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Moneda de Plata para México

Estabilidad y orgullo nacional

Precio Onza Libertad Fuente: Banco Azteca, Institución de Banca Múltiple.
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¿Cuánto nos cuesta tener dinero digital? (Se sorprenderá)
miércoles, 29 de abril de 2009
Hugo Salinas Price

El 67% del dinero que usamos los mexicanos consiste en depósitos en el sistema bancario mexicano. El otro 33% se compone de billetes y monedas: los billetes son emitidos por el Banco de México y las monedas hechos de metales base son acuñadas por la Casa de Moneda que controla el Banco de México.

El 67% del dinero que usamos los mexicanos es hoy dinero digital y es, en su totalidad, un pasivo del sistema bancario. Esto quiere decir, que lo que tenemos depositado los mexicanos en nuestro sistema bancario son préstamos que hemos hecho en los bancos.

Ahora bien, este pasivo de los bancos requiere que los bancos nos paguen intereses sobre nuestros depósitos. Los bancos compiten entre ellos para ofrecer las condiciones necesarias para atraer nuestros préstamos, es decir, nuestros depósitos.

¿De dónde consiguen los bancos los ingresos con los cuales poder sufragar el pago de intereses que tienen que ofrecernos, para atraer nuestros depósitos?

Los consiguen mediante préstamos al público mexicano. Al prestar al público, obtienen ingresos para pagar intereses a sus acreedores, el público mexicano que hace depósitos en sus cuentas.

Si despejamos la ecuación, resulta algo sumamente interesante y a la vez, desconcertante: el 67% del dinero que usamos los mexicanos, nos cuesta cada año una parte de los intereses pagados a los bancos.

Año tras año, inevitablemente, los mexicanos tenemos que pagar intereses a los bancos, para poder seguir usando el 67% del dinero que manejamos en la economía nacional.

Comparemos la situación actual, con el estado de cosas a principios del Siglo XX. Nuestra economía crecía a pasos agigantados. Se habían construido vías ferroviarias por miles de kilómetros; se habían hecho importantes obras portuarias, incluyendo una ferrovía Trans-Istmica que movía sesenta trenes al día, entre Coatzacoalcos y Salina Cruz. Se hicieron importantes obras de drenaje en el Distrito Federal. Se habían instalado las primeras generadoras de electricidad y los primeros sistemas telefónicos. Se había instalado un sistema excelente de transporte masivo no-contaminante, el sistema de tranvías en el Distrito Federal. Todos éstos son sólo unos cuantos ejemplos del progreso que se realizó en el país hasta 1910.

Todo esto, ocurrió en una época en que la presencia de los bancos en México era marginal y no existía un Banco Central. Importantemente, el dinero que usábamos los mexicanos en esa época, era principalmente dinero real, de oro y plata. El dinero en depósitos bancarios era una mínima parte del total del circulante en el país.

Tener este dinero ficticio que consiste en depósitos digitales en los bancos ¡es sumamente costoso! Las Tarjetas de Crédito son prácticas pero tienen un costo para nación, ya que sistema bancario cobra una comisión en cada transacción por tarjeta.

A últimas fechas, el monto de dinero digital en México ascendía a $941 mil millones de pesos. A una tasa de 6% anual, los bancos tendrían que acreditar a sus depositantes $56 mil millones de pesos cada año. Sin embargo, recoger esta cantidad como cobro de intereses y comisiones sobre los préstamos concedidos, para ponerla a disposición de los depositantes, implica un fuerte gasto.

El total de comisiones e intereses cobrados tiene que ser suficiente para cubrir el importe de intereses pagados a depositantes, más los gastos de operación y además, necesariamente tiene que quedar un remanente como utilidad del sistema bancario. Si estimamos el total que tienen que recoger los bancos, cada año, para poder cumplir con los depositantes - los dueños del dinero digital - no sería una exageración calcular que cuando menos, el sistema bancario necesita obtener del público ingresos por $70 mil millones de pesos cada año, que equivale al 7.5% del dinero digital que existe. Probablemente nos quedamos cortos y es bastante más que 7.5%.

Si el sistema bancario mexicano tiene que extraer del pueblo , por vía de intereses cobrados y comisiones, 7.5% del total de nuestro dinero digital cada año, para poder pagar 6% de intereses a los depositantes , significa que cada 13 años los mexicanos pagamos una suma equivalente al 67% del dinero que usamos, nada más para tener ese dinero.

La bancarización del país significa que el pueblo tiene que soportar una carga permanente, año con año, para tener el dinero digital de los bancos.

¿Esto es progreso?

Progreso sería que los bancos tomaran un lugar mucho más modesto en la economía nacional y que nuestros depósitos fuesen exigibles en moneda de oro o de plata. Esto evitaría gran parte de los gigantescos problemas financieros que enfrentamos, así como las nefastas devaluaciones que devoran el ahorro de los mexicanos.

Progreso sería que el dinero que usamos, fuese mayoritariamente dinero de oro y de plata, emitido por el Estado, como en lógica corresponde a la máxima autoridad nacional. Una vez acuñados el oro y la plata y puestos a circular entre la población, su existencia no implicaría una carga de intereses que tiene que pagar la nación permanentemente.

Se dice que “cuesta mucho acuñar dinero de oro y plata”. Será cierto, pero es un costo que se paga una sola vez. Muchísimo más caro es un sistema monetario que nos cuesta una suma igual al valor del circulante digital, cada 13 años o probablemente menos, porque existe sobre la base de intereses que tenemos que pagar al sistema bancario todos los mexicanos, por tener ese dinero digital.

Nuestro sistema de dinero digital, bancario, tiene el defecto político de dividir a la población en dos sectores con intereses antagónicos: por una parte, todo el pueblo paga el costo de mantener la actividad bancaria – sus gastos y sus utilidades - a través de pagos de intereses y comisiones, mientras que por otra parte, el sector de depositantes cobra intereses sobre sus depósitos. Es pertinente mencionar que la mayor parte del sistema bancario mexicano pertenece a intereses extranjeros.

Otro defecto importante de este dinero digital es que si el sistema bancario hace préstamos que no puede cobrar, entonces no puede ni pagar intereses a los depositantes de dinero ni devolver ese dinero a los depositantes cuando quieran disponer de su dinero. Si los bancos sufren quebranto, nos quedamos sin dinero – 67% del nuestro dinero corre este riesgo, que en los más grandes sistemas bancarios del mundo ha dejado de ser un riesgo, para convertirse en una pesadilla económica: la amenaza real de que desaparezcan sumas enormes de dinero digital. Esta amenaza no es teórica: el FOBAPROA surgió precisamente porque la amenaza de que el público perdiera sus depósitos, estaba a punto de convertirse en realidad.

No propongo una revolución financiera. Me limito a señalar los hechos.

La moneda de plata en manos del público no representa un pasivo para nadie. Existe libre de polvo y paja. Tiene en sí, su propia reserva monetaria, lo cual obvia la necesidad de reservas: nadie va a querer “redimir” esta moneda, por otra. Los dueños de moneda de oro o de plata nunca participarán en la “fuga de divisas”. A ellos no les afecta – cuando menos directamente – la suerte que corra el sistema bancario.

La introducción a la circulación de la onza de plata “Libertad”, convertida en dinero, es un primer paso hacia un Progreso mayor que podrá darse con el tiempo.