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Moneda de Plata para México

Estabilidad y orgullo nacional

Precio Onza Libertad Fuente: Banco Azteca, Institución de Banca Múltiple.
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La necesidad de un cambio de paradigma monetario y financiero en México
viernes, 8 de octubre de 1999
Hugo Salinas Price

Panorama mundial y nacional.

Cualquier persona interesada en los acontecimientos monetarios, financieros, políticos y sociales, que recorra mentalmente la mirada sobre el estado que guarda el mundo, a fines del año 1999, no puede menos que recoger la impresión de un grave desorden imperante.

Las enormes conquistas tecnológicas de nuestro siglo no han logrado proporcionar al mundo un estado de tranquilidad, de estabilidad económica y social, y de mayor cooperación entre las naciones dentro de un marco de desarrollo armónico y complementario.

Se observa un estado generalizado de conflictos internacionales, cuya raíz se halla en el choque de intereses comerciales, y cuya resolución pacífica se vuelve cada día más problemática.

La inestabilidad monetaria y por consiguiente, financiera, de las naciones del mundo va en incremento, pese a los grandes avances en la tecnología de comunicación. Si excluimos a los Estados Unidos, cuya moneda es moneda de reserva mundial, y a la Unión Europea, que intenta aislarse de la hegemonía americana, son 149 las naciones cuyas monedas se cotizan en los mercados mundiales, y que viven en la angustia permanente de que la especulación mundial destruya sus economías de la noche a la mañana. (Unas cuantas de estas naciones, están ligadas a monedas europeas, como el franco francés, y de esa forma, al euro de la Unión Europea. Las monedas nacionales que hemos contado, son las que aparecen cotizadas en el Financial Times, de Londres).

En todas las regiones del mundo, existen movimientos de inconformidad que dan lugar a separatismos, que amenazan con fragmentar a naciones, en procesos de "balcanización".

Se observa en todo el mundo, un incremento en actividades delictuosas, que en algunas naciones ya retan el poder del Estado para mantenerlas a raya.

Las guerras comerciales, origen de las guerras armadas, amenazan con estallar. Los conflictos internos de las naciones, dan el pretexto para su intervención armada, a las grandes potencias, al grado que puede especularse que esos conflictos son propiciados deliberadamente por esas mismas potencias, para adelantar sus propios intereses.

El mundo se halla dividido entre naciones acreedoras y naciones deudoras, a tal punto que el camino de la moratoria de pagos internacionales es cada día más atractivo a los deudores. De optarse por este camino, un colapso económico internacional de proporciones nunca vistas, sería el resultado. Algunos países, como Rusia, ya están de hecho encausados en este camino.

En el otoño de 1998, surgió una crisis de iliquidez en un fondo especulativo americano, la "Long Term Credit Management", que amenzó con derrumbar todo el edificio financiero mundial. Sólo la intervención de la Reserva Federal de los Estados Unidos - en contra de la prédica americana a todo el resto del mundo, de dejar quebrar a instituciones quebradas – pudo posponer una debacle financiera generalizada en el mundo.

Grandes sectores de poblaciones en muchas naciones del mundo, especialmente las deudoras, han quedado rezagadas y marginadas a la pobreza, debido a la llamada arquitectura financiera mundial, que propicia la exportación como actividad primaria para todas las naciones, en detrimento de la mayoría de las actividades económicas de las naciones, actividades que no están, ni pueden estar, relacionadas con la exportación.

Para las naciones deudoras, las potencias mundiales, encabezadas por los Estados Unidos, pregonan la privatización como una camino para lograr mayor eficiencia productiva. La privatización sí es un intrumento efectivo para lograr mayor eficiencia productiva, pero las naciones no ven esta privatización con buenos ojos cuando se trata de venta de recursos y actividades estratégicas y de interés nacional, para lograr ingresos que apuntalen las siempre fugaces reservas de moneda extranjera – dólares – de sus Bancos Centrales. La percepción es que la privatización es un pretexto para la "americanización" de dichos recursos y actividades estratégicas.

Un examen objetivo de la conducta financiera de los Estados Unidos, cuya moneda es recibida por los Bancos Centrales del resto del mundo, como moneda de reserva, lleva a la conclusión que los Estados Unidos se han embarcado, desde 1971, en un frenesí de expansión inflacionaria de crédito, que en la actualidad ha alcanzado proporciones desmedidas, cuyo resultado ha sido la creación de un alud de dólares que viajan hacia el resto del mundo, donde son adquiridos por los Bancos Centrales contra emisión de sus propias monedas. Así, de hecho, los Estados Unidos han exportado su inflación al resto del mundo. En dos años, 1998 y 1999, el torrente de dólares exportados por los Estados Unidos, ascenderá a un total de más de $535 mil millones de dólares.

Una característica notable de la actual arquitectura financiera mundial, es que los Estados Unidos tienen un privilegio – exclusivo hasta la creación del Euro el 1 enero de 1999 – que consiste en poder adquirir bienes de toda índole, tanto para su consumo como de bienes de inversión, con sus dólares, papeles irredimibles cuya existencia ni siquiera depende de su creación en papel, sino en simples campos magnéticos de computadoras. Con la transferencia de computadora a computadora, de campos magnéticos, los Estados Unidos se surten a su antojo y sin límite, y sin necesidad de pago con algo tangible, de la producción mundial y de recursos y empresas de cualquier parte del orbe.

