Asociación Cívica Mexicana Pro Plata A.C.
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Moneda de Plata para México

Estabilidad y orgullo nacional

Precio Onza Libertad Fuente: Banco Azteca, Institución de Banca Múltiple.
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Aún no se comprende lo que ocurre
martes, 6 de agosto de 2002
Hugo Salinas Price

La crisis económica, financiera y monetaria en este mundo rotundamente quebrado que construyeron los geniecitos doctorados en economía de todo el orbe, sigue apretando y como una boa, en forma fría y silenciosa, le está tronando los huesos a una tras otra de las economías mundiales, antes de engullírselas.

Desde principios del siglo veinte, sobre las espaldas de un gran avance productivo que se pudo realizar en el siglo diecinueve, la intelectualidad perdió la cabeza y como heredero joven, imprudente y pródigo, se infló de orgullo y ceguera. Los intelectuales del mundo, en su gran mayoría, se olvidaron de los grandes e impostergables imperativos de la existencia humana: el ahorro, lo indispensable de la buena moneda, la inviolabilidad de los contratos.

A los intelectuales, les pareció que todos esos requisitos eran anticuados y obsoletos, sólo un estorbo, como los abuelos viejos.

Llevamos ya casi un siglo de despilfarro. Usted, amable lector, es probable que no se halla percatado aún. La verdad es que la humanidad ha estado gastando sus ahorros en forma alocada, por casi cien años. No se ha notado, porque el gasto se ha documentado con pagarés, promesas de pago de toda índole, operaciones de crédito de dimensiones de Diluvio. El mundo nada en crédito.  La otra cara del crédito es la deuda. Nadamos en crédito, o en deuda, depende de que punto de vista se quiera ver. Todo crédito es una deuda.

No nos hemos percatado del grave daño que se ha hecho a sí misma la humanidad, porque hay tanto crédito, es decir, tanta deuda. La casi totalidad de los ricos de este mundo, creen que son ricos porque en sus cajas fuertes tienen papeles que expresan valores, valores que a su vez son otros papeles, o ni siquiera papeles, sino campos magnéticos en computadoras. Somos ricos, por todo lo que nos deben otros. Hasta los que no deben, van a pagarla caro, porque todo nuestro sistema de vida se basa en crédito, como han descubierto los argentinos recientemente.

Pues bien, ese mundo ideado por los intelectuales desprendidos de la Realidad, ya está llegando al punto donde choca la mentira con la Realidad.

Argentina chocó con la Realidad, a fines del año 2001. El dinero ficticio, fiat, de papel, dinero irredimible, dinero que carece de contenido real y calidad, al fin condujo a los argentinos al choque inevitable con la Realidad. Llegó el día en que no se pudo prolongar más la ilusión de riqueza. Resultado: un desastre total y completo, un país desmoralizado donde se habla de que se pagará la deuda (deuda de créditos que nada costaron crearse, porque fueron en dígitos sin sustancia) con una o dos provincias de la República.

El dinero de papel, irredimible, sin referencia a algo tangible representado que pueda exigirse a cambio del papel en un momento dado, es mortal para la sociedad humana.

Hace dos meses visité Venezuela. El tipo de cambio estaba en 900 bolívares cuando llegué. Cinco días más tarde, el bolívar estaba a 1000 por dólar. Hace un par de días, ya andaba en 1300 por dólar. Venezuela va hacia su destrucción.

El martes pasado Uruguay cerró su sistema bancario por problemas monetarios. Una corrida de dólares que amenazaba con dejar vacías de dólares – papeles mugrosos al cabo, pero en las circunstancias actuales necesarios - las arcas de los bancos uruguayos. Una vez más, la ausencia de calidad alguna en la moneda, cobra una víctima.

Ya se presenta información que indica que el desmoronamiento monetario se contagia ahora a Chile y Paraguay.

Brasil, el gigante de América del Sur, se tambalea. Su moneda se está depreciando día a día; los que están más alertas, están cambiando sus reales brasileños por otros papeles monetarios. La deuda de Brasil es enorme y no tardará en caer en incumplimiento, como la de Argentina. Ya los golpes comienzan a hacer mella en los bancos americanos. El decano de los bancos de E.U., J. P. Morgan-Chase, vio caer sus acciones 18% en un día, la semana pasada. ¿Qué cositas se saben por ahí, respecto a este monstruo de la banca americana? Se sabe que financió a Enron y participó en maniobras que, se dice, fueron fraudulentas. Financió a la WorldCom, que ha tronado en la mayor bancarrota de la historia. Y eso es sólo una punta del iceberg de desbarajustes. ¿La causa? La causa es la mala moneda. Cuando la moneda es mala, el camino más fácil hacia el éxito consiste en ser tan fraudulento como la moneda. La mala moneda promueve la deshonestidad, porque es ella misma, deshonesta.

Para todos estos problemas, ¿Qué proponen los intelectuales doctorados en economía? Más deuda de papeles, más dígitos de computadoras, más créditos del  Fondo Monetario Internacional, más de la misma estupidez que ha destruido a nuestro mundo: deuda, deuda y más deuda, denominada en....números que no representan nada y que pueden manufacturarse a voluntad de E.U.

¿Hasta cuando vamos a seguir en este sueño seductor y mortal, de papel dinero que no es una medida de nada?  ¿Cuándo van a despertar los doctorcitos en economía?  La verdad es que nunca van a despertar. Van a enterrar al mundo, antes que reconocer su estulticia.

No hay señal alguna que un país rechace este camino suicida, y opte por moneda real tangible, con moneda de papel suplementaria redimible en metal precioso, ya sea oro, ya sea plata, o en un sistema de ambos metales. No hay visos de salvación alguna por ningún lado.

Amigo lector: vienen tiempos muy difíciles. Haga sus ahorros, en plata, en oro si puede. Prepárese para un día en que toda promesa de pago no sirva más que para...para lo que usted y yo usamos el papel. Ese día ya les llegó a los argentinos. No espere a que lo alcance a usted, sin haber realizado preparativos. Compre oro. Compre plata. Metal tangible, no papeles.

Haga sus preparativos, y dispóngase a presenciar la debacle económica, financiera y monetaria más grande jamás vista en el mundo, que está en puerta.