Me siento honrado por la invitación del American Institute for Economic Research, para presentar una ponencia sobre el tema: “¿Cómo introducir la moneda de plata a la circulación en México?”
Creo que he descubierto el medio -quizá el único medio- através del cual puede introducirse la moneda de plata a la circulación en México.
Y considero que mi descubrimiento es aplicable, no sólo a México y con respecto a la plata, sino en cualquier parte del mundo donde exista voluntad política para aplicarlo; más aún, todo lo que he de decir con respecto a la plata es igualmente válido para introducir la moneda de oro, en cualquier parte del mundo.
Así, ya que esta serie de conferencias está dedicada principalmente a analizar el tema de la reintroducción del oro como dinero, debo enfatizar que mientras me refiero a la plata, todo lo que digo también puede interpretarse como un plan para la reintroducción del oro como dinero, en los Estados Unidos.
Mi plan es resultado de nueve años de análisis respecto al problema del dinero fiduciario en México. La última debacle económica en nuestro país, ocurrida en 1994-95, me motivó a buscar la solución al problema de la inestabilidad monetaria. Intuitivamente, primero pensé en el oro, pero llegué a la conclusión de que la oposición de los Estados Unidos y del Fondo Monetario Internacional a la monetización del oro, cerraba el camino a toda solución por esa vía. Por lo tanto, tome el camino alternativo, monetizar la plata, metal de que México es primer productor a nivel mundial.
La historia de México está estrechamente ligada a la moneda de plata, ya que la plata amonedada en México fue el dinero más importante del mundo durante varios siglos. Como todos ustedes saben, el dólar norteamericano, tal como se define en la Constitución de los Estados Unidos, está basado precisamente en las características de la moneda conocida como “Ocho Reales” que se acuñaba en México.
El recuerdo histórico de nuestra moneda de plata todavía permanece entre nosotros. La moneda de plata era una moneda de uso popular diario, a diferencia del oro, que estaba reservado a las transacciones más importantes. Esta situación privó hasta que, después de la Guerra Hispano Americana, la presión de los EU forzó a México a usar exclusivamente el oro. Les recomiendo consultar “Financial Missionaries to the World”, de Emily S. Rosenberg, donde se recuerda y explica este episodio.
Durante los últimos nueve años, los numerosos foros que he visitado han recibido con mucho entusiasmo mi idea con respecto a la introducción de la moneda de plata en circulación. Todavía es muy pronto para decir si mi plan rendirá frutos o no, pero hay signos alentadores.
Considero que el único camnio hacia un sistema monetario que permita la supervivencia de la civilización industrial, tiene algo que ver con regresar por el mismo camino que nos condujo al marasmo monetario en el que nos hallamos.
El papel moneda se introdujo cuando ya existía el dinero real. Durante un tiempo, el papel y el oro circularon en forma paralela, uno al lado de otro. Posteriormente, el abuso de la expansión crediticia, así como la práctica de fondear crédito a largo plazo con depósitos a corto plazo, finalmente resultaron en la creación de cantidades de papel moneda, tan grandes, que el dinero real se convirtió en un obstáculo para realizar una todavía mayor creación de dinero que permitiera la solvencia del sistema de crédito sobreextendido. Así, el dinero real se desechó finalmente, de forma que ahora estamos, a nivel mundial, ocupados con esfuerzos desesperados para mantener a flote nuestra civilización.
Creo que la solución consiste en regresar por el mismo camino que llegamos, es decir, mediante la reintroducción del dinero real a la circulación, en paralelo con el papel moneda.
No puedo imaginar que algún país en el mundo, o algún grupo de países, reforme el sistema de papel moneda y nuestros sistemas bancarios, tal como los conocemos, para restituir el oro o la plata como monedas y emitir billetes redimibles en metálico.
No creo que el sistema monetario y financiero mundial pueda reformarse, pues cualquier intento de reforma aniquilaría la actividad económica mundial, al instante. No existe alternativa: es inevitable que el actual sistema monetario y financiero mundial siga su curso hasta su propia destrucción; no podemos “regresar al oro”.
En lo que debemos esforzarnos, como algo factible, es la reintroducción del oro o la plata - o incluso ambos- a la circulación en paralelo, conjuntamente con el dinero fiat que actualmente se usa en todas partes. Eventualmente, el sistema internacional de dinero fiat o fiduciario se destruirá a sí mismo debido a sus propios defectos inherentes.
La humanidad ha elegido al oro y la plata como moneda; ningún otro metal u objeto le han servido tan bien para ese propósito. Los metales preciosos nunca serán sustituidos por el papel moneda. El tiempo que vivimos de papel moneda constituye una aberración pasajera en la historia de la humanidad, que pasará pronto.
