Un “sistema” se refiere a alguna actividad que perdura a través del tiempo. Una vez que se crea e instala un sistema, la actividad asociada con él se mantendrá por tiempo indefinido. Esto es posible, porque cualquier sistema incorpora controles internos que corrigen la actividad cuando tiende a sobrepasar ciertos límites o parámetros. Si la actividad no se corrigiera, se violaría un parámetro, el sistema se volvería inestable y su actividad terminaría.
Todo sistema tiene parámetros o límites a su actividad que aseguran su estabilidad y funcionamiento a través del tiempo.
Como ejemplo, una caldera moderna incorpora un sistema de control que monitorea el nivel de agua, la temperatura y la presión del vapor. No debe haber ni un faltante ni un sobrante de agua; la temperatura no debe caer abajo de un mínimo, ni sobrepasar un límite. La presión también debe mantenerse dentro de límites mínimos y máximos. El peligro que representa una caldera sin controles hace que los fabricantes instalen respaldos a estos controles, para que exista la seguridad de que no habrá un estallido. Los límites en la actividad de la caldera son esenciales para su operación segura.
Cuando hablamos de cualquier sistema, tenemos que reconocer sus parámetros críticos. Más allá de ellos, el sistema se quiebra. En el caso de la caldera de vapor, puede estallar.
Todo esto lo mencionamos, porque alguna vez el mundo tuvo un “Sistema Monetario Internacional”.
El sistema monetario internacional que existió en el pasado, se creó en forma casi espontánea, sin premeditación y a base de la resolución de muchos pequeños problemas locales para hacer pagos en diversas partes del mundo. Esto sucedió a raíz de la victoria británica sobre Napoleón a principios del Siglo XIX y la apertura de mercados mundiales al comercio internacional bajo la influencia del Liberalismo Económico de la época.
Este sistema tuvo un principio fundamental, que permitió su perfeccionamiento: el dinero internacional era oro, y en menor medida y en ciertas partes del mundo, plata.
A fines del Siglo XIX, no había quien se imaginara que pudiera existir otro dinero que no fuera oro o plata. No cabía en el pensamiento de esa época la idea de que otra cosa pudiera servir como dinero.
En los inicios del Siglo XX, la plata fue eliminada como dinero internacional y la moneda mundial fue el oro de ahí en adelante, hasta 1971.
Sobre la base del oro, se constituyeron los grandes bancos del Siglo XIX y Siglo XX. Al inicio de esa época, las relaciones financieras internacionales se sistematizaron sobre la base del oro como dinero. Los pagos internacionales se denominaban en oro exclusivamente. Las emisiones de billetes bancarios eran “pagarés” redimibles en oro. Si un banco no podía redimir los billetes o “pagarés” que hubiera puesto a circular entre el público, este hecho lo hacía caer en bancarrota.
El oro era pues, el factor limitante a la expansión de crédito y a la emisión de billetes. El parámetro crítico para cualquier banco, era tener suficiente oro en sus arcas con qué liquidar o redimir a la vista al portador, sus billetes. No se podía por ningún motivo correr el riesgo de no poder liquidar sus billetes con oro, por falta de este metal.
El sistema monetario internacional era un verdadero “sistema”, y llegó a su punto de mayor perfeccionamiento hacia el año 1913.
A partir de esa fecha, comenzaron los ataques al sistema, que consistieron en hallar subterfugios para que la actividad bancaria lograra un objetivo: la eliminación de aquello que limitaba la expansión de crédito bancario: el oro. Todo el ingenio humano se concentró en hallar formas aceptables al público y a la autoridad para lograr el objetivo de eliminar ese estorbo.
Al terminar la Segunda Guerra Mundial, se hicieron ajustes al sistema monetario internacional. El uso monetario del oro quedó relegado a pagos en oro que los Estados Unidos harían a Bancos Centrales del mundo, a cambio de los dólares que tuvieran esos bancos. Ya a partir de 1933, ningún particular en el mundo tenía derecho a cobrar un pagaré bancario – un billete – en oro. Bajo los Acuerdos de Bretton Woods, en 1944, sólo los Bancos Centrales retenían el derecho de cobrar a Estados Unidos oro a cambio de dólares, los pagarés norteamericanos.
Sin embargo, el oro seguía estorbando; especialmente, estorbó a los Estados Unidos el compromiso establecido de entregar oro a cambio de sus pagarés: demasiados países estaban cobrando, en oro, los dólares que los EU emitían en cantidades mayores a las que deseaba retener el mercado mundial. Las reservas de oro de los EU se contrajeron de más de 20 mil toneladas, al final de la Segunda Guerra Mundial, a sólo 8 mil.