En la expansión inflacionaria desmedida del crédito en Estados Unidos, está la raíz del problema de inestabilidad financiera que amaga a los países deudores del mundo, ya que de la exportación masiva de dólares que ha creado, algunos quedan en poder de Bancos Centrales, que emiten su propia moneda al adquirirlos de sus exportadores, y así incrementan las masas monetarias nacionales. Esto produce alza de precios locales – inflación importada – y el resultado es que es necesario devaluar para poder seguir exportando. La devaluación destruye el ahorro nacional y lo desincentiva.

Por otra parte, parte del alud de dólares que envían al exterior los Estados Unidos, sale por medio de instituciones y personas particulares, que invierten – a corto plazo – en los países deudores donde creen realizar mayores ingresos por intereses. Otra parte viaja de los países acreedores de Estados Unidos, hacia los países deudores, en forma de "eurodólares", también en forma de inversiones a corto plazo.

Las estructuras financieras de los llamados países deudores o países "emergentes" se hallan por esta razón, en un estado crónico de insolvencia, pues se ven obligados a financiar sus actividades productivas con dinero "golondrino", que a la primera sospecha de algún problema pretende huir. Al exigir el pago de sus inversiones a corto plazo, destruyen las actividades productivas.

Dichos países emergentes tienen que elevar sus tasas de interés, para sobornar a los capitales golondrinos con la perspectiva de ganancias pingües. La elevación de tasas de interés arrasa con las economías nacionales.

Es notable también, la distorción económica mundial que prevalece.

La adquisición de reservas de dólares por los Bancos Centrales del mundo es cosa de vital importancia. No adquirir crecientes cantidades de dólares en la medida que satisfaga a la especulación mundial, da pie al veloz e ineludible colapso del valor de la moneda nacional del país desventurado que se rezague, junto con el colapso de su sistema financiero. Esta implacable especulación es el látigo que auxilia a los Estados Unidos, a obligar a los países más débiles a cumplir con sus objetivos.

En vista del terror al ataque especulativo a sus monedas, los países "emergentes" se abocan a fomentar la actividad exportadora, y compiten salvajemente entre ellos para colocar sus exportaciones a cambio de los indispensables dólares. Las desavenencias presentes (septiembre de 1999) entre Brasil y Argentina tienen su origen en esta condición.

Esto propicia actitudes sólo veladamente hostiles entre las naciones que requieren los dólares; se proponen tratados internacionales, cuyo objetivo final no declarado es ganarle los dólares a los otros participantes.

Pero quizá peor, vemos que en todo el mundo se distorcionan las economías hacia la exportación, que aunque normalmente puede ser benéfica, no lo es cuando obedece a un objetivo artificial, conseguir dólares, en detrimento de la mayor parte de la vida económica nacional. Así, vemos que en el mundo, bajo el lema de "imperativa globalización", de lo que se trata en el fondo es de exportar riquezas, bienes tangibles, a cambio de dólares, simples papeles irredimibles, o podríamos decir, pagarés en "Suspensión de Pagos", desde que los Estados Unidos unilateralmente abrogaron el tratado de Bretton Woods, en el cual se obligaban a redimir sus dólares en manos de Bancos Centrales extranjeros, a razón de una onza de oro por cada $35 dólares americanos.

Un ejemplo de distorción, es el Japón, convertidas sus islas en una sola fábrica, de punta a punta, cuyo objetivo es: conseguir dólares. Por otra parte, los japoneses sabiamente han resistido grandes presiones americanas, para abrir su sector agrícola a la competencia americana, a sabiendas de que destruir su agricultura sería dejar al garete a un sector muy importante y estable de su población. También han resistido otras prédicas de "globalización" en lo que toca a sus sistemas de comercialización internos, por la misma razón.

México se halla entre los países deudores y "emergentes", y todo cuanto hemos dicho se observa en el resto del mundo, está presente en él. Todos los problemas que observamos en el resto del mundo aquí están, y todo cuanto nos daña, nos retrasa y nos destruye, está también en el resto del mundo. Nuestras penas no son exclusivamente nuestras: la gran mayoría de los países del mundo nos acompañan en nuestra desventura.

Todo lo que hemos señalado, son síntomas de un grave mal. Pero, ¿cuál es el mal? ¿Qué es lo que anda mal?

Diagnósticos equivocados.

Bien sabido es que el éxito de un tratamiento para un mal corporal, radica ante todo en un diagnóstico acertado. Para curar o tratar una enfermedad, antes que nada hay que saber qué es lo que estamos padeciendo.

Una de las grandes razones que no se ha diagnosticado correctamente el malestar mundial actual, en el terreno económico, y por lo tanto en el terreno social y político, es que los expertos que hacen el diagnóstico son parte del mal, parte de la enfermedad, hombres y mujeres que trabajan a favor de actual sistema monetario y financiero que tantas vicisitudes está causando en el mundo.