Una vez que el oro y la plata, o alguno de ellos, en cualquier cantidad, entre en circulación en paralelo con el papel moneda, comenzarán a suceder muchas cosas benéficas. Esta situación reafirmará el atractivo de los metales preciosos como dinero y reforzará el movimiento hacia el dinero real.
Lentamente, quizás el mundo recobre su equilibrio monetario y financiero, después de la orgía del papel que hemos vivido durante los pasados cien años, y la emisión de papel moneda se verá moderada y frenada por la presencia del oro o la plata que circulen en paralelo con ella.
¿Existe voluntad política para implementar mi plan en alguna parte del mundo? Eso no lo sé. Pero tengo la convicción de que el plan que propongo funcionaría para que la plata en México, o el oro en EU -o Europa o donde quiera que sea, pueda introducirse a la circulación en paralelo con el papel moneda.
En la actualidad, cada vez está más claro que el actual paradigma monetario y financiero basado en el dinero fiduciario se encuentrá próximo a un final catastrófico; día con día aumenta la preocupación mundial a este respecto. Por ello, es imperativo realizar un cambio significativo y restaurar el dinero real, del cual depende la supervivencia de nuestra civilización industrial. Sin embargo, no está nada claro cual pueda ser el camino viable para alcanzar tal cambio.
Creo que mi plan ofrece ese camino viable para realizar el cambio necesario. Este plan no se avoca a reformar el sistema internacional de papel moneda. Le saca la vuelta a ese problema irresoluble, y recurre a la introducción de dinero real a la circulación en paralelo con el dinero fiduciario. Tengo gran esperanza de que otras mentes interesadas en el problema vital del dinero real, puedan encontrar alguna inspiración en la propuesta que presento, y que mentes mejores que la mía puedan concentrar sus esfuerzos políticos y de investigación monetaria dentro de los lineamientos que trazo, al compartir mi convicción de que éste es el camino hacia un cambio viable.
En mi opinión, cuando la moneda de plata sea introducida a la circulación, la idea de que la moneda de plata puede ser dinero llegará a converirse en un hecho irrefutable y de enorme importancia. Actualmente los metales preciosos son vistos como “anticuados”, superados por la tecnología y las finanzas modernas; aquellos de nosotros que insistimos en el oro, somos objeto de burla y se nos etiqueta como “gusanos de oro”; sin embargo, tan pronto como entre en circulación la plata o el oro en paralelo con el papel moneda, estos argumentos caerán por su propio peso, enfrentados con el hecho palpable de que la plata o el oro efectivamente circulan en paralelo con el papel, y de hecho reciben una aprobación total de parte de la población. Es vital remover los obstáculos intelectuales para retornar al dinero real, que simplemente se basan en el hecho de que el oro y la plata no están en uso actualmente.
Como en todas las cosas que han de influir en forma automática y natural entre millones de seres humanos, la sencillez es esencial.
El plan que propongo es sencillo.
Este es mi plan, tal como lo propongo para México:
1. La moneda seleccionada para circular en paralelo con los pesos fiduciarios, es la onza de plata pura “Libertad” acuñada por la Casa de Moneda de México; esta es una moneda de ‘curso legal’ con ciertas características monetarias muy limitadas y constituye una de las monedas que conforman la serie “Libertad”. Esta moneda no tiene valor nominal grabado, característica esencial que habrá de tener cualquier moneda que vaya a circular en paralelo con papel moneda.
2. Por ley, el Banco de México emitirá diariamente la cotización de su valor de curso legal, expresado en pesos fiduciarios. Así, la moneda será aceptable en todo tipo de pagos por su valor de curso legal, sin ningún tipo de descuento.
3. Por ley, el Banco de México no reducirá ningún valor cotizado de la onza de plata “Libertad” en pesos fiduciarios, en futuras cotizaciones. Las cotizaciones subsecuentes podrán ser mayores en términos de pesos fiduciarios; o la cotización podrá mantenerse sin cambio durante algún tiempo pero, en cualquier caso, nunca habrá una cotización menor para la onza de plata “Libertad”.
A grandes rasgos, este es mi plan para la introducción de la plata a la circulación monetaria en México.
Lo que sigue a continuación es una explicación de los tres puntos que he mencionado, y algunas opiniones con respecto a las consecuencias que podrían preverse.
1. La moneda no debe tener valor nominal.
En nuestro universo de papel moneda, en el que los billetes se distinguen principalmente por los números que llevan impresos, introducir una moneda con valor nominal grabado expresado en términos de pesos fiduciarios, significa condenarla a desaparecer de la circulación. Esto ocurrirá, sin lugar a dudas, tan pronto como el precio de mercado del metal que contiene la moneda, se aproxime o sobrepase su valor nominal grabado. En ese momento, las monedas serán recogidas para fundirse en barras, ya que estas son más valiosas en términos de papel moneda, que el total del valor en pesos que llevan grabado.
