Asociación Cívica Mexicana Pro Plata A.C.
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Moneda de Plata para México

Estabilidad y orgullo nacional

Precio Onza Libertad Fuente: Banco Azteca, Institución de Banca Múltiple.
Venta $565.00 Recompra $465.00

Por un peso que siempre pese lo mismo
jueves, 6 de mayo de 1999
Fernando Amerlinck

Por un peso que siempre pese lo mismo

Fernando Amerlinck

 

Para la Casa de Moneda de México todo tiempo pasado fue —mientras más pasado— mejor. Nuestra tradición de acuñar plata y oro, de clase mundial durante siglos, ha muerto como moneda; vive sólo como medallística. Hoy, billetes y fichas son, por ley, moneda en sí mismos: no necesitan respaldo en metal fino ni en nada. El peso podría ser de plástico o de pasta. Es de papel.

En 1905, José Yves Limantour emitió monedas de plata, ley 0.800, incluso para 10 centavos. El peso caballito emitido en el Centenario fue una obra de arte con ley 0.902, pesaba 27 g y medía 39 mm, casi lo de una moderna onza libertad.

No duró mucho; para 1918, un peso sólo medía 34 mm con ley 0.800, pero por lo menos duró hasta 1946 (ya le habían bajado la plata a 0.720). En 1957 un peso apenas era ley 0.100, y para 1970 de plano lo dejaron sin plata.

En los años 40 y 50 emitieron monedas de $5 y $10, cuyo peso, tamaño y contenido de plata también se fueron reduciendo, hasta desaparecer. En 1968 y 1972 las hubo de $25, y jlp las hizo de $100 como parte de su promesa de toma de posesión, de recuperar "nuestros pesos fuertes"; duraron tres años.

Todas las monedas con plata fueron muriéndose, incluso las bimetálicas de Salinas, de $10, $20 y $50, con ínfimo contenido de plata. Hoy las de $10 no tienen plata al centro, pero el observador aguzado encontrará aún alguna de las viejas; consérvela, pronto valdrá más de diez pesos.

Parece una condena histórica: eventualmente, una moneda vale más como metal que por lo que dice que vale. Si queremos moneda de plata, ¿cómo evitar eso?

Sencillo: no usar medidas de valor cambiante. Que la denominación "un peso" tenga una correlación invariable con su peso según el sistema métrico decimal. Sería torpe decir "precio: 25 kg de plata" pero debería equivaler a decir "precio: x pesos" si el peso pesa, por ley, x gramos de plata. Aunque la mercancía plata varíe de valor, los gramos son invariables.

Ese peso plata, literalmente de un día al otro, sería la moneda más sólida del mundo. Y no tendríamos que abandonar los pesos actuales; simplemente, poder elegir qué moneda usar.

Hugo Salinas dice (http://www.plata.com.mx/plata/pregunta34.htm): "La razón por la que en el pasado ha desaparecido la plata de la circulación, es que se han acuñado monedas con valor nominal expresado en pesos, y cuando el valor intrínseco rebasa este valor nominal, ya no puede circular la moneda; se oculta o se funde para revender la plata a su valor intrínseco. Es lógico. El remedio está en olvidar por completo el valor nominal, y que sólo quede grabado en la moneda su contenido de plata pura expresado en gramos u onzas."

Esta aseveración contradice lo que digo más arriba: no propuse que la denominación "1 peso" desaparezca, sino que siempre represente un monto fijo de metal fino según el sistema inglés —onza troy—, o mejor, el sistema métrico: gramo.

¿Por qué, entonces, proponer que desaparezca el peso? Porque la burra no nació arisca; así la hicieron a base de devaluaciones, falsificaciones y demás fraudes gubernamentales contra el valor de la moneda. En tiempos idos, el emisor estaba obligado a entregar metal fino a cambio de billetes; en este sexenio, la promesa El Banco de México pagará X pesos a la vista al portador ha desaparecido del papel–basura (¡perdón! papel–moneda).

El dinero es asunto de honor: es una promesa de mantener intocado su valor intrínseco. Pero la tentación de alterarlo es irresistible. En Estados Unidos, Mr. Nixon declaró en 1971 que el dólar ya no valía a 35 por onza de oro. (Es el mejor fraude de la historia: sin esa restricción, han impreso más de 13 veces los billetes verdes que tenían entonces.) Si eso hacen allá, ¿quién mantendría acá una ley de contenido de metal fino por unidad nominal "peso"?

Difícil, ¿verdad? Ni modo: evitemos que jamás un gobernante, legislador o genio rector de la economía, pueda modificar el contenido de plata del dinero de los mexicanos. Es más difícil vender gramos de 800 miligramos, que decretar por causa de "utilidad pública" que el peso ya tiene menos respaldo.

No llega allí la potestad de un gobierno: es dinero ajeno, derecho ajeno, patrimonio ajeno. Alterarlo se llama fraude. Se llama falsificación. Se llama robo. Pero ese delito —si lo comete una autoridad monetaria— aún no figura en el Código Penal.

Una moneda con expresión de su peso en metal fino, no podrá ser víctima de dicha tentación. No concibo mejor forma de hacer respetar el dinero propio, el derecho propio, el patrimonio propio: el tuyo, desocupado amigo lector, y el mío. El de todos.

correo: poiesis@dsi.com.mx