Otra de las grandes razones, radica en la calidad de los intelectuales y políticos de los propios países que padecen tantas congojas e inestabilidad a fines del siglo y del milenio. Estas son palabras duras, pero es necesario expresarlas. Los que sufrimos, sufrimos porque nos dejamos, porque falta energía intelectual para ver la realidad.

Sin embargo, creemos que las cosas han llegado a tal extremo, y los padecimientos a tal grado y tal proliferación, que naciones hasta ahora pacientes y sufridas pueden captar realidades que los propios países ricos y dominantes del orbe ignoran, mientras disfrutan, en una especie de orgía romana, de importaciones baratas, a costillas de lo que hasta poco se denominaba el "Tercer Mundo". La explotación de los países pobres por los países capitalistas, que plantea la tesis Marxista-Leninista, es una realidad, mas no por las razones que da esa teoría, sino por algo mucho más sutil, que ha escapado la atención de los intelectuales de occidente. Si nos atrevemos a señalar las causas del malestar mundial, es porque vemos disposición, en México, a escuchar lo que estamos diciendo. Los sufrimientos de los mexicanos han traído consigo la voluntad de ver qué está pasando. Se pueden decir cosas, y se entienden, porque se ha sufrido, y no se quiere seguir sufriendo inutilmente.

Escuchamos de parte de los emisarios de la gran potencia mundial, los Estados Unidos, que nuestros problemas – y los de todos los que nos acompañan en ellos – se deben a varias causas: se alega la corrupción oficial; la protección por compadrazgo de empresas y empresarios incompetentes y abusivos; la no-apertura de los sistemas financieros a su adquisición total por instituciones bancarias extranjeras; la falta de información completa y oportuna sobre el estado de las finanzas nacionales; la no-devaluación de la moneda nacional, en forma pronta y oportuna; la renuencia a vender a instituciones extranjeras, los sectores que se antojan al capital extranjero; la falta de democracia efectiva y el enquistamiento de partidos en el poder; la necesidad de dejar quebrar a empresas emproblemadas, para que pasen a manos "globales"; la necesidad de adaptar nuestra estructura económica a los requerimientos de una nueva "Economía Global"; se alega que la transferencia de fondos por via electrónica ha creado una volatilidad de capitales inusitada; y últimamente, se alega la renuencia de México a adoptar el dólar como su moneda, por el subterfugio de una Caja de Conversión o Consejo Monetario. Estos son algunas de las circunstancias que los expertos venidos de las grandes universidades de Estados Unidos, nos vienen a señalar, tanto a nosotros como a otros países del mundo, como causas de nuestros problemas.

Ante todo esto, primero esgrimiremos el argumento conocido en la retórica como el argumento "ad hominem", o sea el argumento que busca descalificar al oponente por algún defecto de su persona. Generalmente, es un argumento débil, pero en este caso, es de extrema fuerza. Quienes vienen a aconsejarnos, no son solamente estudiosos universitarios que observan la realidad con el ánimo de descubrir la verdad. Son parte de un "Establishment", de un "Grupo en el Poder". Lo que aconsejan a México, y al mundo, está estrechamente ligado y discutido anteriormente entre los representantes de este grupo en el poder, que vienen de sectores como: 1. El industrial y comercial 2. El sector de inteligencia económica y política – la C.I.A., la N.S.A., la D.E.A., etc. 3. El sector gubernamental 4. El sector de pensadores universitarios 5. El sector de la "Defensa" de Estados Unidos. Es por lo tanto absurdo, pensar que los consejos de quienes vienen a asesorar a México sobre sus problemas, vienen con las manos limpias. Vienen con un objetivo no declarado: asesorarnos de forma aparentemente plausible, pero que en el fondo responde a sus perfectamente calculados intereses imperiales.

Por esta razón, es preocupante que en Monterrey, por ejemplo, se reciban constantemente a este tipo de asesor y se les escuche reverencia. Recientemente, se organizó una conferencia para tratar el tema de dolarización, pero excluyendo a mexicanos, para evitar controversia. Al respecto, sobran comentarios.

No se trata de una xenofobia antiamericana, de ninguna manera; solamente de percatarnos de realidades que no pueden ignorarse, sin correr gravísimo peligro. El poder americano está en lo suyo; no le corresponde velar por México. Eso, nos corresponde a los mexicanos.

Entre la multitud de supuestas causas de nuestros problemas de inestabilidad, de estancamiento en que nos hallamos y de crisis que no nos deja desde hace un cuarto de siglo, no hallamos una sola causa válida. El diagnóstico americano, así como de Fondo Monetario Internacional, es superficial en extremo. Evita el diagnóstico correcto, porque el diagnóstico correcto indica que los Estados Unidos son parte mayúscula de nuestros problemas, y esto, no nos lo van a decir, claro está, los propios americanos, ni FMI, controlado por ellos.

Ninguna de las causas que se alegan, tiene, ni por sí sola ni en conjunto, validez.

Por ejemplo, se alega que las computadoras han creado una mayor volatilidad de capitales. Pero, la velocidad de computadoras, únicamente significa mayor velocidad en la transmisión de saldos de moneda; no explica por qué se mueven los saldos. Uno por uno, los alegatos carecen de valor como diagnóstico. No tenemos el tiempo de examinar cada argumento falaz. Basta con afirmar que todo cuanto se alega que aqueja la economía mundial, consiste en nimiedades superficiales y accidentales, como la queja de que "falta información oportuna y completa, de parte de los Bancos Centrales de los países emergentes" Si el "Titanic" tiene el casco perforado, ¿de qué sirve que se informe oportunamente al capitán?