Las monedas con valor nominal grabado tienen un valor estático. No pueden flotar dentro de un universo de papel moneda que continuamente se está inflando. Por ello, es indispensable que el valor de curso legal de una moneda de metal precioso, sea un valor flotante. Sólo una moneda de metal precioso con valor flotante puede permanecer indefinidamente en circulación, junto al papel. Todas las monedas de oro y plata que llevaban un valor nominal grabado, fueron desplazadas por el papel -precisamente debido al valor nominal desaparecieron.
Otra condición es que la moneda seleccionada para usarse como dinero, debe tener un peso, o una fracción de peso, que ya esté definida por el sistema de pesos y medidas. La “onza” efectivamente es una medida de peso reconocida por el sistema de pesos y medidas internacionales. Incluso, en vez del entero de la onza troy, podrían monetizarse la media onza, el cuarto, el quinto, el décimo o el vigésimo de onza; sin embargo, no sería posible monetizar a la vez, más de una unidad. Lo que definitivamente debe evitarse es la monetización del llamado “peso de plata”, con una definición de su peso expresada en la ley, por la simple razón de que es muy fácil cambiar esa definición. Por el contrario, una onza troy o una fracción de onza, siempre tendrá, por definición, el mismo peso.
La razón por la cual seleccioné al entero de onza “Libertad” para su monetización, es que ya existen en poder de los mexicanos más de 20 millones de monedas. Es conveniente comenzar con algo que ya existe.
Si el precio de la plata se incrementara demasiado, hasta alcanzar una cifra hoy insospechada, la nueva moneda para ser monetizada y cotizada podría ser el décimo de onza, por ejemplo, el cual, por cierto, ya existe. En este caso, el entero de onza no sería desmonetizado formalmente; continuaría con su función monetaria como múltiplo de la moneda fraccionaria menor, cotizada. Sin embargo, la moneda de curso legal en este caso, sería la fracción de un décimo.
Mi plan propone la monetización de una sola moneda, y no de un conjunto de monedas, porque es indispensable establecer una unidad fundamental como cimiento que asegure orden y unidad a todo el conjunto.
2. Por ley, el Banco de México determinaría el valor de curso legal de la onza de plata “Libertad”.
A este respecto, he sugerido un método de cotización definido, pero cabe aclarar que este método es opcional y podría ser modificado, a fin de ajustarse a la conveniencia del Banco de México.
Básicamente, la moneda debe cotizarse partiendo del precio internacional de la plata, y la fuente de tal precio, es opcional. Posteriormente el precio internacional debe convertirse a pesos fiduciarios mexicanos, de acuerdo al el tipo de cambio que prevalezca en esa fecha.
El Banco de México deseará cubrir sus costos de acuñación y también, obtener un señoraje razonable. Estos elementos también pueden integrarse para obtener la cotización oficial, la cual debe redondearse hacia arriba, al múltiplo de 5 pesos más cercano. (Lo anterior, ya que no podemos pedirle a la población que recuerde la cotización diaria si ésta es una cifra tal como $107.43 pesos, por ejemplo, ni sería práctico usar tal cotización en los pagos que se efectúen o reciban).
¿Qué tan alto debe ser el señoraje? Debe ser un señoraje razonable. Incluso, me atrevería a sugerir, no más del 10%.
La cotización de la onza “Libertad” por parte del Banco de México, tendrá el efecto de sobrevaluar la moneda, en términos de la plata que contiene, con respecto al precio en lingote. Este debe ser el caso, a fin de asegurar que la plata amonedada permanezca en México. La plata acuñada tendrá más poder de compra en México, del que tendrá en Estados Unidos, porque la onza “Libertad” tendrá curso legal en México, pero no en Estados Unidos, donde será simplemente una moneda de plata y, en consecuencia, valuada como tal.
Sin embargo, debo hacer notar que incluso con la sobrevaluación, un número importante de personas en Estados Unidos podrían desear adquirir esta moneda, debido a sus características: tendrá curso legal en México, con un valor flotante determinado en base al valor de la plata en dólares (o en euros o libras esterlinas) y cuya equivalencia en pesos no puede reducirse. Los atractivos que una moneda de este tipo podría tener para los norteamericanos, los dejo a su imaginación.
2. Por ley, ninguna cotización subsecuente puede ser disminuída, con respecto a la última anterior.
Este es un punto que deja perplejos a algunos y que ha motivado ciertas críticas, debido a la falta de comprensión.
La onza de plata “Libertad” sería lo que yo he decidido definir como una moneda híbrida.
Ciertamente nunca ha existido una moneda híbrida en la historia del mundo. Pero, por otra parte, debemos considerar que el mundo tampoco anteriormente se ha encontrado en una situación como la actual, dentro de un mar de papel dinero.
