1. No somos los primeros en insistir en la monetización de la onza de plata. El Presidente José López Portillo tuvo esa intención, en 1979; quiso convertir la onza de plata en dinero por el importe de su cotización por el Banco de México y en tal sentido fue la legislación correspondiente que él propuso y que aprobó el Congreso. Se intentó, durante dos años, usar la onza de plata como dinero, pero el esfuerzo se tuvo que abandonar en diciembre de 1981 por la sencilla razón que la legislación fue defectuosa.
2. La onza de plata, de acuerdo con la legislación de López Portillo, subía de valor monetario cuando subía el valor de la plata y recibía una cotización más alta de parte del Banco de México. Esta condición, de que se eleve la cotización de la onza cuando se eleve el precio de la plata, forma parte de la nueva legislación propuesta por la Asociación Cívica Mexicana Pro Plata, y simplemente incorpora lo ya dispuesto por la legislación de López Portillo. No proponemos nada nuevo aquí.
3. El defecto que determinó el fracaso del intento de monetizar la onza de plata de parte del presidente José López Portillo, fue que toda moneda que ha de usarse como dinero, necesita tener un valor nominal que no pueda reducirse. Tanto las monedas que usamos, como los billetes, llevan un valor grabado o impreso, y este valor nunca puede reducirse. Una disposición legal, en el sentido de que el valor no puede reducirse, sería, en el caso de las actuales monedas y billetes, redundante; la Ley no requiere que se exprese esta condición, porque es imposible reducir el valor grabado o impreso en las monedas y billetes. Pero en el caso de una moneda sin valor nominal grabado que ha de convertirse en dinero, como fue la intención de López Portillo, hace falta legislación explícita para que esta condición implícita en las monedas y billetes actuales, se vuelva explícita en el caso de la onza de plata “Libertad”. Es indispensable esta condición explícita en la Ley, para que pueda cumplirse el deseo de López Portillo de convertir la onza de plata en dinero. Fue la ausencia de esta disposición, la que condenó el esfuerzo del Presidente López Portillo al fracaso. Que la cotización de la moneda no sea alterable a la baja es un principio que ya opera, necesariamente, en todas las monedas y billetes que utilizamos como dinero. No es nada nuevo en principio. Lo único novedoso será que, en el caso de la monetización de la onza “Libertad”, este valor nominal será virtualmente grabado, y no grabado físicamente como en la actualidad sucede con nuestras monedas de cupro-niquel.
4. Por lo que toca a la re-valuación de la plata por el Banco de México, esto lo hizo Banco de México desde 1947 hasta 1967. Si observamos la gráfica anexa, veremos que es evidente que cada acuñación posterior a la del Peso 0.720, incorporó una re-valuación de la plata, que tomó la forma de una disminución en la cantidad de plata en el peso mexicano. Esto requirió un proceso caro de retirar de circulación toda la acuñación anterior, que quedó desmonetizada por alcanzar el punto de fusión, y volver a acuñar nuevos pesos que incorporaban la re-valuación de la plata. La monetización de la onza de plata que propone la Asociación Cívica Mexicana Pro Plata, requiere de una re-valuación de la plata cuando sube su precio. Este principio no es nuevo, pero hasta ahora, ha requerido de nuevas acuñaciones. Con la legislación propuesta, ya no se requiere reacuñación de la moneda. La misma moneda, revaluada periódicamente y con un valor nominal virtual que no puede reducirse, puede seguir en circulación permanentemente.
5. La permanencia en circulación como dinero, de una moneda de plata cuyo valor sube junto con el precio de la plata que contiene, es de un valor político y social inestimable, porque dicha moneda se vuelve una institución permanente, de carácter tangible y visible, que le da continuidad y solidez al sentido de nacionalidad. Por otra parte, al evitar las reacuñaciones que requirió anteriormente el uso de la plata en nuestra moneda y que implicaban la desmonetización del ahorro nacional en cada ocasión, la misma moneda, la onza “Libertad” con un valor ascendente se vuelve un medio de ahorro idóneo, inmune a la inflación monetaria y a las vicisitudes financieras que pueda atravesar el país.
6. Esta moneda propicia el ahorro en la forma más efectiva posible, porque ofrece al ahorrador algo que vale la pena ser ahorrado. No requiere de altos intereses para atraer el ahorro. Cuanta plata se acuñe, irá al ahorro, mientras se siga expandiendo el circulante fiduciario. Sólo cuando dejara de incrementarse el circulante fiduciario – una situación hipotética que dista mucho de tornarse realidad - saldría en forma natural a circular en operaciones comerciales.
7. Los ahorradores de la onza de plata convertida en dinero, inmediatamente tendrán la posibilidad de financiar sus proyectos con esta plata ahorrada, pues ésta será de inmediato e incuestionablemente aceptada por el sistema bancario como colateral de primera calidad para préstamos en pesos fiduciarios a las tasas más bajas posibles - similares, quizás, a las que rigen en empréstitos gubernamentales.
8. Como hemos demostrado, el proyecto de monetización de la onza de plata “Libertad” no incluye nada nuevo en principio y únicamente se trata de una adaptación a las condiciones modernas, de los principios que ya rigen y han siempre regido a la moneda: la re-valuación de la plata en la moneda y la estabilidad de su valor nominal “cotizado”, en este caso, por medio de una cotización que no baja, que equivaldría a incorporar a ella, un valor nominal grabado virtualmente en lugar del valor físicamente grabado o impreso que llevan nuestras monedas y billetes actuales.