El diagnóstico acertado.

La arquitectura monetaria y financiera del mundo entero, adolece de defectos fundamentales, irremediables.

¿Cuáles son esos defectos? Aquí lo diremos, un diagnóstico mexicano, no americano:

Nuestra moneda, el peso mexicano, es una moneda ficticia. Es un remedo de moneda, un remedo de lo que a principios de siglo sí fue una moneda, y de las más estimadas en el mundo.

Nuestro peso mexicano ha sido convertido, paulatinamente, en un simple signo, una abstracción, una medida sin contenido, una medida de nada. Compartimos estas características con 148 otros países que están en las mismas. (149 incluyendo a Estados Unidos; y 150, incluyendo al Euro de los países de la Unión Europea. En total 151 monedas ficticias, de papel.)

Nuestra moneda es el resultado de una degeneración que se ha llevado un siglo. Lo mismo se tiene que decir del resto de las demás 150 monedas en el mundo. Vive el mundo, un mar de papel, papel irredimible, que no está anclado a realidad alguna.

En España, en el mes de septiembre de 1999, los diarios de Madrid publicaron la noticia que se iban a imprimir unos billetes especiales para el uso exclusivo de los presos en las cárceles. Las pesetas de los españoles, son esencialmente idénticas a los billetes que usarán los presos. Los billetes para los presos, valdrán sólo en las cárceles. Las pesetas, sólo en España. Así está todo el mundo, usando monedas y billetes que sólo circulan en sus países, y que son monedas ficticias, monedas "fiat", hechas por decreto estatal. Nuestros Bancos Centrales nos dan un trato de presos, no nos proporcionan moneda verdadera, sólo moneda ficticia.

Con la caída del Muro de Berlín, y el subsecuente colapso económico y político de la Union de Repúblicas Socialistas y Sovieticas, la U:R.S.S., se pensó que había muerto el socialismo, y que la economía de mercado tenía vía libre. La verdad es otra: la pieza clave de nuestra civilización industrial, que hace posible una maravillosa productividad, es la moneda sana, verdadera, de valor intrínseco. El mundo no cuenta con tal moneda. Pasó a la historia la U.R.S.S., pero la gran ironía, desapercibida, es que las monedas que usa el mundo, y que lo están llevando al desastre más grande de la historia, son todas, sin excepción, criaturas netamente socialistas, estatistas. Como pieza clave de nuestra civilización industrial, los Estados Unidos pretende imponer en el mundo un producto manufacturado por el Estado, una herramienta estatista, el dinero ficticio.

Si los Estados Unidos hubieran tenido la sagacidad de proveer al mundo una moneda de calidad – un dólar redimible en oro – habrían establecido la base para un imperio duradero. Pero no fue así. Han pretendido explotar al mundo con su papel moneda, pero este error significa el fin de su imperio, cuyo ocaso estamos viviendo.

Haremos aquí una reflexión filosófica: en nuestra era que glorifica a la ciencia y a la tecnología, los pensadores – aunque qué tanto piensan, lo que es pensar, los científicos y los tecnólogos, es discutible – le conceden mayor respeto a la máquina, que al ser humano. Se respetan las necesidades de la máquina, religiosamente. El combustible para las aeronaves tiene que ser de pureza absoluta. Pero al ser humano, se pretende manipularlo, manejarlo por medio de la sugestión y la mentira, en la suposición que continuará comportándose de una manera predeterminada. Se ignora deliberadamente, que el ser humano también tiene requerimientos, que su comportamiento no es automático, que no se le puede defraudar con moneda ficticia, estatal, sin que cambie su comportamiento, porque el ser humano persigue fines.

Nuestra era abunda en información, hay información de sobra. No sabemos qué hacer con tanta información, porque lo que falta es entendimiento, y el entendimiento no proviene de los números, de los dígitos, de la información. Proviene de mirar hacia arriba, hacia los principios que motivan la conducta humana. Sólo cuando interpretamos la información, a través del entendimiento, se esclarece el pensamiento y llegamos a la comprensión de los problemas humanos.

Nuestro siglo ha querido ir haciendo una abstracción progresiva del dinero, en un proceso de degeneración, porque no ha tenido entendimiento de lo que hacía. Así se fue abandonando el nexo indispensable, esencial, del dinero con la realidad. El dinero no puede ser simplemente un signo, como se nos enseña, erróneamente. El dinero que es un simple signo, no ya nada más que un número, una entelequia, una cosa insustancial. La cualidad esencial del dinero se ha perdido en nuestro siglo, y esa cualidad es que tiene que estar hecho de algo. La experiencia histórica de la humanidad a través de milenios, determinó que para su mayor eficacia como instrumento de colaboración social, el dinero debía estar hecho de un metal precioso.