La onza “Libertad” sería una moneda híbrida, porque algunas de sus cualidades derivarían de su contenido en metal precioso, y compartiría algunas otras con el dinero fiduciario – lo cual no debe sorprendernos, si va a circular en paralelo con el dinero fiduciario.
Cuando el precio internacional de la plata se eleva en términos de dólares, o euros, o libras esterlinas - cualquiera que sea la referencia internacional que se elija como base para su cotización; o cuando el peso fiduciario se devalúa con respecto al dólar o a la moneda que sirve como referencia de cotización - el valor de curso legal de la onza “Libertad”, se incrementa. No se incrementará cuando sucedan pequeños cambios en el precio de la plata, ya que la cotización contiene algunos elementos que actúan como amortiguadores: el señoraje y el redondeo hacia arriba absorben pequeños incrementos en el precio de la plata y cambios pequeños en la paridad del peso.
De esta forma, cuando sube el valor de la plata que contiene, la onza “Libertad” se comporta tal como una moneda mercancía.
Sin embargo, cuando baja el precio internacional de la plata, o cuando se fortalece el tipo de cambio del peso, la cotización en pesos de la onza “Libertad”, no disminuye. Lo anterior, tal como sucede en el caso de cualquier billete impreso en cualquier parte del mundo, que no ve afectado su valor nominal cuando el tipo de cambio se altera. Igual sucede con la onza convertida en moneda híbrida. Un billete de pesos podrá comprar más cuando el tipo de cambio se fortalece, pero su valor de curso legal sigue siendo de “Cien Pesos”, por ejemplo, para el caso del billete de esa denominación.
Esta misma situación se aplica a las monedas fiduciarias que ya usamos. Actualmente tenemos monedas de un peso, de cinco, de diez y de cincuenta pesos, pero éstas no pierden parte de su valor nominal cuando disminuye el precio del níquel o del cobre, o de cualquiera que sea el metal con el que están hechas. De igual forma, si baja el precio en pesos de la plata que contiene la onza “Libertad”, ya sea debido a un incremento del tipo de cambio del peso con respecto a una moneda extranjera, o debido a un decremento en el precio internacional de la plata, la cotización de la onza de plata “Libertad, no tiene por qué disminuir.
Al conservar intacto su valor de curso legal en esta forma, la onza “Libertad” se comporta como moneda fiduciaria.
Si lo que se pretende es que una moneda de metal precioso circule permanentemente junto con el dinero fiduciario, ésta tiene que ser una moneda híbrida. Así, podrá incrementar su poder de compra como cualquier moneda mercancía; pero tal como el dinero fiduciario, mantendrá su valor de curso legal cuando disminuya el precio del metal que contiene o cuando se aprecie el tipo de cambio de la moneda junto a la cual circula. Es una moneda híbrida, con doble naturaleza.
Actualmente contamos con muchas monedas mercancía, pero éstas no son dinero. Conservarlas puede resultar una buena especulación con respecto a su poder de compra futuro, pero aún así, esto sigue siendo especulación. A algunas personas les gusta especular, pero la gran mayoría de la población no desea especular. La gran mayoría de la población no puede, bajo ninguna circunstancia, aceptar en pago, sin poner objeción, una moneda cuyo valor de curso legal puede disminuir el día de mañana. Tal moneda, simplemente, no es dinero.
Para que la moneda mercancía se convierta en dinero, debe contar con un valor de curso legal que no disminuya, tal como los billetes y monedas fiduciarios. Sin embargo, a diferencia de las monedas y billetes fiduciarios, la moneda mercancía convertida en dinero puede incrementar su valor de curso legal, cuando el metal que contiene incrementa su valor o cuando disminuye el tipo de cambio del dinero fiduciario junto al cual circula. De otra forma, el destino de esa moneda es la fundición.
Vuelvo a enumerar los tres elementos necesarios para introducir a la circulación una moneda de metal precioso:
1. La moneda no debe tener valor nominal; debe ser una unidad de peso reconocida, o una fracción de la misma.
2. La moneda debe ser cotizada oficialmente por el Banco Central, lo cual le otorga curso legal pleno.
3. Ninguna cotización subsecuente, puede ser menor que la anterior.
Ahora conocen ustedes la esencia de mi plan para la reintroducción de la moneda de plata en México. Creo que estarán de acuerdo que es un plan sencillo. El Banco de México determina diariamente una cotización para el dólar de Estados Unidos. No veo por qué sea tan difícil asignar una cotización de curso legal pleno para la onza “Libertad”. Una vez establecido un método de cotización, cualquier funcionario del Banco de México puede determinar la cotización rápidamente, y comunicarla al sistema bancario y los medios de comunicación, para que ésta sea difundida a la población.
