El delito inflacionario
Si hubiese un patrón plata 100% a la vista al portador y el Banco de México emitiera billetes sin respaldo en metal, falsificaría dinero; la plata no se puede inventar. Si la Casa de Moneda de Legaria imprimiese billetes de dólar, habría un escándalo internacional. (Hitler, que presidía un estado criminal, pretendió falsificar billetes de libras para hundir a Inglaterra.)
Si yo imprimiese billetes de 200 pesos, caería en la cárcel. Lo curioso es que el Banco de México, autónomo como es, sí pueda emitir moneda sin respaldo alguno, y arruinar por tanto su valor. Los "responsables" del monopolio emisor de moneda no incurren en responsabilidad alguna si provocan inflación (siempre, un fenómeno de origen monetario).
Según Mariano Ruiz–Funes, director de Grupo Gea (Reforma, 13.i.99), el gobierno ingresa por emitir moneda $2,500 millones de pesos anuales. Si hubiese dólares o moneda de plata, el soberano gobierno perdería ese ingreso: no podría inventar dinero inexistente para financiarse y obtener ingresos ilegítimos a cambio de quebrantar los haberes nacionales.
Curiosamente, el delito inflacionario no está penado: no hay ley que impida el uso indebido de tal soberanía monetaria. El dueño del dinero —el mexicano— no tiene salvaguarda contra el fraude más insidioso y oculto: corromper y convertir en basura (dentro de la ley) lo esencial para construir una economía, para beneficio único y cortoplacero de quien tiene el encargo de mantener su valor.
¿Por qué no hay en México una moneda sólida? Porque no le conviene al gobierno. Pero todo ingreso que obtenga el gobierno por emitir billetes sin respaldo es espurio y está corrompido de origen, aunque pretenda justificarse y llenarse de adjetivos; será dinero robado al pueblo. Ese delito algún día estará en el Código Penal.