La degeneración comenzó con la guerra mundial del ’14, prosiguió con el abandono del oro por Gran Bretaña en 1930, siguió con la prohibición de Franklin Delano Roosevelt, de que los americanos poseyeran oro, en 1933; y remató con la decisión del Presidente Nixon, de declarar una "Suspensión de Pagos" de duración permanente, en agosto de 1971.

Desde 1971, el mundo navega por mares de papel cada vez más tormentosos, más desordenados, más destructivos.

En ese mundo de papel, los Bancos Centrales del mundo, dieron en 1971 una demostración elocuente del poder de "los intereses creados", al resolver no resolver nada, sino seguir recibiendo los dólares irredimibles de los Estados Unidos, como moneda de reserva. Una abdicación de responsabilidad cuyos frutos amargos estamos pagando hoy.

El mundo anda de cabeza quizás por varias razones, no sólo una, pero la razón que explica más problemas, más malestares, más descalabros, es la falta de moneda verdadera, de valor intrínseco real, hecha de oro o de plata.

Ha desaparecido todo nexo entre las monedas del mundo, con metal precioso. Las "reservas" mundiales consisten en dólares, simples papeles, que por una decisión de no decidir nada, o sea por simple inercia, siguieron como moneda de reserva mundial en 1971.

La autonomía que daba a nuestra economía, a nuestra moneda, y a nuestro sistema financiero la moneda auténtica, ha sido sustituída con una servidumbre absoluta a la necesidad de contar con dólares, y de hacer lo que se tenga que hacer, para contar con ellos. Cualquier insubordinación, cualquier política que interfiera con la entrega de exportaciones en exceso de importaciones a los Estados Unidos, o a quien cuente con dólares, recibe un castigo duro e inmediato: colapso monetario, financiero, y productivo.

149 países del mundo, entre los cuales somos uno, viven bajo esta disciplina imperial, que resulta ser el sistema tributario más completo y enorme jamás visto. La Unión Europea intenta escapar del tributo imperativo a los Estados Unidos, con la creación de su "Euro"; pero por lo pronto aún rinden tributo, pues reciben de buena gana los dólares como reservas en el nuevo Banco Central Europeo. Lo que hace posible este sistema de tributo mundial a los Estados Unidos, es el actual sistema, la actual arquitectura monetaria y financiera del mundo, que consiste en que sin dólares, no hay moneda que valga. Los verdugos que aplican los latigazos para hacer efectivo el sistema, son los especuladores.

No hay escapatoria, si se permanece dentro del sistema actual. Sólo evadiéndonos, de alguna forma, del sistema que tiene como dogma "sin dólares no hay vida", podemos los mexicanos, y los demás países del mundo salir del laberinto que nos encierra, laberinto hecho por y para el poder imperial de los Estados Unidos, cuando triunfaron en la segunda guerra mundial.

¿Hay algúna alternativa? ¿Hemos de seguir fatalmente por el mismo camino, hasta caer, nosotros y cuántos más, bajo el poder indiscutido de los Estados Unidos, sin poder jamás, tener voz en la conducción de nuestros asuntos? ¿Qué salida hay?

El Cambio de Paradigma Monetario y Financiero.

Van muriendo juntos, nuestro año 1999, nuestro siglo XX, y el segundo milenio de la era Cristiana.

Creemos que también está moribundo, el sistema monetario y financiero del mundo. Los acontecimientos mundiales de los últimos años señalan que ese sistema está al borde de un grave colapso, con repercusiones inimaginables en su trascendencia.

No nos resignamos a la fatalidad. Existen casos históricos relevantes en cuanto a reformas monetarias y financieras. Tenemos el ejemplo de Ludwig Erhardt, de Alemania Occidental, el responsable de una drástica, draconiana podríamos decir, reforma monetaria y financiera en la pos-guerra. A él le corresponde la gloria de haber creado, con su reforma, el "Milagro Alemán", en el cual Alemania Occidental resurgió en forma impresionante, de las cenizas de la destrucción de la guerra que perdió.

Con ese ejemplo, con el de Jacques Rueff, que reformó el franco francés bajo el General de Gaulle, y con muchos otros grandes ejemplos que nos brinda la historia, del rescate de nacionalidades, proponemos:

UN CAMBIO DE PARADIGMA MONETARIO Y FINANCIERO

Nuestra propuesta es como sigue:

1. Que a la nación mexicana, y al mundo, se le ofrezca una nueva moneda, adicional a las

151 que ya existen, de curso legal y poder liberatorio ilimitado. Esta moneda ya existe, es la serie "Libertad" acuñada por la Casa de Moneda de México, en versiones de una onza, media onza, un cuarto de onza, un décimo de onza, y un vigésimo de onza de plata pura. Estas monedas no llevarán expresión alguna de valor nominal.

2. Que para tal efecto, la Casa de Moneda abra sus puertas a personas físicas y morales, mexicanas o extranjeras, para acuñar cualquier cantidad de plata que se le presente; devolviendo a su dueño, la plata acuñada, después de deducir únicamente el costo de la acuñación.

3. Que se aliente el establecimiento de una nueva Banca Comercial, privada, de Bancos de Plata, tanto en sus cuentas pasivas como activas.

