Los pesos que usamos los mexicanos son dinero del tipo fiat, al igual que todas las monedas del mundo de hoy. Esto quiere decir, que es moneda por decreto gubernamental. “Fiat” es la palabra que en latín quiere decir “hágase”.
Carece este dinero, al igual que todos los dineros del mundo en estas fechas, de valor en sí, como ya hemos explicado con anterioridad.
Nuestro dinero fiat a su vez, se compone de dos tipos:
a) el tipo de dinero físico, tangible, que son los billetes y monedas, y
b) el tipo de dinero “imaginario”, que es el que aparece en toda clase de cuentas bancarias.
Lo que no se entiende generalmente, es que todo el dinero imaginario es dinero que representa deuda. Cualquier cuentahabiente en México, es acreedor del banco donde tiene su cuenta, al cual le ha prestado dinero.
El acreedor del banco, el cuentahabiente, puede retirar cualquier parte de su crédito al banco y exigir “efectivo”, es decir, billetes y monedas, hasta por el monto de su cuenta.
Dos terceras partes o más, de nuestro dinero, es dinero imaginario, porque no tiene existencia real, tangible; por otra parte, existe como deuda de un banco. O sea, que la sociedad está a merced de la buena marcha de los bancos; lo cual quiere decir, que éstos puedan cobrar, a su vez, los créditos que ellos otorgan con el dinero de los cuentahabientes. (Una deuda es, después de todo, algo conceptual y el dinero basado en un concepto es imaginario, no es real y tangible.)
Un grave descalabro bancario – como el que sufrimos en ’94-95 – significa que el dinero de los cuentahabientes puede esfumarse. Se reduciría en ese descalabro, el monto de dinero en circulación, por la quiebra bancaria y la imposibilidad de regresar su dinero a los cuentahabientes, que son, como decimos, acreedores del sistema bancario. Si no se esfumó el dinero de los cuentahabientes en aquella crisis, fue porque el “FOBAPROA” tomó el lugar de los deudores quebrados que no pudieron pagar al sistema bancario. Ahora el IPAB sigue pagando intereses – muy pesados en realidad – al sistema bancario, con cargo a impuestos. La partida de intereses para efectuar estos pagos al sistema bancario, que seguirán eternamente, es una fracción importante del presupuesto de egresos del Gobierno Federal.
Hay un mal muy grave para la sociedad, oculto en este sistema. Resulta que para tener dinero imaginario – que representa dos terceras partes o más, del dinero en circulación (M1) en México – se necesita que los mexicanos se endeuden. El dinero imaginario nace de los préstamos que hace el sistema bancario. Si no prestaran los bancos, o si no hubiera quien quisiera deber dinero a los bancos, no podría nacer el dinero imaginario. (Nota: en EU, la proporción de dinero imaginario a la masa total de dinero en circulación (M1) es de 75%, aproximadamente)
Al recibir un cheque, usted el lector podría decir, “Cómo es que este dinero nace de una deuda? ¡Yo no debo un centavo, no tengo deudas!” Esto es muy cierto, pero hay que comprender que alguien tuvo que tomar un préstamo de algún banco, para que el banco pudiera crear el dinero correspondiente a ese préstamo y abonarlo a la cuenta del deudor. El deudor gasta, pagando con cheques y así, va pasando el dinero originado en deuda, por toda la economía.
Aunque sea difícil comprender, resulta que nuestro dinero, los pesos mexicanos, existen porque son el resultado de la creación de deuda por el sistema bancario. (Nota: los bancos nunca hablan de que están creando más deuda, hablan de que están “ampliando el crédito al público”, porque así suena mejor.)
Dicho en otras palabras: si no se les debiera dinero a los bancos o si desaparecieran éstos, no tendríamos dos terceras partes del dinero que actualmente circula.
Surgen preguntas muy importantes:
“¿Por qué una nación tiene que depender de sus bancos – instituciones privadas y mayoritariamente extranjeras en México – para la existencia de un medio de cambio, una medida de valor y un medio de ahorro?”
“¿Por qué se ha de ver obligada una nación a deber dinero a sus bancos y a soportar una carga eterna de pago de intereses, para poder tener el dinero con el cual llevar adelante su vida económica?”
“¿Por qué no existe el dinero de una nación en forma real y tangible y en circulación permanente, independientemente de la actividad bancaria?”
“¿Por qué los Estados de los países del mundo, no cumplen con una misión tan vital como lo es proporcionar a sus habitantes una moneda de valor intrínseco, una moneda real y tangible que no saldrá de circulación y que no requerirá de deuda de parte de la nación, para su existencia?”
Para contestar estas preguntas y explicar la contestación, se requeriría de un Tratado de Economía y de Historia.
Sin embargo, en pocas palabras podemos decir que la contestación a estas cuatro preguntas es: “Porque el mundo no comprende cómo se le somete a una autoridad que no tiene fronteras, que no responde a nadie y que no se somete a reglas que la limiten.”
Podemos concluir con tres consejos prácticos:
1. No confíe ciegamente en billetes y monedas de índole “fiat”, de ningún país. Todos, incluyendo al dólar y al euro, no son más que papeles y chatarra de metal cuyo valor, a la larga, será “cero”.
2. Convierta una parte de sus ahorros, a monedas de oro o de plata. Sólo por medio del oro y de la plata, podrá usted lograr aislarse del proceso continuo de depreciación de la moneda “fiat”, ya sea de papel, ya sea imaginaria.
3. Los bancos de todo el mundo, odian el oro y la plata, porque no pueden fabricar estos metales con más deuda – no son imaginarios. Las Casas de Bolsa, satélites de los sistemas bancarios, comparten ese odio. No haga caso de sus opiniones anti-oro y anti-plata.
Éste es el camino práctico para evadirse del control social absoluto que pretenden establecer en el mundo las fuerzas de la plutocracia, basadas en el fraude del papel dinero irredimible y del dinero imaginario, maldición de nuestra era.