Palabras de Hugo Salinas Price, presidente de la Asociación Cívica Mexicana Pro Plata, en el evento ‘The Cheviot Sound Money Conference: a discussion of precious metals as money’, realizado en Londres, Reino Unido, el 27 de enero de 2011.
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Desde los tiempos más remotos, la emisión de la moneda nacional ha sido una de las actividades más importantes que todo Estado se ha reservado exclusivamente para sí mismo. Sin embargo, actualmente vemos cómo los sistemas bancarios modernos han usurpado completamente esta función fundamental del Estado.
Si los bancos hubieran realizado esta función correctamente, nosotros no estaríamos aquí, debatiendo sobre temas monetarios.
El hecho es que todos y cada uno de los sistemas bancarios del mundo se han guiado por el mismo libro de reglas, que ellos mismos alteraron cuando éstas constituyeron un impedimento para incrementar sus utilidades, y manejaron hasta expandirse de tal forma, que ellos mismos provocaron su bancarrota total.
No solo eso, sino que una vez que tomaron el poder de emitir dinero – de calidad cero – se han adjudicado a sí mismos, como si esto fuera algo natural o un derecho divino, la función de ser los promotores centrales del crecimiento y la prosperidad de las sociedades.
Así, los prestadores de dinero se han promovido a sí mismos como una plutocracia gobernante. Ahora somos testigos de la inevitable caída de esas plutocracias, que no han estado interesadas en el bienestar de las naciones, sino en primero, segundo y tercer término, en su propio poder y enriquecimiento. De esta forma, los plutócratas se han quebrado a sí por avaricia e irresponsabilidad.
Hemos demostrado aquí cómo el Tesoro del Reino Unido puede contar con una moneda de plata acuñada, y como puede dotar a esta moneda de un valor monetario.
Hay que notar que no estamos asignando esta tarea al Banco de Inglaterra. El Banco de Inglaterra es un banco central, una institución financiera que regula la actividad bancaria en el Reino Unido. Entre otras responsabilidades, esta institución tiene a su cargo la conducción de la política monetaria, lo que implica que la creación, mantenimiento e incremento o decremento del monto de dinero fiat que circula en el Reino Unido, está dentro de su esfera de influencia autorizada.
El desarrollo histórico de la banca en todo el mundo ha conducido a la situación actual, donde todo el dinero es del dominio exclusivo de los sistemas bancarios y sus bancos centrales y donde, de hecho, solo hay una clase de dinero, dinero fiat.
Vivimos en un mundo donde el paradigma dominante es el dinero fiat emitido exclusivamente por los bancos centrales y su sistema bancario relacionado. ¡Hoy la humanidad no conoce hoy otra forma de dinero!
Si el Tesoro del Reino Unido, en apego a las instrucciones del parlamento, procediera a acuñar una onza de plata pura sin valor nominal grabado y asignara a esta onza un valor monetario, esto se convertiría en un evento revolucionario desde el punto de vista de los banqueros.
¡Se habría roto el paradigma prevaleciente de utilizar dinero fiat, y solo dinero fiat, emitido exclusivamente por el banco central y su sistema bancario relacionado! El estado, a través del Tesoro, estaría creando dinero verdadero.
Este sería dinero permanente que se mantendría en circulación hasta que estuviera tan desgastado que tuviera que reemplazarse con una nueva acuñación, con cargo al Tesoro; dinero que nunca estaría en riesgo de desaparecer debido a un colapso del sistema bancario. La banca, el negocio de prestar dinero, es un negocio legítimo que está sujeto a riesgos, como todos los negocios. Sin embargo, la creación de dinero no es, y no puede ser, una función legítima de la banca: existe un conflicto de intereses en la unión de estas dos funciones. La actual desorganización del sistema monetario y financiero mundial es prueba evidente de ello.
La ruptura de un paradigma es un evento raro; las ideas muy arraigadas son difíciles de desplazar; un enfoque fresco conlleva a nuevas rutas de acción y abre nuevos horizontes, que pueden resolver la encrucijada que confronta actualmente al mundo. El sistema de dinero fiat emitido por sistemas bancarios se ha agotado a sí mismo, y no puede ofrecer alternativas reales hacia el progreso, sino sólo aberraciones, tal como QE2 – la política que actualmente está activando la FED y que consiste en inyectar a la economía cantidades colosales de dinero.