4. Que los Bancos de Plata sean facultados para emitir billetes, mismos que serán formalmente pagarés exigibles a la vista, al portador, con pago en monedas de plata de la serie "Libertad". La denominación mínima de estos billetes-pagarés será de 5 onzas troy de plata pura. Cada Banco de Plata será individualmente responsable de mantener la redimibilidad de sus billetes in circulación, mediante la conservación de adecuadas reservas de plata.

5. Que mediante legislación adecuada, el Banco de México quede facultado para supervisar y orientar la operación de los Bancos de Plata, asegurándose de que su operación cumpla con los siguientes requisitos:

a) Que los Bancos de Plata no descuenten documentos cuyo vencimiento sea mayor de 91 días, o que no cuenten con dos firmas que respondan plenamente por el importe del descuento, individualmente o mancomunadamente; o documentos que no amparen la venta de mercancía que se venderá en un plazo no mayor de 91 días. O sea, el Banco de México vigilará la calidad de los activos de los Bancos de Plata.

b) Que los Bancos de Plata mantengan mínimos prudentes de plata acuñada en sus cajas, o de certificados de depósito que atestigüen que existe plata acuñada en un depósito oficial, a nombre de la institución; y que mantengan montos adecuados de Capital.

c) Que los Bancos de Plata no incurran en el arbitraje de intereses, la práctica de recibir fondos a corto plazo, y prestar a largo plazo. O sea, que el Banco de México vigilará la solvencia de los Bancos de Plata.

d) Que el Banco de México vigilará los flujos internacionales de plata para el pago de obligaciones externas, y regulará y coordinará la operación de los Bancos de Plata, mediante la coordinación de movimientos de tasas de interés en plata.

6. Que la plata pueda ser introducida al país o exportada, ya sea en lingotes on en moneda, libre de todo impuesto.

7. Que la introducción de la plata a la economía de México, sea en paralelo con las actuales actividades del Banco de Mexico, en cuanto a emisión de moneda de papel. La introducción de la plata será gradual, y al paso que determine la población, a la que por medio de estas disposiciones, se le ofrece una alternativa al la inminente dolarización y pérdida de nacionalidad, y al uso del papel moneda que actualmente padece.

Este Cambio de Paradigma Monetario y Financiero, este cambio de modelo monetario y financiero, es la única medida que puede salvar no sólo la nacionalidad mexicana, sino a su economía, y preparar a la nación para los graves trastornos mundiales que se avecinan.

No es posible que la nación efectue tal cambio, sin que el Gobierno de la República lo sancione y lo impulse, no tanto en lo económico, porque ni la nueva moneda ni su introducción le deberán costar, sino con medidas que favorezcan su introducción a la circulación. Es muy importante que el público perciba que el Gobierno de la República está a favor de lo que llamamos la "platización" de nuestra economía, porque la ciudadanía necesita sentir la seguridad que operar con la nueva moneda, no representa un acto contrario a la política gubernamental.

La platización no le costará al Fisco, porque no se trata de que el Banco de México compre un metal caro, para acuñar monedas. El origen de la nueva moneda, estará en los propietarios del metal blanco, nacionales y extranjeros. Los propietarios de plata, nacionales, serán los mineros, pero otros propietarios, en el extranjero, bien podrán desear enviar a México su plata para que sea acuñada, porque junto con la medida de abrir las puertas de la Casa de Moneda a la acuñación libre, se habrá creado un marco institucional para el depósito de la moneda acuñada, en Bancos de Plata, de tal manera que la plata podrá ponerse a trabajar en beneficio de la sociedad, con créditos en plata.

La introducción a la circulación de la moneda de plata, necesita ir acompañada de la creación del correspondiente marco legal financiero, porque sumada a la satisfacción de público mexicano de contar con una moneda de alta calidad, como medio de cambio, es necesario alcanzar su gran objetivo estratégico, que es crear un motor de impulso a la actividad económica, a través de la Banca. Tanto nacionales como extranjeros recurrirían a la Casa de Moneda, para acuñar su plata, porque sabrían que su plata, una vez acuñada, podría ponerse a trabajar, a redituar intereses, al depositarse en los Bancos de Plata mexicanos.

Tampoco pueden crearse instituciones bancarias para operar en plata, sin la seguridad de que existe una institución, la Casa de Moneda, que abastecerá cantidades de moneda de plata con qué operar, puesto que ni dichos Bancos de Plata podrán prestar en plata, si no cuentan con la seguridad de que sus deudores tendrán acceso a plata acuñada con que saldar sus créditos, ni los deudores de los Bancos de Plata tomarán créditos en plata sin tener la seguridad de que podrán obtener la plata acuñada con qué pagar.

Es de notarse que la creación de esta moneda de plata, implica la creación de una moneda de valor internacional, cuya circulación no estará limitada al territorio nacional, sino que podrá circular internacionalmente, especialmente en vista de que internacionalmente se sabrá, que existe en México una fuente de acuñación permanente, de plata. Con el tiempo, es de pensarse que contratos en diversas partes del mundo podrían estipular pago en nuestra moneda de plata de la serie "Libertad". Esto, por la sencilla razón de la calidad insuperable de tal moneda, o superable únicamente por una moneda de oro, que está muy lejos de ser implementada.

