Un medio de cambio, es una unidad que sirve para que los que están intercambiando mercancías o servicios en un lugar y en un mismo tiempo, puedan efectuar sus intercambios por un medio que es aceptado entre los que actúan.
Un pago se refiere a la descarga de una obligación en la incurre un comprador al recibir mercancías o servicios, la obligación de entregar ya sea mercancías o servicios, o bien, oro o plata a satisfacción del vendedor.
En las ferias que existieron en el medioevo europeo, los comerciantes llegaban a esas ferias desde lugares distantes, con muy poco oro o plata; sólo llevaban las mercancías que deseaban vender en las ferias e iban en busca de otras mercancías que deseaban comprar. Llevaban muy poco dinero, porque era peligroso aventurarse a los caminos portando oro o plata.
Al llegar a las ferias, se dirigían a un centro donde podían obtener “medios de cambio” que eran como vales por el valor aproximado de sus mercancías. Registraban en ese centro, la cantidad de vales que recibían a su nombre.
Con los vales, conseguían las mercancías que deseaban comprar, y al vender sus propias mercancías, recibían vales de esa feria.
Al concluir la feria, cada comerciante tenía que devolver los vales que se le habían prestado, para descargar su obligación. Si presentaba más vales que los recibidos, recibía oro o plata por el importe. Si le faltaban vales, tenía que pagar los vales que le faltaban en oro o plata. Todos efectuaban sus intercambios de mercancías, de forma que no tuvieran que ni cobrar ni pagar oro o plata, al regresar los mismos vales recibidos al inicio de la feria.
Los vales de la feria, eran medios de cambio temporales, para evitar la necesidad de hacer operaciones de compra y venta, con dinero. Al finalizar la feria, normalmente cada participante había entregado toda su mercancía, y se llevaba otra que deseaba adquirir, sin que el dinero hubiera sido utilizado para esas transacciones.
La actividad de las ferias antiguas demuestra que la función de facilitar el intercambio la puede desempeñar un vale o una ficha que recibe aceptación general para efectuar esa función, pero que el pago no consiste en la entrega del vale, sino en la recepción final de mercancías recibidas a cambio de mercancías entregadas.
Todos los comerciantes en las antiguas ferias, se daban por pagados cuando se retiraban de la feria con las mercancías adquiridas a cambio de las entregadas.
Desde la remota antigüedad, sólo el oro y la plata han combinado en sí, ambas funciones: de medio de cambio y medio de pago.
Conforme pasó el tiempo, se inventaron vales de papel que eran redimibles a la vista a cambio de oro o plata. Más tarde, se emitieron más vales de los que era posible redimir en un momento: invento de la “banca de reserva fraccional”. Más tarde aún (Bretton Woods, 1944) se circunscribió la obligación de redimir vales-dólares sólo a Bancos Centrales que exigieran oro. Finalmente, en agosto de 1971 cesó todo nexo entre los vales-dinero y el oro.
El dinero que existe en el mundo a partir de 1971, consiste de puros vales irredimibles; no se puede exigir la entrega de oro o plata a cambio de estos billetes que usamos – y mucho menos, de los dígitos del dinero cibernético que constituye la mayor parte del dinero en circulación en todo el mundo.
Ya que este dinero no es una mercancía tangible como el oro o la plata, ni es un título que da derecho a exigir oro o plata contra su presentación, este dinero es solamente un medio de cambio puro y su entrega a cambio de bienes y servicios no representa un pago, que es la descarga y cancelación de una obligación incurrida por quien recibe mercancías o servicios: obligación que sólo se cancela contra la entrega de otras mercancías o servicios (entre las mercancías siempre aceptables, el oro) al vendedor.
El tenedor de este pseudo-dinero, de este medio de cambio puro, ya sea una persona, una compañía o una entidad estatal, no ha recibido pago por mercancías entregadas – por ejemplo petróleo – hasta en tanto no pasa esos vales que se dice son dinero, a otra persona, compañía o entidad estatal a cambio de mercancías o servicios. El nuevo tenedor de los vales-dinero, es ahora la persona que no ha cobrado las mercancías o servicios que entregó.
El hecho que hoy en día se acepta como pago lo que sólo es un medio de cambio puro, denota un colapso intelectual y moral a escala mundial.
Los países que entregan manufacturas al mundo – especialmente a los E.U., el importador de bienes más grande del mundo – a cambio de medios de cambio, dólares-vales irredimibles, no están cobrando sus exportaciones. Están acumulando cantidades enormes de vales americanos que supuestamente son “el pago” de sus exportaciones, cuando no lo son, absolutamente. Hasta en tanto China y Japón, por ejemplo, se deshagan de sus vales pasándolos a otros países a cambio de mercancías, no habrán cobrado sus exportaciones.
China tiene pendientes de cobro cuentas por mercancías entregadas, por $875 mil millones de dólares-vales - monto de las reservas del Banco de China a abril 2006. Japón tiene pendientes de cobro, $839 miles de millones de dólares-vales a esa fecha, por el mismo concepto.
México, como otros exportadores de petróleo, ha recibido miles de millones de dólares – dólares-vales irredimibles – en supuesto “pago” de su petróleo. Pero ¡No hay tal pago! Se acumulan en el Banco Central, cantidades numéricas de dólares-vales jamás vistas. Riquezas imaginarias que tienen menos sustancia que una frágil telaraña.
La población del mundo vive en una ilusión que es la mejor ilustración de la mística hindú: que todo el mundo material es una ilusión. La humanidad usa y acumula medios de cambio puro, como si fueran un pago por su trabajo. Trágico error inducido por hombres malévolos y antihumanos, cuando no ignorantes e irresponsables.
La humanidad pagará un costoso precio en sangre y destrucción cuando se vuelva evidente que un medio de cambio puro – un vale – no constituye un pago.