Asociación Cívica Mexicana Pro Plata A.C.
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Moneda de Plata para México

Estabilidad y orgullo nacional

Precio Onza Libertad Fuente: Banco Azteca, Institución de Banca Múltiple.
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¿Qué hacer ante el colapso del dólar?
viernes, 27 de junio de 2003
José Alberto Villasana Munguía

En diciembre de 1994, Estados Unidos organizó la Primera Cumbre de las Américas, proponiendo a los gobiernos de 34 países, excepto Cuba, establecer un Área de Libre Comercio de América (ALCA).

En abril de 1998 se estableció, en Chile, el Comité de Negociaciones Comerciales que habría de estudiar los aspectos legales, monetarios, arancelarios y laborales de dicho tratado.

La pretensión de Estados Unidos era que el ALCA comenzara a regir en enero del 2003, pero la resistencia de Brasil y Venezuela hizo que la fecha se postergara a diciembre del 2005.

Entre otras cláusulas, el tratado prevé el establecimiento de Tribunales Comerciales que sustituyan a los jueces y a las cortes nacionales, la Desregulación y Privatización de los servicios y bienes públicos que aún quedan, la apertura de las contrataciones estatales a las multinacionales y, lo más preocupante, la imposición del dólar como Moneda Única para toda América Latina, de forma que la Reserva Federal pueda dictar la política monetaria de nuestros países.

Esta cláusula, justificada teóricamente por un milagroso vaso comunicante que habrá de transferir los beneficios de la super potencia industrial, tecnológica y financiera a las naciones que padecen la pobreza, el analfabetismo y el subdesarrollo, esconde una de las más amenazantes falacias.

La creciente debilidad del dólar, aunado a la voracidad en la explotación de los recursos naturales, ha convertido a George Bush en el paladín de un neo populismo regional con el que no parecen estar de acuerdo los grandes capitalistas.

En su Global Economic Forum, Morgan Stanley, una de las firmas de inversión financiera más destacadas, lanzó una señal de advertencia importante. Stephen Roach escribe ahí que “un mundo estadounicéntrico es insostenible para la economía del mundo ya que una relación que condiciona tan profundas asimetrías simplemente no puede perdurar”.

¿Cuál es el argumento de Roach? La economía mundial ha sufrido una “gran deflación” entre 1982 y 2002 y ahora está a punto de desplegarse un “nuevo desequilibrio” con el reacomodo de un “mundo estadounicéntrico” que ensancha las disparidades en las cuentas externas mundiales. Roach afirma que en la medida en que los Estados Unidos despilfarran sus reservas nacionales, ya bastante mermadas, y conforme el resto del mundo se mantiene en el camino de un “consumo subparitario” y de una tendencia a limitar la transferencia inflacionaria del dólar, la situación no puede sino empeorar.

Roach advierte que “los precios de los activos fijados en dólares, en comparación con aquellos activos no fijados en dólares caerán drásticamente muy pronto”. Además, argumenta que la pretensión militarista de Bush es no solo fútil, sino también negativa desde el punto de vista de los grandes inversionistas estadounidenses, el público para quien Roach escribe. Lo notable es que esto lo diga no un académico de izquierda, sino un promotor del gran capital.

Immanuel Wallerstein, profesor de Globalización en la Universidad de Nueva York, lo resume de esta manera: “Cuando el dólar se colapse, y se va a colapsar, todo cambiará geopolíticamente. Porque su derrumbe será mucho más espectacular que el ataque a las Torres Gemelas. Los Estados Unidos sobrevivieron a eso, pero no será igual cuando el dólar se desplome, pues no serán capaces de vivir más allá de sus medios, consumiendo a expensas del resto del mundo. Los estadounidenses empezarán a sentir lo que han sufrido los países del tercer mundo con las medidas de reajuste estructural impuestas por el Fondo Monetario Internacional: una caída pronunciada en sus niveles de vida”.

Si el endeudamiento público estadounidense alcanza ya niveles alarmantes (66,800 dólares por cada familia norteamericana), si la emisión monetaria acumulada rebasa ya el límite crítico (un millón 900 mil millones de dólares), si en los últimos dos años el M3 se disparó en un 28%, si las tasas han tenido que caer hasta un 1% (lo que revela la preocupación de Alan Greenspan por retrasar lo más posible la quiebra bursátil) y si dos años de recesión continua precipitan todavía más la depreciación de la divisa estadounidense  (de 1913 a 2002 el dólar se ha devaluado un 95%), entonces podemos concluir, con Roach y Wallerstein, que dolarizar la economía de los países latinoamericanos equivale a subirse a un tren que pronto se va a estrellar.

Por el contrario, deberíamos dedicar lo mejor de nuestros talentos a encontrar cuanto antes la forma de independizarnos de ese torbellino devorador y demoledor que es el sistema dolarcentrista de reservas, tal y como lo ha hecho la Unión Europea.

Podríamos, incluso, superar la fórmula europea mediante la introducción, gradual y en paralelo, de la moneda de plata con valor intrínseco. El Euro sigue siendo moneda fiduciaria, sujeta a la especulación y a la inestabilidad financiera. La onza de plata posee una solidez que supera cualquier equilibrio teórico.

A muy pocos se le ha ocurrido, pero la onza de plata puede reunir las propiedades del metal y de la moneda a la vez. Dos de esos inspirados son el monetarista Steve Hanke, profesor de la John Hopkins University, y el empresario Hugo Salinas Price, presidente de la Asociación Cívica Mexicana Pro Plata (ACMPP). Según Hanke, la plata podría llegar a funcionar como Caja de Conversión. Según Salinas Price, existe la posibilidad de que la onza de plata circule como instrumento de pago, aparte de ser un excelente medio de ahorro.

La ACMPP, en colaboración con otras instituciones, ha elaborado diversos estudios de factibilidad técnica y legal, según los cuales el Banco de México podría establecer, para la onza Libertad, una equivalencia oficial a la alza, obligatoria y nunca decreciente, añadiendo un porcentaje de señoraje en favor del mismo Banco. Esta medida, tan fácil de implementar como la publicación periódica de dicha equivalencia en el Diario Oficial, tendrá varias consecuencias positivas.

La primera de ellas es que la onza Libertad dejará de ser una pieza numismática para convertirse en verdadera moneda de curso legal. La segunda es que el Banco de México, al retener el señoraje, evitará que las bancas comerciales sigan perjudicando al público mediante el aumento en venta y el descuento en compra. La tercera, y la mas importante, es que el Banco de México desplegará la ventanilla social que los dictámenes de la Reserva Federal le ha impedido abrir hasta ahora. Es decir, ofrecerá a los mexicanos un excelente instrumento de ahorro, una moneda de calidad que no se devalúa.

Mientras que la dolarización regional prevista por el ALCA nos pone al borde del precipicio, la moneda de plata nos proporciona un salvavidas que traerá consigo la independencia económica, el fomento de la producción minera, la recuperación del orgullo nacional y la defensa del patrimonio y del bienestar de los mexicanos. Esta sí es una verdadera solución, no una quimera de tratado asimétrico y unipolar.

avillasa@yahoo.com