El proceso de introducir a la circulación la moneda de plata, será un proceso de índole social, que responderá a través del mercado libre. Aparte de la aprobación gubernamental, y de la creación del marco legal de acuñación, del aliento a la creación de Bancos de Plata, y de las encomiendas de supervisión bancaria al Banco de México, el Estado no tendrá otra obligación. Se trata simplemente de ofrecer una alternativa a la sociedad.

No sabemos con qué velocidad, dentro de qué marco temporal, pueda consumarse una platización completa. Esto es algo que el mercado tendrá que decidir.

La plata amonedada, no saldrá de la circulación, porque no llevará un valor nominal.

El Presidente López Portillo, durante su sexenio, quizo poner a circular una moneda de plata. Su instinto patriótico fue certero, y su acción es recordada por la población. Pero debido a que las monedas que se acuñaron en aquel tiempo, llevaban un valor nominal, inmediatamente salieron de circulación y se atesoraron, lugar donde hasta la fecha permanecen. Tampoco hubo un marco legal para su depósito y uso financiero.

Al no contar con un valor nominal, la plata circulará, en mayor o menor cuantía, desde que se adopten las medidas que proponemos. Su valor en el mercado, corresponderá al valor de la onza de plata, en el día. Lo mismo sucede actualmente, como ejemplo, con el dólar, cuyo valor fluctua dia a dia, y que sin embargo, circula en nuestro país, sin contar con una sanción oficial como moneda de curso legal.

Durante el proceso de introducirse plenamente a la circulación, habrá fluctuaciones en el valor de la moneda. Contrariamente a lo que ocurre actualmente con nuestro peso de papel, emitido por el Banco de México, es de esperarse que el valor de la plata aumente, a medida que la plata que ofrece México al mercado mundial, en lingotes, se reduzca por el monto que está acuñándose en México, y además por los montos de plata del mercado mundial, que se envíen a México para su acuñación.

Estas flutuaciones, hacia arriba, en el valor de la plata, actuarán como freno para su uso financiero. Podrá ser lento el crecimiento de los Bancos de Plata, debido a esta circunstancia inevitable. Tanto los deudores, como los acreedores, los Bancos de Plata, tendrán que tener especial cuidado en sus operaciones, durante este período. Por este motivo, proponemos que la moneda de plata, durante el proceso de platización, se utilice únicamente para operaciones a 91 días, un plazo corto durante el cual, las fluctuaciones hacia arriba podrán tener menor impacto.

Durante el período de introducción, es previsible que la moneda de plata sea usada principalmente como medio de cambio. Los Bancos Comerciales actuales, alentados por el Gobierno de la República, podrán actuar como intermediarios entre los dueños de la plata recién acuñada, y el público, para venderle la plata al precio del día, tal como actualmente venden dólares. Al comprar plata, el público lo hará con pesos, o con dólares. En el caso de usar pesos, los pesos que retornan a los bancos bajan el monto de pesos en circulación. El circulante se va formando por una masa de pesos, de dólares y de monedas de plata. La acuñación de plata, por la Casa de Moneda, responderá indirectamente al deseo del público de contar con plata, ya que los poseedores de la plata en lingote, no mandarán acuñar más plata, de la que el público demande a través de los Bancos Comerciales actuales. La demanda de plata del público, determinará la cantidad de plata a acuñarse.

El alza inicial del valor de la plata será impulsada por el propio público mexicano, y debe decirse, por el público extranjero. Conforme el valor suba, el público demandará más plata, y esto reforzará la tendencia al alza, hasta que llegue a un nivel superior, que no es determinable de antemano.

En efecto, el valor final de la plata, su precio internacional, no será determinado por los mercados de la plata de Nueva York, sino que éstos tendrán que basarse en un precio que tendrá que tomar en cuenta el deseo de contar con moneda de plata, del público mexicano.

Una vez alcanzado este nivel mayor, tenderá a estabilizarse el precio de la plata, y quedará fuera de las manos de la especulación internacional. Si el precio excede el valor que el público le atribuye a la moneda de plata, saldrá plata de México, vendida a un precio que al público le parezca atractivo. Por esta razón, puede asegurarse que la alta producción de plata, y su acuñación en grandes cantidades, no sería de modo alguno inflacionaria, ya que, cuando el público haya saciado su necesidad de contar con moneda de plata, ésta saldrá del país a colocarse en un mercado mundial, a cambio de importaciones.

Será en esta etapa, cuando los Bancos de Plata entrarán en plena actividad, pudiendo colocar préstamos a corto plazo, a intereses reales, es decir, bajos. El bajo márgen de operación de los Bancos de Plata se compensaría con creces, sin embargo, por el volumen de operaciones, dados los bajos intereses.

Los Bancos de Plata, estarán facultados para emitir billetes, que serán formalmente pagarés a la vista, al portador, redimibles en plata de la serie "Libertad", con una denominación mínima de cinco onzas. Además de incurrir en estos pasivos, podrán recibir depósitos en plata, a plazos mayores a 91 días. Esta disposición es importante, para garantizar su solvencia y que cualquier deseo de retiro de fondos, permita al banco obtener la liquidez necesaria para cumplir con sus compromisos, mediante la restricción de sus operaciónes de descuento de documentos de sus clientes, o mediante la venta de su cartera a otro banco. Un plazo menor para depósitos, significaría la iliquidez fundamental del banco. Depósitos a plazos menores de 91 días, generalizados en el sistema de Bancos de Plata, implicarían una iliquidez sistémica, que debe ser proscrita.

