"Lenin tenía toda la razón, no existe medio más efectivo ni más sutil para destruir la base existente de la sociedad, que destruir la moneda. Por un proceso continuo de inflación [monetaria] los gobiernos pueden confiscar en secreto y sin que nadie se percate de ello, una parte importante de la riqueza de sus ciudadanos. El proceso [de inflación monetaria] pone en marcha todas las fuerzas económicas del lado de la destrucción, y lo hace de tal forma que ni un hombre en un millón lo podrá diagnosticar".
"Economic Consequences of the Peace"
("Consecuencias Económicas de la Paz")
John Maynard Keynes.
Desde 1572 (cuando menos) y hasta 1914, el contenido de plata del Peso Mexicano (que en época de la Colonia se llamaba la “Pieza de Ocho Reales”) no varió en lo más mínimo en cuanto a su contenido de plata: 24.44 gramos de plata pura (incluso durante algunas épocas de la Colonia se acuñó con un contenido ligeramente superior).
En 1918 Venustiano Carranza acuñó un nuevo Peso con contenido de plata reducido; de los 24.44 gramos por Peso, el Peso bajó de contenido de plata a 14.5 gramos por Peso.
En 1925, se creó el Banco de México; a esta organización se le concedió el monopolio de la emisión de billetes; hasta esa fecha cada uno de los bancos privados emitía billetes con su nombre, que eran redimibles a la vista y al portador, en metálico.
La creación del Banco de México tuvo como consecuencia para la nación mexicana, el abandono de la moneda real de plata. Por medio de una serie de acomodos a circunstancias políticas, hemos llegado hoy a un Peso simulado, de papel, complementado por moneda metálica de chatarra y dígitos en computadoras bancarias.
En términos culturales y humanos, el uso de dinero simulado ha tenido por efecto, o costo, la desintegración de instituciones que le han dado forma a nuestra nacionalidad. La estatura cultural y humana de cada mexicano ha sido reducida gravemente, al caer todos sin excepción en una carrera sin fin por sobrevivir. El dinero simulado es un amo despiadado que no otorga ni paz ni tranquilidad, sino que ordena imperiosamente y sin cesar: “¡Trabaja! ¡Trabaja! ¡Trabaja!”. Los cien millones de mexicanos somos esclavos sumisos del sistema de dinero simulado.
Ante una historia de destrucción cultural, institucional y de la dimensión humana del mexicano a través de décadas - por no mencionar la destrucción económica que han provocado las devaluaciones acarreadas por el peso simulado - el Banco de México sigue olímpicamente despreocupado; sin embargo, las consecuencias de abandonar la moneda real a favor del dinero simulado, son inevitables, tanto para México como para el resto del mundo, que ha sufrido el mismo proceso destructivo.
Durante el Siglo XX la plata subió de valor fuertemente, impulsada por la inflación monetaria en el mundo; además del alza mundial en el precio de la plata, en México padecimos la creación de una masa astronómica de dinero simulado, carente de sustancia, que devaluó nuestra moneda; así, se elevó aún más fuertemente el precio de la plata en pesos mexicanos. Como resultado, no fue posible usar más que cantidades verdaderamente microscópicas de plata en el “Peso” mexicano, triste sucesor de la que fue, en otro tiempo, la moneda más importante del mundo.
La gráfica que sigue nos muestra cómo avanza, vigorosamente, la creación de pesos simulados. El circulante monetario M-1 (monedas, billetes y depósitos en bancos) ha crecido de $4 mil millones de pesos (de los “nuevos” que actualmente usamos) en 1986 a $1,062 mil millones de pesos en 2006. La masa monetaria ha crecido más de 265 veces, cuando nuestra economía de ninguna manera es 265 veces más grande.
No es posible reformar nuestro sistema monetario actual, para restringir su crecimiento y limitarlo al crecimiento de la economía real, sin colapsar toda nuestra economía. México, al igual que todos los países del orbe, está adicto a la moneda simulada. Nuestro peso tendrá que seguir perdiendo poder adquisitivo.
Lo único que podemos hacer, es insistir en que una cantidad de moneda real de plata forme parte del circulante monetario, en paralelo con la moneda simulada, para que exista una pequeña pero importante alternativa de ahorros reales para los mexicanos, fuera del sistema bancario, que irremediablemente seguirá inflando la masa monetaria.
Escuchemos las sabias palabras de don Manuel Gómez Morín, fundador del Banco de México y fundador del Partido Acción Nacional:
‘Las monedas de plata han sido, y por mucho tiempo serán todavía, el recurso final de nuestras economías empobrecidas o desquiciadas por malos gobiernos. Por todo ello, la moneda de plata es ‘la moneda del pueblo’. Mientras una parte mínima del acervo monetario se mantenga en plata, las consecuencias de los desastres tendrán un límite, y será posible evitar que éstos se traduzcan en hambre y desesperación del pueblo, y quedará siempre abierta la posibilidad de reconstrucción del régimen monetario y de la economía toda del país’. “La Nación”, Año III - No. 144, 15 julio 1944.
El billete original: DERIVADO del dinero real
‘El Banco Nacional de México PAGARÁ CINCO PESOS a la vista al portador en efectivo.’
El SUBYACENTE del derivado: CINCO PESOS DE PLATA.
Originalmente, el billete era un derivado del dinero real, el peso con 24.44 gramos de plata. Cada billete era un derivado de un valor subyacente, la plata.
Los billetes recuerdan una época cuando cada banco era responsable de su emisión de billetes.
Hoy, el Banco de México no responde por nada.