Inteligencia Financiera
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No, por desgracia el título del artículo no tiene nada que ver con Harry Potter. Se trata de algo mucho más serio, de una auténtica batalla entre dos rivales que alguna vez fueron compañeros inseparables, pero que ante la avaricia y soberbia de aquel que se creyó superior, el destino los terminó separando de mala manera el 15 de agosto de 1971. Uno, a la fecha, ha tenido que soportar por décadas, toda clase de agravios de los partidarios del otro, que incluso se atrevieron a degradarlo a nivel de “reliquia barbárica”. Ello, a pesar de que cuando los ofensores se hayan ido, él aquí seguirá por su naturaleza perenne. Sin embargo, el error que cometieron los que siguieron al falso líder (más obligados que por voluntad), algún día tendrá que ser corregido. Llegado el momento, las viejas injurias se transformarán en loas.
Esa metafórica lucha a que nos referimos, no es otra que la puja financiera que nos tocó vivir. Los nombres de los peleadores son bien conocidos: Oro y Dólar. De hecho, este último es sin duda el más representativo de las “reliquias de la muerte”, o dinero fíat. Ese que siempre fenece con el tiempo para regresar a su valor esencial… cero. No obstante, al tratarse en esta ocasión de la divisa de reserva internacional, es el sistema completo el que está en riesgo con su inminente caída, producto de todos los excesos cometidos. Nunca antes una moneda de papel había jugado este rol a escala global, como tampoco hay precedente para la impresión masiva de divisas por todo el orbe. Esa falsa medicina que se está tomando, finge que se está solucionando un problema de fondo: el abuso en la deuda, consumo y crédito. Una trilogía de empobrecimiento.
Por eso, es cuestión de sentido común conocer de antemano al vencedor de esta contienda, más aún cuando la Reserva Federal de Estados Unidos nos ha anunciado una nueva ronda de creación de dólares por alrededor de 900 mil millones (Inteligencia Financiera, 05 de nov. http://bit.ly/bIs6Jw). De hecho, en lo que va del siglo, el dólar ya ha perdido todos los “rounds” con el metal dorado, frente al que ha caído más de 400 por ciento (el peso 550 por ciento). No es gratuito que naciones poderosas como Brasil, China, Rusia y Alemania hayan condenado aquellas políticas expansivas, ni que J.P. Morgan haya predicho ya que el dólar se convertirá en la “divisa más débil” del mundo.
Ojalá fuese tan sencillo expandir la riqueza echando a andar una impresora. En cambio, sólo encendieron la mecha de una “guerra de divisas”, en la que los países compiten con los norteamericanos devaluando sus propias monedas para impulsar sus exportaciones.
Y es que la crueldad máxima, consiste en meter las manos a los bolsillos de todos los habitantes del planeta, por la vía inflacionaria. Cada nuevo billete creado, extrae una porción de valor de todos los demás que ya circulan, y así, no hay escapatoria. Sea que se encuentre bajo el colchón, en una cuenta o pagaré bancarios, etc., el dinero va perdiendo poder adquisitivo de modo irremediable. Se supone que la meta es estimular el consumo y la recuperación, cerrando la pinza con tasas de interés cercanas a cero. Como resultado, el ahorro es aniquilado. Por eso no es ninguna casualidad que pese a que se pregone que la inflación es “demasiado baja” en Occidente, los precios de materias primas, alimentos y bienes tangibles en general sigan a la alza.
Qué diferente sería, si echásemos a competir al dinero real (oro y plata) con el ficticio, en las manos de todos. En este caso, la plata jugaría un papel primordial. No por nada esa palabra es sinónimo de dinero en muchas lenguas. Hace poco un amigo me decía: “si tuviera que elegir entre pagar el cine con una moneda de plata o con un billete, lo haría con un billete”. Es definitivo, “duele” desprenderse de un bien tan apreciable, de tal suerte que la mayoría de la plata se atesoraría como ahorro efectivo, valioso. De éste provienen la inversión, el producto y un mejor nivel de vida: un círculo virtuoso de riqueza. En México, la mejor manera de lograrlo sería con la introducción de la onza Libertad monetizada, en vez de engañar y robar a los incautos ahorradores vendiéndoles Cetes directo (programa que inaugura hoy el presidente Calderón).
Con la onza Libertad sí podríamos sortear mejor lo que falta de las turbulencias financieras, pues la bomba que ayer fue Grecia, hoy Irlanda y mañana Portugal y España, no es nada junto a la madre de todas las crisis por venir: la del dólar- bonos del Tesoro estadounidense. Sin importar dónde nos encontremos, o lo que estemos haciendo, todos sentiremos las consecuencias de ese cataclismo que ensombrecerá la peor de las maldades imaginadas por J.K. Rowling.