La primera cosa que sucederá cuando el actual paradigma monetario se rompa, será que la población inmediatamente comenzará a considerar al dinero bajo una luz distinta: ahora contará con una opción, cuando antes no tenía ninguna opción en absoluto.
Sin lugar a dudas, el Reino Unido recibiría la monetización de la moneda de plata con mucho entusiasmo. La demanda de esta moneda sería enorme.
Si a los banqueros se les permite hacerlo a su modo, no habrá moneda de plata monetizada. Los banqueros se opondrán categóricamente. Temerán hasta la muerte por la preferencia que los británicos seguramente le darán a la moneda de plata. Alegarán que si la moneda de plata se vuelve una realidad el Reino Unido estará arruinado. Los banqueros son prisioneros de su propio paradigma y no pueden pensar en otros términos.
Nadie puede prever todas las consecuencias de introducir una moneda de plata en circulación en paralelo con el papel moneda y el dinero digital. Churchill dijo una vez: ‘en política, experimentación es revolución’. Sin embargo, el dinero real, de plata, ha sido la regla en la historia, no la excepción; así que un retorno parcial a la moneda de plata como alternativa, junto con el dinero digital y de papel, difícilmente puede considerarse una innovación o un experimento. En términos históricos, lo que ha sido un experimento – y el QE2 es declaradamente un experimento- ha sido el dinero fiat global creado por los banqueros, quienes evidentemente no tuvieron noción de lo que hacían y no supieron, o les tuvo sin cuidado, las consecuencias que tendrían sus acciones. Los británicos experimentarían el gusto de tener dinero real en las manos y ahorrar dinero que seguramente valdrá algo en los años por venir: dinero que no puede devaluarse. Así, revolución para los banqueros, quienes no han respondido a la confianza que se depositó en ellos; para la gente, el anuncio de tranquilidad mental y la esperanza de un mejor futuro, no revolución.
¿Acaso no debería considerarse una propuesta que ofrece algo que seguramente será bienvenido sin cuestionamiento por cientos de millones de individuos en todo el mundo, a pesar de las objeciones de los banqueros que están quebrados? El temor tan arraigado de los banqueros hacia la preferencia latente por la plata -y el oro- de parte de la población, revela una inestabilidad social fundamental que tendrá que ser atendida en algún momento.
La política implica tensión entre un conjunto de ideas. En ciertos momentos, las ideas que anticipan el progreso social y la prosperidad son de suma importancia. Otras veces, las ideas prevalecientes impiden la prosperidad, promueven la apatía y fomentan el despilfarro.
Hoy existe una tensión potencial entre dos ideas en conflicto: la idea del Estado Benefactor, que se está tambaleando hacia su eventual colapso, y la idea de procurar el bienestar personal por los propios medios, idea que actualmente gira en torno del deseo silencioso e inexpresado de ahorrar en moneda real y tangible, como lo sería la plata monetizada. La monetización de la plata proveería de un canal para dirigir esa tensión potencial y crearía una enorme marea de ahorro en monedas de plata.
Consideramos que el deseo incuestionable de la población de Occidente –y de Oriente también- es disfrutar dinero real como base de los esfuerzos productivos, y que este deseo ha permanecido inexpresado y silencioso porque nadie ha propuesto un medio para satisfacerlo. La moneda de plata, que siempre ha sido el dinero del pueblo, puede convertirse en una realidad que nazca en paralelo con el dinero fiat prevaleciente. Su posterior desarrollo y crecimiento en importancia apenas vislumbrarse, pero nace preñado de posibilidades.
La creación de una moneda de plata con valor monetario estable, que puede permanecer en circulación en paralelo con el papel moneda y el dinero digital, puede cerrar finalmente el circuito que convierta un deseo mundial, en realidad. El movimiento de la población hacia la moneda de plata sería enorme. ¿Debemos temer lo que la gente desea? ¿O debemos comprender ese deseo y su justificación, y abrir el camino para que éste se exprese por sí mismo?
También consideramos que le monetización de la onza de plata en el Reino Unido, mediante el método que hemos delineado - mismo que se propone para México-, puede convertirse en el objetivo irresistible de un partido político que aspire a llegar al poder; existe en toda la población del mundo un deseo silencioso de dinero real, ¡y el mundo está esperando que amanezca!