Publicado en "Voces del Periodista", No. 109, año IX.
Conforme al Decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación el 19 de diciembre de 2002, el Banco de México puso en circulación varias monedas conmemorativas de la Unión de los Estados. Una de ellas lleva en el centro media onza de plata pura, y tiene valor nominal de $100 pesos.
Esta moneda híbrida, en la que el Banco combinó el aspecto intrínseco con el fiduciario, es de plena circulación, es decir, puede ser utilizada en el comercio como medio de pago (Ley Monetaria, Art. 2°, Inciso C).
Ahora bien, ese nuevo esfuerzo legislativo y de acuñación está destinado al fracaso: el día que el valor intrínseco supere el valor nominal, esas monedas acabarán, como siempre, en colecciones numismáticas o en la fundición.
Pero el ejemplo de esa moneda es útil para contestar el documento que Manuel Ramos Francia, director de Investigaciones Económicas del Banco de México, envió a la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados en noviembre de 2004, oponiéndose al Proyecto que precisamente quiere enmendar ese defecto mediante la cotización, ajustable al alza, de la onza de plata “Libertad”.
Dice Ramos Francia, siguiendo la doctrina financierista de Guillermo Ortiz, que la onza de plata “será devuelta” por el público el día que baje el precio internacional de la plata, hecho que supuestamente traerá pérdidas al Banco. Que nos digan los funcionarios del Banco de México: ¿cuántas monedas de los Estados les ha devuelto el público al bajar el precio de la plata? ¿No es el valor fiduciario el que brinda la confianza de que la moneda no bajará de valor, aunque baje el precio del metal? ¿No será que la Ley de Gresham se cumple invariablemente, y que el público conserva la moneda de calidad en cualquier circunstancia?
Dicen en su documento que habrá costo fiscal si se monetiza la plata. Que nos digan: ¿qué costos fiscales acarreó la Moneda de los Estados? ¿No será, más bien, que los costos de la plata, la acuñación y el señoreaje los paga todo aquel que compra la moneda?
También afirman que la onza cotizada será inflacionaria. Que por favor nos informen: ¿qué desequilibrios inflacionarios está causando la Moneda de los Estados? ¿No será la exagerada emisión de moneda fiduciaria la que causa inflación? La Base Monetaria creció más de cinco veces de 1995 a finales de 2004. Ese crecimiento es un impuesto oculto a los tenedores de pesos fiduciarios, porque al aumentar la cantidad de Base Monetaria disminuye el poder adquisitivo de la unidad que lo constituye, por más que el Banco saque productos de la canasta básica.
Por comparación, las onzas de plata “Libertad” en poder del público (unos 20 millones de piezas), suponiendo una cotización de $120 pesos cada una, suman $2,400 millones de pesos, o sea, el 0.15% de la Base Monetaria actual. Y, si se cotizara las que anualmente acuña la Casa de Moneda, esto significaría apenas el 0.02% de la Base Monetaria.
Afirman que no conviene monetizar la onza “Libertad” porque puede ser falsificable. ¿Constituye para la PGR un grave problema la falsificación de la Moneda de los Estados? ¿No fue más fácil falsificar los billetes de $1000 pesos, que a los dos meses de puestos en circulación ya se vendían a $200 pesos en el Centro de la Ciudad de México?
Y para abundar sobre los demás aspectos del documento anónimo del Banco de México: ¿cuántos recursos ha dejado de aportar el Banco al erario por la emisión de la Moneda de los Estados? ¿Se ha reducido la velocidad del dinero? ¿Están subsidiando a la minería con esa moneda? ¿Subsidian al tenedor de la moneda con el señoreaje que le asignaron?
No señores, no nos hagamos insensatos, los pretextos de Ramos Francia no resisten el más mínimo análisis crítico, y se derrumban ante la evidencia de la moneda híbrida de los Estados puesta a circular por Banxico. Quizá existan razones inconfesables, pero los de su documento no se sostienen y se contradicen en la práctica.
Así, el mismo Banco de México se cierra a la posibilidad de subsanar el defecto de las legislaciones anteriores que han introducido monedas de plata a la circulación. Todo por no entender que una cotización extrínseca es el único mecanismo para evitar el punto de fusión de las monedas con valor intrínseco.
Probablemente esto no se debe a falta de capacidad mental, pero sí a posturas ideológicas totalmente injustificables.
avillasa@yahoo.com*El autor es Premio Nacional de Periodismo 2004, otorgado por el Club de Periodistas de México, por Artículo de Análisis Económico, publicado en la revista “Macroeconomía” (03-11-04).