Ciertamente, algunos podrán incurrir en pérdida al cometer el error de utilizar la moneda a su anterior cotización. Sin embargo, pronto aprenderán a evitar esta clase de pérdidas. Al día de hoy, estas personas también pueden cometer el error de usar sus dólares a un valor menor que el actual. Sin embargo, estos errores son totalmente intrascendentes y los particulares pronto aprenden a no equivocarse.
La reintroducción de la plata a la circulación, convertiría a México en el primer país del mundo en tener en circulación, simultáneamente, dos dineros propios de diferente calidad. Por una parte, el peso fiduciario, sin calidad alguna (es simplemente un dígito, como el dólar) y por otra parte la onza de plata “Libertad”. En mi opinión, el hecho de que México fuese el primer país del mundo en realizar esta introducción de una moneda de metal precioso a la circulación, le traería gran prestigio y pronto sería imitado por otros países.
Imagino una enorme demanda para esta plata convertida en dinero. El tenedor de la onza “Libertad” no especula más sobre una futura apreciación de su onza. Es propietario de una moneda que es dinero, cuyo valor de curso legal no disminuye, y que tiene la posibilidad de incrementarse a consecuencia de cualquier posible incremento del precio de la plata.
A menos que la demanda de esta moneda fuese completamente satisfecha por el Banco de México, probablemente se presentaría un mercado paralelo para la moneda. Su ventaja de ser una moneda indevaluable podría causar tal demanda, que la gente estuviera dispuesta a pagar más que su valor oficial, para tenerla. Para regresar el precio del mercado paralelo a su valor oficial, el Banco de México se vería obligado a acuñar grandes cantidades de esta moneda.
La inflación monetaria en México es considerable. En los pasados ocho años, de diciembre de 1995 a diciembre de 2003, de acuerdo con los datos del Banco de México, la cantidad de M1 se ha incrementado cinco veces. Esto es debido principalmente al ingreso de dólares provenientes de Estados Unidos. Cualquiera que sea la causa, el incremento de M1 no necesariamente ha de presentarse como resultado del incremento del valor cotizado de la onza “Libertad”. Si esta moneda incrementa de valor, la cantidad adicional de moneda fiduciaria que va a introducirse en circulación fácilmente se podría ajustar a la baja para compensar el mayor valor del circulante en plata. Si de todas formas vamos a tener un incremento de M1, ¿por qué no hacer que una parte sustancial de ese incremento se dé en onzas “Libertad” con curso legal pleno?
El mercado interno para la onza “Libertad” podrían ser cientos de millones de onzas.
¿Cómo podrá saber el Banco Central cuando el mercado está saturado? El signo más claro sería, cuando la gente comenzara a regresar la onza a los bancos, para depósitos o transferencias. Cuando los bancos reporten que tienen suficientes monedas de plata en manos de sus operadores, será la señal que el mercado está saturado.
Me parece que es necesario comprender claramente que los ahorros –ese manantial indispensable del bienestar futuro - no requieren y no deberían requerir el pago de intereses, para inducir a la gente al ahorro. La gente ahorrará -algunas personas están más dispuestas para ahorrar, que otras - cuando lo que ahorran es valioso como ahorro. Que los ahorros deben estar motivados por un correspondiente interés futuro a ganar, es una idea maligna. El ahorro en sí mismo constituye su propia recompensa: saber que uno estará seguro en el futuro, es una gran recompensa. Ninguna recompensa adicional es necesaria, si el medio de ahorro es suficientemente valioso.
México es un país que requiere de ahorro, pero nuestro peso no nos satisface. Recurrimos a otro dinero, por ejemplo, el dólar norteamericano, para nuestros ahorros. O, requerimos de altos intereses pagaderos en el corto plazo, o “a la vista”. Claramente, este es un requisito imposible de satisfacer en la realidad. Ningún sistema financiero serio y estable puede, a la larga, otorgar altos rendimientos en depósitos a corto plazo o a la vista.
La onza de plata “Libertad” convertida en dinero, podría ser un poderoso incentivo para el ahorro.
Al exportar México nuestra plata como materia prima, México se hace a si mismo un grave daño. Tenemos a la mano, los medios para crear por nosotros mismos, el mejor dinero del mundo, que puede circular en paralelo con nuestro dinero fiduciario. Sin embargo, esto no se ha hecho. Nosotros mismos nos estamos privando de la posibilidad de poseer riqueza verdadera en la forma de nuestro dinero, una riqueza que puede incrementarse si sube el precio de la plata en el mundo.
Nuestro dinero fiduciario puede seguir operando tal como ha estado procediendo, reforzado quizá por el prestigio de la plata que circula junto a él. Eventualmente, todo el dinero fiduciario alrededor del mundo se convertirá en polvo. Sin embargo, la onza de plata “Libertad” sin valor nominal, permanecerá en existencia durante los siglos por venir, cuando la crónica de nuestros tiempos turbulentos esté archivada en polvosas bibliotecas.
