaron a vaciar su país llevándose los dólares. (Lo empezaron a saquear, como diría José López Portillo).

La Argentina que a principios del siglo veinte apuntaba para ser una gran nación: la del hermoso Buenos Aires comparable con París, la del tango, la del fútbol triunfador, la de la gran riqueza ganadera y agrícola, la de espléndida industria editorial, la de Borges, en fin la gran Argentina, hoy luce desalentada y empobrecida, humillada y su existencia misma como nación en riesgo.

¿Qué pasó? Son muchos los factores que incidieron para producir esta ruina. Fundamentalmente, el mismo pecado que ha llevado dolor y pobreza a muchos países: La moneda fiduciaria y la irresponsabilidad de los gobiernos para emitirla, que produjeron la terrible inflación

En el caso de los argentinos, la aparente solución, fue la caja de conversión implantada por Domingo Cavallo y Carlos Saúl Menem siguiendo los interesados consejos de “expertos” extranjeros (predominantemente Steve Hanke). Pero al final, el resultado fue funesto. Es verdad que disfrutaron de una etapa de progreso y bienestar al principio del régimen de convertibilidad, pero es evidente que la afluencia de la que parecían disfrutar era ficticia.

El crédito y las privatizaciones tuvieron mucho que ver con esa prosperidad ilusoria .

La deuda exterior substituyó a la expansión de la base monetaria, que ya no estaba disponible.

No obstante los compromisos contraídos con el FMI, los presupuestos deficitarios se sucedieron. Y a cada nuevo déficit, le siguieron nuevos créditos, aplicados a prolongar la fantasía.

Esa prosperidad aparente, es el castillo de naipes en el que pretendían vivir los argentinos.

Sergio Sarmiento, cuando se refiere al crédito, dice que ningún país puede vivir indefinidamente a base de deuda. Tiene razón, pero le faltó agregar: Ni los Estados Unidos, que en el último año incrementaron un 22% su base monetaria, y mejor no hablemos de su déficit en balanza de pagos.

No debemos olvidar que la moneda fiduciaria sin respaldo, es una deuda contraída por el gobierno que la emite. Y la expansión de la base monetaria es expansión del crédito, aún cuando no haya vencimiento establecido.

Los argentinos respaldaron la mala moneda argentina con mala moneda norteamericana, comprometiéndose a cambiar la suya por el dólar, a la par. Y en el proceso, renunciaron a muchas cosas.  La banca, ahora extranjera, no respaldó al gobierno en sus decisiones y presionó para que De La Rua y Cavallo devalúen. La asimetría de las economías argentina y norteamericana, los arrastro de catástrofe en cataclismo.

Hoy, son tantas las grietas en el viejo edificio, que la única solución parece ser demoler y empezar de nuevo.