¡Animo, Ecuador!

miércoles, 19 de enero de 2000

Francisco Helguera Ramírez

Siempre me ha costado trabajo dar pésames. Es más, a veces paso por incumplido, porque rehuyo ir a la funeraria y al panteón. Sólo en casos extremos, si no tengo escapatoria, trato de cumplir socialmente y manifestar mi pena. Pero me siento tan incómodo e inadecuado en esos casos, que generalmente hago una llamada telefónica y, con la torpeza que en estos casos padezco, expreso mi pena y mi solidaridad. Es más, trataré de no asistir a mi propio funeral.

Y como no me gusta dar pésames, también me rehuso a aceptar la muerte de una nación, legítimamente constituida, con una larga historia de lucha por su independencia, llena de episodios heroicos y de gestas importantes. ¡Ecuador no ha muerto! Gracias a Dios, aún tiene opciones.

Como mexicano, sé muy poco sobre este país, pecado que cometemos todos los iberoamericanos con nuestros iguales. Pero sé lo suficiente para saber que nos parecemos mucho, que nuestras historias son muy similares, que hemos sufrido las mismas vejaciones y agresiones, que compartimos aspiraciones y sueños. También compartimos otras cosas; idioma, etnias, religión, cultura e incultura. Porque ambas, nuestras características culturales y los problemas originados por nuestras carencias culturales de algunos grupos sociales, se parecen.

Padecemos comercio ambulante muy parecido, ellos padecen una crisis económica muy parecida a la que hemos padecido nosotros y de orígenes similares. Pero son mucho más frágiles que nosotros, porque son comparativamente más pequeños.

Ecuador es un país petrolero, sólo superado por Venezuela en esa región de América. Ecuador tiene una gran población indígena, con problemas similares a los nuestros. Ecuador ha padecido una agitación permanente, con orígenes tan obscuros como los de la agitación que padecemos nosotros. Orígenes parecidos y procedimientos idénticos. Probablemente, propósitos idénticos y los mismos agitadores.

Y ahora, como resultado de esa agitación: inestabilidad, devaluación y colapso de la economía. Y su presidente, Jamil Mahuad, egresado de Harvard como el argentino Cavallo, (curiosa coincidencia, ¿verdad?), proclama la dolarización de su economía. Cuando algunos funcionarios de su banco central se oponen, se les substituye por quienes aprueben la medida. ¡No faltaba más!

Le espera a Ecuador una larga lucha; una serie de manifestaciones, de protestas y, me temo, una final imposición de la medida, pasando por encima de sólidos argumentos en contra de la dolarización, de la razón y de un nacionalismo legitimo, NO pasado de moda.

Un ex–presidente ecuatoriano, el social–demócrata Rodrigo Borja, con lucidez expresa sus temores y sintetiza el problema:

"Con la dolarización, Ecuador quedará sometido a los dólares provenientes de las exportaciones y los préstamos internacionales, que serán las únicas fuentes generadoras de divisas para la producción". Es decir, si se dolariza, a Ecuador le espera un porvenir de exportaciones compulsivas, preferentemente de petróleo, al precio que le fijen. Añade que la dolarización profundizará las diferencias y agudizará la pobreza.

Pero lo más doloroso, es que Ecuador está siendo la víctima de una perversa, manifiesta maquinación. Sus promotores, Steve Hanke y Rudiger Dornbusch, entre otros, han estado promoviendo abiertamente la dolarización.

En abril del año pasado, el equipo del senador de Florida, Connie Mack, emitió un documento cuya lectura debería ser obligatoria para los legisladores y funcionarios gubernamentales de todo el mundo. Se llama "Impulsando la dolarización oficial en los mercados emergentes."

La importancia de este documento radica en que quienes lo producen, forman parte una dependencia oficial del gobierno de los Estados Unidos de Norte América y en un acto de arrogancia suicida, de arrobadora ingenuidad, o cínica desvergüenza, exponen los motivos, las mecánicas, y las condiciones de la dolarización, no solo de los países de América Latina, sino de todo el mundo. Su proyecto incluye a Rusia. Igualmente, define la actitud hacia los países dolarizados y los beneficios y las desventajas que la dolarización representa para los Estados Unidos y para los que acepten su propuesta.

Como frase inspiradora del insólito documento, destaca una del señor Larry Summers. Sí, el mismo Larry Summers que hoy le dice al presidente Mahuad que para dolarizar, hay una serie de condicionantes, y que si siguen las instrucciones del Fondo Monetario Internacional, entonces les harán el favor de aceptarlos como satélites. Esta es la afirmación:

"En el largo plazo, encontrar caminos para 'sobornar' a la gente para que se dolarice, o cuando menos darles de regreso el dinero extra que se gane cuando la dolarización se produzca, debe ser una prioridad internacional. Para el mundo en su conjunto, la ventaja de la dolarización me parece muy clara. " Larry Summers.

Y algún economista declara que Ecuador es el conejillo de indias de la dolarización. Si sale bien, puede servir de ejemplo para el resto de América Latina. Si sale mal, bueno, ¡Que se fastidien los ecuatorianos! ¡Quién les manda ser país del tercer mundo!

Pero Ecuador tiene, igual que México, otras opciones.

Puede optar por la plata, circulando en paralelo con el Sucre. El mismo Steve Hanke proclama las virtudes de un sistema dual; claro que él se refiere al dólar circulando en paralelo con la moneda local, pero no hay duda de que la tesis es válida para la plata circulando en paralelo con la moneda local. Ecuador es, por ahora, un modesto productor de plata: 240,000 onzas anuales (igual que Colombia), pero su potencial aparentemente es mayor. Puede negociar con Perú, gran productor, el pago en plata de sus exportaciones a ese país. Puede hacer lo mismo con México, puede hacerlo con los países productores de plata con los que comercie. La diferencia fundamental, es que poniendo plata a circular, poniéndola en poder de sus habitantes, los enriquece, le da solidez a su ahorro, les da confianza. Y no tiene que importar la moneda para su comercio interno, ni tendría que convertirse en exportador forzado. Podría impulsar su minería. La diferencia fundamental es la universalidad indiscutible de la plata, frente al carácter regional, hegemónico y excluyente del dólar.

Además, el proceso de poner la plata a circular puede ser paulatino, no tiene que ser radical como tiene que ser la dolarización. En el mediano y largo plazo, las reservas en dólares serían innecesarias. La permanente depreciación de la moneda de papel, incluyendo el dólar, es un implacable proceso de descapitalización. La moneda de valor real hace que los remanentes acumulados, el ahorro, crezca y con ese crecimiento se pueda financiar el desarrollo y mejorar el nivel de vida del ciudadano.

Aún cuando por el momento lograran dolarizar la economía ecuatoriana, hay esperanza. Aunque Steve Hanke, Mundell y otros dicen que la dolarización es prácticamente irreversible; la plata, circulando como tal, sin valor nominal y en paralelo con las demás monedas, inclusive en un sistema monetario dolarizado, es la salida (probablemente la única) de la dolarización.