Algo que no podrá hacerse con la onza “Libertad” monetizada, será denominar contratos de crédito en esa moneda. El resultado predecible de hacerlo así, sería la incapacidad de parte de los deudores para restituir las onzas recibidas, e incapacidad de los acreedores para obtener el pago en onzas “Libertad”.
Por lo tanto, el medio contractual deberá continuar siendo el peso fiduciario mexicano, exclusivamente.
Sólo después de mucho tiempo, imposible de determinar por el momento, sería posible pensar en un peso mexicano totalmente convertible a plata, a una tasa fija determinada. Con toda la experiencia que hemos tenido con el papel moneda, tenemos que pensar que es muy probable que no se podría sostener una tasa fija entre plata y papel moneda. Todo nuestro mundo está basado en la expansión crediticia y en sistemas bancarios que fondean préstamos a largo plazo con depósitos a corto plazo. No podemos cambiar eso, sin cambiar por completo nuestro mundo. Para propósitos prácticos, la onza “Libertad” sería, durante mucho tiempo, un medio para el ahorro personal, quizá a nivel corporativo también, y un medio de pago de nuestras necesidades diarias.
Los sistemas bancarios de todo el mundo, son alérgicos al dinero real. Si a los sistemas bancarios se les obliga a operar con dinero real, se colapsan y con ellos, nuestro mundo industrial. Es esencial para su existencia, recibir depósitos a corto plazo y prestar estos fondos a largo plazo. No se les puede salvar en su estado actual.
Por lo tanto, no podemos hacer otra cosa más que dejar que sigan adelante con sus juegos fatales. Los créditos se denominarán en pesos, no en onzas “Libertad”, excepto por la imprudencia de quienes se arriesguen a hacerlo de otra forma.
Los ahorros personales en onzas “Libertad” permanecerían seguros, disponibles para ser utilizados por el individuo a su discreción, en cualquier caso que él juzgara suficientemente importante para movilizar sus ahorros: compras urgentes, emergencias o adquisición de bienes de capital.
Otra duda que he escuchado respecto a la posibilidad de tener en circulación la moneda de plata en paralelo con el dinero fiduciario, es que esta moneda “se atesoraría”.
¡Por supuesto que se atesoraría! Ese es tan sólo otro nombre para definir al ahorro. Quienes no quieren que la gente tenga su ahorro bajo su propia custodia, lógicamente, son los bancos. ¡Ellos quieren depósitos! No quieren que la gente conserve sus ahorros en monedas de plata. Quieren que la gente deposite sus ahorros en los bancos, para que puedan prestar esos ahorros y obtener utilidades, vía los intereses; están en contra de cualquier alternativa para la gente, con respecto al ahorro.
Lo bueno de la moneda híbrida, es que el atesoramiento del ahorro se hace mediante una moneda que puede gastarse a un valor de curso legal conocido y, por lo tanto, este tipo de ahorro no constituye una especulación; como he dicho, la gente en general se rehúsa a especular con el valor de sus ingresos. En mi opinión, atesorar monedas de oro o de plata es una buena especulación; pero poca gente desea especular de esta forma. Sin embargo, si la plata se convierte en dinero que puede ser utilizado en cualquier momento para una emergencia o por cualquier otra razón, el ahorro en onzas “Libertad” se convierte en algo muy diferente. El hecho de que una moneda se atesore, no significa que “esté fuera de circulación”. Ciertamente, está en circulación. El tenedor sabe en cualquier momento cuántas monedas tiene, y el importe exacto de su equivalencia oficial. Así, gastará sus monedas, cuando decida gastarlas.
Hay un límite al total del ahorro o atesoramiento que quiera efectuar una comunidad. Algunos pueblos son más ahorrativos que otros. Cuando los individuos en México decidan que sus ahorros en onzas “Libertad” son suficientes para cubrir sus necesidades, comenzarán a gastar las monedas adicionales que lleguen a sus manos, junto con los billetes fiduciarios.
Aquí es cuando los bancos notarán que las monedas de plata regresan a sus cajas tan pronto como las entregan al público. En ese momento, el Banco de México podrá dejar de acuñar más monedas “Libertad” hasta que se presente renovada demanda. Ese momento, estoy seguro, no llegará sino hasta después de décadas de acuñar la onza “Libertad”.
¿Cómo afectaría al sistema bancario la introducción de la onza “Libertad” al sistema bancario? Esta pregunta invita a la reflexión. Brevemente, debo señalar que no se trataría de “un problema de la plata”, sino de “un problema de la banca” que puede asemejarse a la fuga de pesos a una moneda extranjera, sólo que en este caso, es una moneda propia de mayor calidad.
A primera vista, podría haber dos formas de frenar la fuga.
