Asociación Cívica Mexicana Pro Plata A.C.
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Moneda de Plata para México

Estabilidad y orgullo nacional

Precio Onza Libertad Fuente: Banco Azteca, Institución de Banca Múltiple.
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Un blindaje al ahorro popular
martes, 8 de marzo de 2005
José Alberto Villasana Munguía

La moneda de plata es "la moneda del pueblo": Manuel Gómez Morín

Debe ser considerado como metal monetario: Eduardo Suárez

En julio de 1944, el ministro de Hacienda, Eduardo Suárez, presentó ante la Conferencia Monetaria de Bretton Woods una Iniciativa para que la plata pudiera ser monetizada, moción que fue aprobada, primero en la tercer comisión y posteriormente en el pleno.[1]

Al mismo tiempo, Manuel Gómez Morín escribía, en el periódico “La Nación”, que la plata debía ser considerada no sólo como factor de reserva, sino como moneda circulante que garantiza el ahorro popular.

Estos dos visionarios mexicanos expusieron argumentos que hoy deben ser analizados antes de adoptar cualquier decisión sobre la propuesta de reintroducir la plata a la circulación.

El debate de fondo era doble: el uso del metal blanco como postulado técnico conveniente para México, siendo principal país productor, y el de su valor como salvaguarda del ahorro popular. Suárez promovía más lo primero, mientras que Gómez Morín se interesaba más por lo segundo.

Mirando a su uso común, éste último sostenía que “la plata no es sólo la que prefiere el pueblo como representación de sus ahorros,  sino también la que, en todos los casos, tan dolorosamente frecuentes, de fraudes monetarios organizados por los gobiernos, representa la última tabla de salvación, personal y colectiva, en las horas de desastre económico. Las monedas de plata han sido, y por mucho tiempo serán todavía, el recurso final de nuestras economías empobrecidas o desquiciadas por malos gobiernos. Por todo ello, la moneda de plata es la “moneda del pueblo”. Mientras una parte mínima del acervo monetario se mantenga en plata, las consecuencias de los desastres tendrán un límite, y será posible evitar que éstos se traduzcan en hambre y desesperación del pueblo, y quedará siempre abierta la posibilidad de reconstrucción del régimen monetario y de la economía toda del país”.[2]

No lo decía empíricamente. Recordaba que gracias a la reintroducción de la moneda de plata, emprendida por el ministro Alberto J. Pani, se pudo superar en México la desconfianza en el sistema fiduciario causada por el colapso internacional de 1929, pues gracias a la plata los mexicanos volvieron a confiar también en los billetes.

El debate aglutinó por igual a exponentes conservadores como liberales. Los primeros contemplaban la moneda de plata como garante de la propiedad privada, los segundos como un factor de independencia. Pero todos coincidían al considerarla un elemento unificador entorno a la nacionalidad y al ahorro.

Gracias a ello, la idea de la plata como moneda indevaluable para el ahorro de las clases populares quedó firmemente arraigada en la conciencia de los mexicanos.

Tres años después de Bretton Woods, el presidente Miguel Alemán decía así en la exposición de motivos de la Reforma que reintroducía la moneda de plata: “El Ejecutivo a mi cargo ha considerado conveniente poner nuevamente en circulación monedas de plata, teniendo en cuenta que la experiencia ha demostrado la preferencia que por ellas siente el pueblo mexicano. Ello estimulará el deseo de ahorro, además de satisfacer una necesidad psicológica”.

Y desde la oposición le contestaba así el diputado Antonio Rodríguez: “Con muchísimo gusto damos nuestra aprobación a la Iniciativa del Ejecutivo para restablecer la moneda de plata en México. La Ley que nos ocupa tiene una enorme trascendencia, es un uso que nunca deberíamos haber abandonado. La experiencia secular nos lleva a considerar la moneda de plata como el mejor instrumento de ahorro, como la mejor medida de valor, independientemente del valor de la moneda por la cotización, en todo México se le estima y aprecia, casi podríamos decir, por encima de su valor como mercancía”.

Las razones por las que la moneda de plata constituye un blindaje al ahorro popular saltan inmediatamente a la vista: en primer lugar, es una moneda que conserva su valor en el tiempo, mientras que la moneda fiduciaria se devalúa continuamente (el peso se ha devaluado un 89,600% en los últimos 30 años).

En segundo lugar, porque no es posible tener simultáneamente ahorro con intereses y dinero a la vista. Los millones de mexicanos que guardan los billetes bajo el colchón no saben que ese dinero se le está depreciando día con día. Y los millones que bancarizan sus ahorros confunden ahorro con inversión, resultando ser acreedores del sistema bancario y no pudiendo disponer de liquidez mientras sus “ahorros” están invertidos.

En tercer lugar, por la dependencia del peso respecto al dólar, y por la devaluación de éste último frente a otras divisas. Así lo dice el senador Fauzi Hamdan en la Exposición de Motivos del Proyecto del Ley que fue aprobado por el Senado en 2003, y que espera su ratificación por parte de los diputados: “Esta íntima dependencia que existe entre el peso mexicano y el dólar provoca que nuestra moneda se vea afectada por la fluctuación mundial del dólar frente a otras monedas, es decir, nuestro peso es vulnerable frente a los acontecimientos monetarios externos. Como una medida para reducir dicha vulnerabilidad y otorgar a nuestra moneda mayor fortaleza y estabilidad, al igual que como instrumento de ahorro, la Iniciativa que se presenta tiene como propósito sentar las bases para que el sistema monetario encuentre respaldo en un instrumento que mantenga su valor real independientemente de factores externos, como lo es la plata mexicana. La moneda de plata circulante no requerirá de cobertura de reservas, siendo su contenido su propia reserva, lo cual libera al Banco Central de la responsabilidad de respaldarla. Así, al ser generalmente indevaluable, representa un rayo de luz, de innovación y de esperanza en un mundo turbulento y agobiado por las abruptas fluctuaciones. Además, por tratarse de una moneda fuerte y valiosa se generará confianza en la población”.

Como resultado de estas tres realidades, la mayoría de la población acaba considerando el consumo como ahorro. Si la inflación y la devaluación fiduciaria acaban con los ahorros, entonces el público prefiere adquirir bienes tangibles.

Pero eso es riesgoso, pues esos bienes no son un activo que pueda hacerse líquido en situaciones de necesidad, son difíciles de intercambiar y no conservan su valor en el tiempo, cosa que sí sucede con la moneda de plata.

Para que las personas ahorren, lo que se necesita es confianza y motivación, y un instrumento con qué ahorrar de forma segura. Nadie va a ahorrar en una moneda que constantemente pierde su valor. En general los mexicanos sí queremos ahorrar, pero necesitamos una moneda que nos garantice que lo ahorrado no se convertirá en polvo en un futuro.

La moneda de plata es un excelente medio para convencernos a ser más ahorrativos, por ser un instrumento que conserva su valor. Más aún si esa moneda es cotizada extrínsecamente, pues el componente fiduciario refuerza la garantía de que esa moneda nunca valdrá menos el día de mañana.

avillasa@yahoo.com

[1] Suárez, Eduardo, “Comentarios y Recuerdos”, Ed. Porrúa, México, 1977.

[2] Gómez Morín, Manuel, “La Nación”, Año III - No. 144, 15 julio 1944.