Asociación Cívica Mexicana Pro Plata A.C.
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Moneda de Plata para México

Estabilidad y orgullo nacional

Precio Onza Libertad Fuente: Banco Azteca, Institución de Banca Múltiple.
Venta $572.00 Recompra $472.00

La mejor moneda del mundo
lunes, 12 de mayo de 2008
Fernando Amerlinck
México tiene ya, en inmediato plazo, la posibilidad única de un primer lugar mundial. No como el de más violentos asaltos, o el de desarrollo mediocre y educación mediocre, o futbol mediocre tirando a pésimo.

Podemos tener la mejor moneda del mundo, literalmente, en un día. No estamos ante un prodigio de la demagogia o del wishful thinking sino ante algo real.

Para empezar: México es un importantísimo productor de plata.

Para continuar: la Casa de Moneda de México siempre ha gozado de renombre. Sus piezas de ocho reales circularon por medio mundo, desde Nueva España hasta el Viejo Oeste, pasando por China y Filipinas; en 1949 hicieron por primera vez onzas troy (31.1g de plata pura) y la figura de una prensa y una balanza; y desde 1982 se acuña cada año la onza Libertad, pequeña joya escultórica: como un centenario de plata, con la imagen de la Victoria alada que corona nuestro monumento a la independencia.

Para casi terminar: la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados ha hecho un proyecto de decreto para adicionar el artículo 2º de la Ley Monetaria, y reintroducir la moneda de plata a la circulación monetaria (www.plata.com.mx):

1. Adoptar como moneda de curso legal, paralela con el peso, esa onza Libertad que hoy tiene sólo vale como metal (declararle poder liberatorio).
2. Fijar el Banco de México (a lo sumo cada seis meses) un valor en pesos a esa onza y publicarlo diariamente en el Diario Oficial.
3. Lo esencial: ese valor NO podrá disminuir por ningún motivo, aunque bajase el precio del metal en el mercado.

¿Por qué reintroducir? López Portillo declaró en 1979 que la onza troy de plata tenía poder liberatorio como moneda, a decretar por el Banco de México, pero omitió la condición esencial de que ese valor no pudiera bajar, y se perdió dinero por estar una moneda sujeta al valor de la plata-mercancía. Supongamos que un billete de cien pesos de repente valiera 90 o 70, o peor aún, valiera el papel en que está impreso. El sistema monetario se colapsaría. En 1981 abandonó JLP ese decreto en vez de corregirlo.

Todos los partidos políticos han apoyado esta propuesta, y el único obstáculo es la opinión del gobernador del Banco de México, que ha dado sólo un argumento válido: la moneda de plata… ¡se puede falsificar!

Si lo falsificable ha de impedir a los mexicanos —especialmente a los más desvalidos— tener un medio sólido de ahorro y conservación de su patrimonio, habrá que prohibir los discos, el software, las joyas, los relojes y hasta los libros. Y claro, prohibir los billetes que emite el mismo Banco de México. El Banco critica además:

· Nadie más monetiza plata; ¿y qué? Nadie produce tequila auténtico, tampoco.
· Es anacrónica, cuando lo crónico es que toda moneda de papel se devalúa; y tan anacrónico, que el 54% de las reservas europeas es de metal fino (oro).
· Habría costos. Todo lo contrario; ya hay 22 millones de onzas. ¿Cuál costo? Además sería negocio el señoreaje y recuperaría el Banco los costos de acuñación.
· Banxico perdería control de la oferta; ¡vaya! ¿Y ha demostrado mucho control en emitirla, si desde 1994 crece 17% anual su emisión de billetes, alimentando la inflación? Y la moneda de plata circulará casi cero, pues será para ahorro.
· Habrá menor disponibilidad de recursos para financiar proyectos de inversión. ¿Con 0.3% de la masa monetaria, y casi sin circular? ¡Por favor!
· La plata se opone a la bancarización del pueblo. ¿Qué no será que la gente no se acerca a los bancos, porque le cuesta? Y no sólo porque cobran casi hasta por pisar la sucursal; sobre todo, no es negocio ahorrar allí.
· Sería costoso verificar la autenticidad de las monedas (y según el propio Banco la demanda de onzas “sería enorme”). Como si no costara verificar, por ejemplo, la autenticidad de las tarjetas de crédito o de los billetes.
· Las monedas se deteriorarían. ¿Y no se deteriora más el papel, si el banco destruye al menos tres toneladas diarias de billetes?
· Son difíciles las transacciones en metal. Vaya argumento: como si todas las transacciones monetarias actuales se hicieran físicamente en papel, en billetitos. ¿Por qué no en internet, o en los mismos medios que se usan para los pesos?

Las objeciones del Banco de México son tan baladíes que parecen ocultar de dónde viene la crítica: Estados Unidos. A los dueños del decadente dólar no les interesa que haya (y menos en su trastienda) una moneda real.

¿No será precisamente por eso que debamos, en serio y con toda determinación, exigir a nuestros diputados aprobar esto? Aquí tiene el Congreso una oportunidad de manifestar —en esto sí, de verdad— soberanía.

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