La primera es que el Banco Central determinaría la cantidad de plata a acuñarse. Este no es un plan para la libre acuñación de la plata.
La segunda es que las tasas de interés podrían compensar al ahorrador para que no ahorrara en plata, tal y como se elevan las tasas de interés, para que no exista fuga hacia dólares.
¿Sería inflacionaria la monetización de la onza “Libertad”? La pregunta carece de significado práctico en la actualidad, y no lo tendrá debido al futuro previsible. México vive en un sistema de pesos fiduciarios que es un derivado del dólar. Importamos la inflación monetaria norteamericana, nos guste o no nos guste. Esto no puede evitarse, porque nuestro Banco Central produce inflación monetaria cuando adquiere dólares adicionales para sus reservas. Nuestro sistema bancario, como todos los sistemas bancarios del mundo, funciona a base de prestar a largo plazo y fondearse a corto plazo, y esto requiere en forma inevitable, la creación constante de dinero adicional para seguir solvente.
Sin embargo, la calidad de la onza de plata “Libertad” evita cualquier impacto sobre los precios que pueda originar de la acuñación de la plata, porque la población ahorraría – no gastaría – la mayor parte de las monedas que llegaran a sus manos. Como he dicho, cuando se hubiese satisfecho el deseo de ahorrar – algo que va a tardar mucho tiempo – entonces podríamos ver que la moneda se usa en el comercio diario. Sin embargo, hasta que tal cosa sucediera, no sentiríamos presión sobre los precios más allá del que padecemos actualmente, ya que estamos viviendo en un sistema monetario que es inherentemente inflacionario. Cuando se haya satisfecho el deseo de ahorro de la población mexicana, el siguiente punto se vuelve interesante.
El peso mexicano fiduciario, a diferencia del dólar, no tiene “pasaporte internacional”. No puede viajar. Los pesos fiduciarios que se crean, ejercen su influencia inflacionaria dentro del país, pues no viajan al exterior como los dólares. Sin embargo, a diferencia de los pesos, la onza de plata “Libertad” puede adquirir pasaporte internacional. El uso para la acuñación adicional de plata, podrá ser, una vez más, la que existió hace cien años: realizar pagos internacionales.
El uso monetario de la onza “Libertad” no tiene por qué limitarse a México. Si el Banco de México en el futuro, redujera gradualmente la sobrevaluación de la moneda de plata, a un nivel ligeramente superior al precio de la plata en lingote, creo que México podría realizar pagos en plata para cubrir parte de sus importaciones. Esto se encuentra aún en el futuro distante, pero simplemente como posibilidad teórica, dudo que el pago en plata monetizada sería rechazado internacionalmente. Esto se nos hizo un problema artificial hace cien años, y sirvió para presionar a México y a América Latina para que abandonaran la monetización de la plata y se fueran al uso exclusivo del oro, alineados con Nueva York y Londres, con gran perjuicio para toda América Latina.
En la actualidad, los ahorradores en México están atrapados en un sistema que les presenta un dilema insoluble. Si el Banco de México tiene demasiadas reservas de dólares, significa que ha estado inflando la masa monetaria de pesos, y subirán los precios en México; la industria nacional queda incosteable por el alza de salarios, de tal forma que los ahorros tendrán que devaluarse.
Por otra parte, si el Banco de México no adquiere más reservas, sube el peso de valor respecto al dólar, al venderse los dólares por pesos en el mercado interno, y así, desaparecen los mercados de exportación, de tal forma que, nuevemante, los ahorros tendrán que devaluarse.
La moneda de plata representa riqueza verdadera en manos de su dueño. A la moneda de plata no la afectan las reservas o falta de ellas, ni le importa la buena o mala política, ni el manejo inteligente o inepto de la cuestión pública. Es una alternativa al sistema pernicioso de reservas de dólares que padecemos.
Existen otros posibles efectos que originen en la moneda de plata en circulación, que podrán merecer la atención de aquellos a quienes interese el análisis teórico. Sólo puedo presentar un breve esbozo.
Como tantos otros países, México se ha esforzado en crear industrias para dar empleo a sus habitantes.
Para que las industrias mexicanas puedan ser de tamaño importante, han tenido que recurrir a préstamos en dólares. Para obtener préstamos en dólares, han tenido que demostrar que pueden generar ingresos en dólares para pagar los préstamos, y así, en forma natural se han orientado hacia el mercado de exportación, no hacia el mercado interno.
Si hubiera una cantidad importante de plata en circulación en México, entonces dirigir la producción a satisfacer a los mexicanos sería mucho más atractivo para las industrias, de lo que es actualmente. ¿Por qué buscar pago en dólares, cuando la onza “Libertad” es una moneda superior?
