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Izquierda y Derecha: Todos cabemos en el Zócalo
miércoles, 20 de septiembre de 2006
Octavio Fitch Lazo

Estimado lector: antes de comentar por qué considero que no hay motivo real para que México esté ideológicamente dividido - y de paso compartir con usted un secreto reservado - por favor acompáñeme a imaginar un juego interesante.

¿Comenzamos?

Seguramente en este momento usted trae en la bolsa dinero contante y sonante, aunque sólo sean unas moneditas.

Muy bien. Por favor, saque usted su dinero y póngalo sobre la mesa; yo también colocaré el dinero que tengo en la cartera sobre esa mesa imaginaria.

Ahora: el dinero que pusimos sobre la mesa, ya no vale; vamos a utilizar 'otro tipo de dinero' en forma de fichas.

En nuestro juego, esas fichas las fabricaré yo - están guardadas dentro de esta caja cerrada, muy elegante, que tengo a mi lado.

El juego consiste en comprarnos cosas entre nosotros con las fichas, y así volvernos cada vez más ricos. 

¿Cómo conseguiremos las fichas?

Bueno,  la forma de conseguir fichas en este juego, es diferente para usted y para mí. Yo conseguiré las fichas simplemente metiendo la mano a la caja, conforme las necesite. ¿Y usted? Muy simple: conforme avance el juego, yo le compro cosas: usted me da su corbata, y yo le doy fichas; trabaja para mí, y yo le doy fichas; me da su automóvil, y yo le doy fichas. Así, usted se hace rico, pues cada vez tiene más fichas. Y luego, cuando llegue a acumular una gran cantidad de fichas, estará usted en posición de comprarme cosas.

Tal vez esto le parezca un poco injusto, pero recuerde que ambos aceptamos las reglas de este juego: el dinero contante y sonante que teníamos antes en la bolsa, ya no vale; ahora sólo valen como dinero las fichas que yo saco de la caja.

¿Aceptaría usted ese juego?

Seguramente no. ¿Qué clase de reglas son esas? Si sólo yo puedo despacharme fichas, hacerlo en la cantidad que quiera y a la hora que quiera, ¿cuánto tardaría en quedarme con todo lo que usted tiene? Aunque tengo cara de buena gente, en realidad le propongo un fraude descarado. Sin embargo, se sorprenderá de saber que actualmente esas son las reglas del juego económico mundial, sin que los 'pensadores' de la Derecha o la Izquierda internacional se molesten por analizar esta situación en absoluto.

Hace 100 años el dinero que usaban todos los países del mundo, eran el oro y la plata, un tipo de dinero realmente propio del país que lo emitía. Y era propio porque, para tener dinero en la bolsa los ciudadanos de un país, ese país no necesitaba que ninguna entidad extranjera se lo otorgara; simplemente bastaba con acuñar una parte del oro y la plata proveniente de sus minas y así obtenía el dinero nacional. Y si no tenían minas de oro y plata, vendían sus productos agrícolas y ganaderos, o productos industriales, u otros productos minerales, para obtener el oro y la plata - recibían a cambio un bien tangible, y no un papel.

Poco a poco, durante el siglo pasado algunos economistas (extranjeros) nos aconsejaron y nos fueron enredando con estudios muy elaborados, hasta convencer a todo el mundo de abandonar el dinero de oro y plata, porque era 'inservible'.

Aceptamos sacar de la cartera nuestro dinero contante y sonante para ponerlo en una mesa aparte - como en el juego anterior.

¿Qué ha sucedido, con qué dinero estamos jugando al cabo de un siglo?

No sabría decirle si el siguiente resultado fue accidental o, como dicen por ahí, ya salió el peine, pero el caso es que la cosa terminó así: ahora el único dinero mundial que vale es el dólar de papel que fabrica EU, sin la obligación de respaldarlo en oro a partir de 1971, y por lo tanto fabricado en la cantidad que se le antoje.

Seguramente usted habrá notado que hoy, para que la gente de un país tenga 'dinero', ese país necesita haber conseguido dólares, antes. Esos papeles constituyen el 'respaldo' de los pesos que usamos; si no hubiera dólares en la reserva del Banco de México, simplemente los mexicanos no tendríamos dinero en la bolsa. ¿Recuerda usted qué sucede con el valor de 'nuestro' peso cuando se fugan las reservas en dólares que lo 'respaldan'? Sin dólares detrás, nuestro peso vale... nada.

¿Y cómo se consiguen esos dólares - papeles indispensables para que nuestro peso valga?

Pues ya vio usted. Como en el juego anterior, nosotros ofrecemos petróleo ('exportamos') y nos dan dólares; trabajamos ('maquilamos') y nos dan dólares; alentamos la inversión extranjera ('nos portamos bien') y nos llegan dólares; los inversionistas nacionales compramos ('privatizamos') sectores estratégicos de nuestra economía pero para ello necesitamos que nos presten dólares - queda el control de esos sectores en manos de los prestamistas.

Ese juego se llama 'Globalización'; los que están sentados en la mesa y participan en él, ya están retorciéndose en la silla; se echan ojos de pistola y cada minuto que pasa están más desesperados.

Ya ve usted qué pasa en México: Calderón y López Obrador son, cada uno, rechazados por una parte de la sociedad, a pesar de las buenas intenciones que pregonan.

Calderón es rechazado por la Izquierda porque propone que México participe con más efectividad en el juego de la globalización - exportar más, maquilar más, alentar más la inversión extranjera - sin advertir que eso implica un progreso ilusorio, pues fundamentalmente constituye un fraude. (El sistema es injusto, pero no a causa del libre comercio y la inversión privada, lo cual es sano y natural, sino debido al dólar de papel que EU imprime  - a raudales - y con el cual nos 'paga' al resto del mundo, succionando todo hacia su propiedad).

Y a López Obrador lo rechaza la Derecha pues, aunque sospecha que hay gato encerrado y propone un sistema que responda al interés nacional, no tiene un diagnóstico correcto que revele dónde radica la clave para ser más independientes, sin caer en demagogia y estatismo. Marx es su asesor de cabecera, y por ello se limita a culpar de ese sistema pro extranjero a los ricos y funcionarios que él supone vende patrias. (Venezuela, Cuba, China, Corea del Norte y hasta la Unión Europea, aunque se digan muy 'independientes' o 'marxistas', siguen necesitando de los dólares; ¿qué 'soberanía' tienen?).

Tristemente, México está dividido; pero muchos países del mundo están igual.

Las distorsiones que provoca la globalización, el problema real, radica en ese secreto reservado: la moneda de papel sin respaldo.

No creo que Calderón deseé un México próspero pero vendido a EU; ni que López Obrador deseé un México independiente pero pobre. Lo que sucede es que, a falta de moneda propia, todos los países del mundo nos vemos obligados a elegir entre uno de esos dos males.

Si en verdad queremos salir adelante, los mexicanos debemos comenzar a pensar por nosotros mismos. Todos cabemos en el Zócalo; pero antes necesitamos despedir a Marx y a los profesores de Harvard, cuyas enseñanzas contribuyen por igual, a mantener el engaño monetario.

Poco a poco, la plata debe volver a ser nuestro dinero.