Las inversiones productivas de ingresos a los Bancos de Plata, serían documentos de clientes, descontados, que amparasen mercancías producidas y que serán vendidas al consumidor en un plazo no mayor de 91 días. Estos documentos llevarían dos firmas de reconocida solvencia, y ambas serían responsables individualmente y mancomunadamente, de la liquidación de sus documentos puntualmente.

Al respecto, la legislación que actualmente busca la banca, que le brinde pronta y efectiva recuperación de activos en el caso de morosidad, sería conveniente, para conservar impoluta la liquidez de los Bancos de Plata. Consideramos que el público estaría más conforme con tal legislación, para los Bancos de Plata, en vista de los bajos intereses que cobraría en sus operaciones.

Con la creación del Sistema de Bancos de Plata, se lograría el objeto estratégico fundamental, de remover de las manos del Banco de México, la función de proveer moneda, y devolverla a un sistema descentralizado, que mediante el constante equilibrio entre distintos Bancos de Plata, controle el crecimiento de la masa monetaria, limitando éste a las necesidades del mercado. Se eliminará así, la monetización de obligaciones a largo plazo, tanto del gobierno, como del sector privado, con sus consecuencias inflacionarias, y, a la larga, con sus consecuencias de crisis de liquidación.

La Recuperación de la Normalidad.

Las ventajas que brindaría a México este Cambio de Paradigma Monetario y Financiero, serían tantas, y explicarlas llevaría tanto espacio, que ocuparía uno o más libros. Aunque en verdad, no se trata tanto de conseguir ventajas, sino de asegurar la misma supervivencia de México, y aún más, como México no ha de ser eterno, la supervivencia de nuestra sociedad humana misma. Evitar la caída en la anarquía absoluta, no puede clasificarse propiamente como una "ventaja", sino como algo esencial.

La plata reestablece la normalidad en México. "Normalidad", palabra que se refiere a un estado de cosas que hace tanto tiempo desapareció, que corremos el peligro de olvidar qué significa. Normalidad significa que México se vuelve autónomo, que queda libre de la servidumbre a los E.U. que representa la necesidad de contar con dólares de papel en sus reservas monetarias, reservas que no le proporcionan más que una estabilidad monetaria y financiera cada día más precaria. Significa que el país vuelve a gozar de un sistema bancario sólido que crece y se consolida, operando con intereses bajos, a tasas reales; un sistema bancario fincado sobre bases duraderas que eliminan la especulación y premian la prudencia.

Normalidad significa la tranquilidad del país, al poner el manos de sus habitantes una moneda de calidad, virtualmente indevaluable. Normalidad significa un país unificado por un símbolo compartido, la moneda de plata que nos distinguirá en el mundo, moneda en la cual, la población podrá tener plena confianza, y de la que se sentirá orgullosa.

El país podrá entrar al nuevo milenio con tranquilidad y confianza, seguro en la convicción que el trabajo productivo no es en vano, que el progreso es posible, y es el resultado del esfuerzo personal.

En este trabajo, hemos mencionado solamente las características esenciales de un Cambio de Paradigma Monetario y Financiero, basado en plata. Todo cuanto se refiere a detalles, puede ser elaborado por personas que trabajen bajo la orientación fundamental que estamos dando. No nos extenderemos más. Hemos dicho lo necesario. Decir más es superfluo, porque en una labor tan ambiciosa como lo es, mudar de paradigma monetario y financiero, es necesario antes que nada, contar con una visión clara proporcionada no por datos, ni estadísticas, ni gráficas, ni estudios anteriores (que no existen), sino por la facultad de la imaginación. Sin imaginación, ningún progreso es posible, porque el progreso nace del imaginarse lo que aún no existe. Si nuestras palabras provocan la imaginación de los que tienen en sus manos el destino de México, entonces ese destino será magnífico. Si no contamos con la ayuda de su imaginación, entonces todo nuestro esfuerzo sería en vano.

Quizá existan seres deshumanizados, que consideren que los objetivos que anhelamos para México, y que creemos son objetivos universales de la humanidad, no representan metas que deban ser permitidas a la humanidad. No tenemos argumentos que presentar a tales seres, si es que existen. Consideramos que los valores que anhelan los mexicanos, no son distintos a los que persigue toda la humanidad, y que son valores indiscutibles, evidentes a primera vista. Consideramos que debe hacerse todo lo necesario para alcanzarlos, y que nuestro actual sistema monetario y financiero no nos ayuda, sino nos estorba y detiene.

Agradecemos profundamente a la Benemérita Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, que nos haya permitido ocupar esta honorable tribuna, desde la cual hacemos este llamado que pide auxilio para México. Al permitirnos lanzar este mensaje desde este recinto, la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística da un ejemplo de integridad intelectual y de patriotismo. Mi gratitud y respeto para esta Sociedad Benemérita, así como para la Academia Nacional de Comunicación Social, la Academia de Finanzas Públicas, y la Asociación de Medios de Comunicación.