La plata en manos del público en cantidades significativas, fortalece el mercado interno. En caso de un colapso de exportaciones – pesadilla de economistas en todo el mundo el día de hoy, ya que esto es una consecuencia predecible del temido colapso del dólar y el comercio internacional – podríamos contar con el apoyo de un mercado interno dispuesto a pagar con plata. El mundo actual cifra su prosperidad en las exportaciones, mucho más allá de lo que es prudente.
Argentina nos ha dado un aviso al respecto de lo que le puede suceder a una población que se queda sin dinero sano. En el pasado reciente, circularon en Argentina 18 tipos de papel moneda improvisada, para que pudiera seguir fluyendo la producción al consumidor. ¿Qué necesidad hay de exponernos a tal suplicio?
Opino que la mejor medida de protección que puede tomarse para minimizar el impacto de un colapso en exportacione,s es colocar cantidades significativas de plata en circulación, en paralelo con el papel, de inmediato.
Invito a quienes les interese el tema, a explorar este asunto.
¿A qué nivel podría llegar el precio de la plata, si se adoptara este plan? Nadie sabe la respuesta, pero es probable que la creación de un nuevo y muy grande mercado para la plata convertida en dinero, ejercería una presión hacia la alza en el precio internacional de la plata. Esto sería un gran beneficio para México, que ha estado exportando su preciosa plata a precios muy bajos durante varias décadas, en detrimento de su sector minero y de los mexicanos en general. Fácilmente puedo imaginarme una onza “Libertad” con un valor de $100 dólares, en dólares de hoy.
¿Qué sucedería si se presentara un repunte especulativo en los precios de la plata, como sucedió en los años ’80? ¿Se cotizaría la onza con un valor de curso legal excesivo al irse a las nubes el precio de la plata? ¿Qué sucedería si el precio se desplomara, después?
En tal caso, el Banco de México no tendría por qué apresurarse a emitir una nueva cotización. Podría demorar una nueva cotización de la onza, si tuviera dudas acerca de la validez del alza de precio de la plata. Si el precio de la plata dejara muy atrás la cotización de la onzas “Libertad”, algunas personas comenzarían a vender sus onzas a quienes las recogerían para fundirlas para su venta en lingote a altos precios. Pero con toda seguridad, tardaría mucho para que esta actividad impactara seriamente en la cantidad de onzas en manos del público. La mayoría de público probablemente decidiría quedarse con sus onzas “Libertad”, con la expectativa de que se emitiera una nueva cotización más alta, a su debido tiempo.
Si el precio de la plata cayera fuertemente, absolutamente nada sucedería. La onza “Libertad” seguiría siendo dinero; el valor de la plata en la onza podría disminuir, pero no su valor de curso legal. Si acaso, el Banco de México obtendría un mayor señoraje al acuñar más onzas “Libertad”. Con toda seguridad, nadie entregaría sus onzas a cambio de billetes, debido a que el valor de la plata habría bajado: el valor de curso legal seguiría siendo la última cotización del Banco de México. Para especular sobre una futura alza de la plata, los especuladores utilizarían pesos fiduciarios – algo que pueden hacer en la actualidad, en cualquier momento, en todo caso.
En la debacle monetaria, financiera y económica que se aproxima inevitablemente, quizas el pago en plata se aceptaría internacionalmente. Los exportadores de todo el mundo estarán tan presionados para vender, que la plata será aceptada de inmediato. En ese caso, puedo imaginarme que toda la producción de plata de México podría dirigirse hacia la acuñación, por un tiempo indefinido. La producción presente es de más de 2,000 toneladas al año. Las reservas mineras de plata, son amplias.
En conclusión:
Creo que mi plan ofrece un camino viable para colocar en circulación la onza de plata “Libertad”, en paralelo con el peso fiduciario.
Si de momento no es políticamente factible realizar este plan, tal vez una situación de hiperinflación o deflación devastadora podría hacer cambiar de opinión al Banco Central. Es conveniente contar con un plan bien pensado para el caso de presentarse tan terrible emergencia. La plata en circulación paralela con el papel en hiperinflación, podría servir para contener la marea destructiva.
Un país donde los ahorros de la población no están solamente en depósitos bancarios, sino en moneda de plata, utilizable como dinero y guardada en casa o cualquier otro lugar seguro, es un país feliz.
Una población satisfecha tiene menos incentivo para involucrarse en revolución y menos incentivo a emigrar a los Estados Unidos.
Gracias a la moneda de plata, la tranquilidad, así como disfrutar de la vida tal y como la conciben los mexicanos, se vuelven posibles; esto, a la par con estabilidad política, seguridad financiera a nivel doméstico y orgullo en su propio país, por no mencionar otras innumerables bendiciones.
Agradezco a todos, su amable atención.
Hugo Salinas Price, Presidente
Asociación Cívica Mexicana Pro Plata, A.C.