Por otro lado, los EU querían seguir emitiendo billetes para pagar sus gastos bélicos y sociales. El sistema monetario internacional, se acercaba a un parámetro crítico, pero se descartó cualquier acción correctiva.
En lugar de corregir el exceso, EU descartó el control crítico del sistema: el oro que marcaba un alto a su gasto excesivo.
El 15 de agosto de 1971, dejó de existir el “Sistema Monetario Internacional”. Lo que quedó cuando los EU se rehusaron a redimir sus billetes en oro, ya no es un sistema. No puede ser un sistema, porque se eliminó el control interno que impide que se violen parámetros críticos y se mantenga la estabilidad operativa.
La gráfica que anexamos, es elocuente. Se ve con toda claridad que, a partir de 1971, el mundo se rige no por un “sistema monetario internacional”, sino por una explosión monetaria internacional.
Los banqueros y todos los cientos de miles de funcionarios y empleados de bancos en instituciones financieras, podrán pensar que existe un sistema monetario internacional, porque ellos tienen que hacer su trabajo diario dentro de ciertas reglas. La existencia de estas reglas internas de sus instituciones, les otorga la sensación de que el todo mundial es un sistema. Su atención está concentrada en la actividad sistemática de la institución financiera o banco en la que trabajan. Pero, en cuanto al todo del cual forman parte, están realmente engañados, pues no existe un sistema monetario internacional.
De un sistema, una actividad regulada y controlada dentro de límites, hemos pasado, al fin de un siglo de ataques al factor crítico limitante, a un proceso. Lo que existe es un “proceso monetario internacional”. Un proceso no es repetitivo, tiene un inicio, un punto medio y un final.
Una explosión es un proceso violento que tuvo comienzo y punto medio, y que terminará cuando se agote el estallido.
La gráfica muestra claramente, que vivimos en una época de “explosión monetaria”:
En 1970, la expansión crediticia de los EU ya había violado el parámetro crítico. Una cantidad excesiva de dólares -$56 mil millones- resultado de la expansión crediticia americana, se hallaba en las reservas de Bancos Centrales del mundo, y provocaba una hemorragia de oro al Tesoro norteamericano.
En 1971, a consecuencia de la revocación unilateral de los EU de su compromiso de redimir dólares a cambio de oro, se eliminó el control interno del sistema monetario internacional a la exagerada expansión crediticia, y el mundo entró en un proceso monetario internacional, que no puede calificarse más que como “explosión monetaria”.
De $56 mil millones de dólares en 1970, pasaron las reservas a $419 mil millones, quince años más tarde (una cifra 7.5 veces mayor). Nótese por comparación, la relativa inmovilidad del monto de reservas mundiales de 1948, cuando el valor del oro en reservas superaba el valor de los dólares, a 1969. Durante esos años, el temor de las autoridades financieras de los EU a violar el parámetro establecido (la obligación de redimir el dólar por oro) mantuvo la estabilidad del sistema monetario internacional.
A partir de 1971, quebrado el sistema monetario internacional, el mundo entra en un proceso desenfrenado de expansión de crédito y moneda.
La cantidad de reservas mundiales (predominantemente dólares americanos) se ha multiplicado así:
1970 - $56 mil millones de dólares
1985 - $419 mil millones (aumento del 14.4% anualmente durante 15 años)
1990 - $655 mil millones (aumento de 56% en 5 años)
1995 - $988 mil millones (aumento de 51% en 5 años)
2000 - $1,544 mil millones (aumento de 56% en 5 años)
2005 - $3,557 mil millones (aumento de 130% en 5 años)
Cifra proyectada:
2010 - $8,181 mil millones (aumento de 130% sobre 2005).
¡Mares de dinero fiduciario en incrementos que multiplican sus aumentos!
No existe un sistema monetario internacional; existe un proceso monetario internacional y ese proceso lleva a una única salida: el colapso.
Todo proceso tiene un comienzo, un punto medio y un final.
¿La explosión continuará por cinco años más? Sabemos que en cuanto cese la expansión explosiva, la implosión de crédito será inmediata y violenta.
Cuando la irresponsable de expansión de crédito (deuda) y la exagerada creación de dinero lleguen a su fin inevitable, el proceso entrará en implosión, y el mundo que conocemos ahora quedará en ruinas.