Desde marzo de 2003 existe, en el Congreso mexicano, la inquietud por reintroducir la moneda de plata a la circulación monetaria. El proceso legislativo pasará a la historia como uno de los más inusitados y digno de estudio, pues México es el único país del mundo en donde el Congreso se atreve a cuestionar al Banco Central con relación al papel moneda, dinero político que no tiene ningún valor intrínseco y que es creado por decreto.
Desde 1971, cuando los Estados Unidos rompieron el compromiso de respaldar su dólar con oro a razón de una onza por cada 35 dólares, el mundo entero se ahoga cada vez más en un mar de papeles que no valen nada. El dinero fiat impera como única alternativa de intercambio y como la imposición ideológica de un dogmatismo que nadie osa cuestionar.
Esa irracionalidad ha provocado que a finales de 2005 las reservas en papel -constituídas por reservas en bancos centrales, más reservas en el FMI y Derechos Especiales de Giro (DEG), más monedas extranjeras (predominantemente dólares estadounidenses)-, alcancen la delirante suma de $3, 557 mil millones de dólares (un aumento de 130% respecto al año 2000).
Esa montaña de papeles sin respaldo representa una inmensa burbuja que está a punto de estallar, provocando un colapso financiero que no tiene precedentes en la historia de la humanidad.
El mismo Alan Greenspan reconoció, el 14 de noviembre de 2005, que el Déficit en Cuenta Corriente de los Estados Unidos está fuera de control y representa ya el 6% del PIB nacional, y advirtió que los inversionistas internacionales no permitirán que esta situación se prolongue indefinidamente.
Pero únicamente en el Congreso mexicano se estudia la conveniencia de introducir, de forma complementaria y en paralelo al peso fiduciario, una moneda con valor intrínseco, una moneda honesta que no depende de las reservas de dólar ni de la discrecionalidad de las autoridades, una moneda que sí es propiedad privada, no meros recibos de deuda.
Las interpelaciones de los legisladores hacia el Banco de México han sido ininterrumpidas. El Banco no quiere perder su monopolio de papel moneda, dinero que se crea de la nada echando a andar la maquinita de imprimir billetes o la computadora de inventar dígitos electrónicos. El Banco Central no quiere otorgar propiedad privada al ahorrador, para que no quede de manifiesto el fraude que implica el dinero fiduciario.
En octubre de 2005, el Senado de la República aprobó una Iniciativa inocua, que no especifica la moneda de plata a ser introducida a la circulación ni el método de cotización por el cual agregarle señoreaje, componente fiduciario sin el cual la moneda de plata sigue siendo mercancía, no dinero real.
Como el Banco no pudo contener la simpatía que existe entre los legisladores por la moneda de plata, prefirió descarrilar el proyecto, aceptando a regaña dientes una Iniciativa que, como el mismo Guillermo Ortiz reconoció en su comparecencia del 4 de octubre ante la Comisión de Hacienda del Senado, “no va a tener mucho impacto”. Es decir, lo que sirve, se obstaculiza, lo que no sirve, se tolera.
Por otro lado, Ortiz pretendió engañar a los senadores diciéndoles que al Banco “le cuesta” más acuñar una moneda de plata que imprimir un billete, pues no explicó que el costo de la moneda lo paga el ahorrador al momento de comprarla. La moneda de plata, todos lo sabemos, no de cuesta nada ni al Banco de México ni al erario.
Tampoco les dijo que la moneda de plata incrementaría el M1 en tan sólo un 0.2% anual, lo cual contrasta con el grosero 12.5% de incremento anual de M1 provocado por el dinero fiduciario que sí provoca inflación.
Los legisladores pro plata no sólo están pensado en el beneficio popular de los mexicanos. El pasado 25 de octubre, un grupo de diputados de PRI, PAN y PRD expuso, ante la Asamblea General del Parlamento Latinoamericano, el proyecto de que la moneda de plata tenga aceptación regional.
En Sao Paolo se analizó la posibilidad de un Acuerdo de Señoreaje entre naciones de América Latina, el cual permitiría la circulación de una moneda de plata pura con las mismas características de peso (1 onza), de fineza (Ley 999.), y con la misma técnica de cotización (10% de señoreaje, y cotización resultante ajustable sólo al alza), moneda que llevaría el escudo nacional de cada país.
La moneda de plata, señaló el diputado Fernando Guzmán, tendrá un impacto geoestratégico, al ser una moneda neutral cuyo valor no depende de la entidad política que la emite, por lo que es independiente de las reservas de dólar.
Precisó que no se pretende sustituir el circulante fiduciario, pues la moneda de plata entrará en paralelo y de forma complementaria al mismo, y añadió que el proyecto es factible no sólo para los países productores de plata, pues los que no lo son la pueden adquirir en el mercado.
La sociedad civil debería ofrecer dar todo su respaldo a éstos legisladores y a otros que se vayan sumando en otros países. Mientras los bancos centrales sólo se preocupan por mantener las variables “macroeconómicas” de un sistema caduco que está por hacerse añicos, al menos los representantes populares comienzan a prevenir un paliativo social para el momento que se acentúe la contingencia.
* Escritor. Premio Nacional de Periodismo 2004, otorgado por el Club de Periodistas de México, por Artículo de Análisis Económico, publicado en la revista “Macroeconomía” (03-11-04).
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