Llevo siete años de estar repitiendo, como disco rayado, que México ha seguido una política económica que coloca su centro de gravedad en el exterior, al perseguir las exportaciones como meta del desarrollo.
Ahora, el Presidente Fox nos dice que debemos de atender el mercado interno, para buscar ahí el desarrollo que de otra manera quedará estancado, junto con las exportaciones.
Se confirma lo que predije: que cuando los E.U. entraran, como ya han entrado inevitablemente, en los ajustes que siempre siguen a las expansiones de crédito alocadas, ¿Qué sería de nuestras exportaciones, y de los empleos de las maquiladoras e industrias dedicadas a la exportación en forma primaria?
Ahora, se reconoce que debemos atender el mercado interno, una excelente determinación. El problema está en que al disminuir exportaciones, van a faltar dólares y si faltan dólares vendrán las devaluaciones otra vez, inevitablemente, porque el peso es un derivado del dólar, y no una moneda con valor propio, indevaluable.
La única solución a este dilema, consiste en tener una moneda de valor propio.
He señalado la moneda de plata como moneda indevaluable, que se usó en el pasado, y que podría volver a usarse. Así dejaríamos de tener lo que Antonio López de Santa Anna calificó de “moneda de valor imaginario”, allá en 1841.
Pésima huella histórica nos dejó Santa Anna, pero en eso de la moneda, tuvo mucho sentido común.
Si nuestro México contara con una moneda auténtica, de plata y por lo tanto superior al dólar en calidad, todos los productores de México desearían obtener esta moneda a cambio de su producción. Tendrían incentivo para atender el mercado interno con tantas ganas como buscan la exportación. El problema de las reservas dejaría de ser central, como lo es hoy.
Atender un mercado interno que paga con pesos de papel, cuando se deben dólares, es suicidio.
Del otro lado del mundo, el Presidente Mahathir bin Mohammad de Malasia, que valientemente resistió al F.M.I. y sus destructivas pretensiones cuando la Crisis Asiática en 1997-8, ha anunciado planes para introducir nueva moneda para la región, basada en plata y oro, según la Ley Islámica. Ese es un mandatario que va por el camino acertado.
La primera y más importante condición para potenciar el mercado interno, es dotarlo de una moneda de calidad. Todo lo demás, relacionado con ese excelente objetivo, vendrá por añadidura.