Artículo publicado en: Inteligencia Financiera Global -el Blog de Guillermo Barba.
En julio de este año, el Prof. Antal E. Fekete, dio a conocer el Manifiesto de la Nueva Escuela Austríaca de Economía, de la que es fundador. El domingo pasado, sin embargo, concluyó en el Museo Británico de Londres el seminario en el cual se discutió y explicó a profundidad, los alcances de sus análisis, teorías, propuestas y soluciones a los graves problemas económicos que aquejan al mundo en la actualidad.
El autor de este blog –como miembro de la Escuela, ha sido partícipe de dicho encuentro y por tanto, trae a sus lectores los aspectos más relevantes ahí abordados para su conocimiento y difusión.
Antes sin embargo, es conveniente explicar que las enseñanzas de Fekete, dan continuidad al trabajo del que sin duda, es uno de los hombres más grandes de la historia económica: Carl Menger. No obstante, el trabajo de quien fue la piedra angular de la Escuela Austríaca, por una parte ha sido relegado al olvido por las corrientes económicas predominantes –el monetarismo y el keynesianismo, y por otra, dejado de lado por muchos de los que se supone quisieron continuarlo.
Quizás a causa de eso, por desgracia, hoy sea casi imposible encontrar obras de Menger en cualquier librería o biblioteca. Por fortuna, gracias a la Internet es posible encontrarlas en línea o a la venta en tiendas virtuales.
Así pues, el Prof. Fekete decidió agregar el calificativo de “nueva” a la corriente que ha iniciado, con la plena intención de retomar la filosofía y método originales empleados por Menger.
Y es que el que posiblemente haya sido el economista más prominente del siglo XX y máximo exponente de la Escuela Austríaca “clásica”, Ludwig von Mises, cometió diversos errores que lo apartaron de ambos.
Lo peor es que debido a la admiración que le profesan sus seguidores, o por la causa que sea, estos se han aferrado a sus enseñanzas de manera tal que no admiten con facilidad la crítica ni las nuevas aportaciones. Mises habría dejado para ellos el trabajo ya terminado.
Fekete ve en esto una tendencia a convertir la ciencia económica en culto, que en nada beneficia a su avance, ni sirve para aportar a la guía que deberá seguirse en el nuevo orden económico global. Ese que habrá de presentarse luego del colapso del actual experimento mundial con divisas irredimibles.
En esa cerrazón, los “austríacos” post Mises claman que en el futuro se deberá seguir por fuerza un rígido patrón oro al 100 por ciento, imposibilitando la admisión de nuevas ideas que de verdad lo harían operable, funcional, permanente y sobre todo exitoso en la generación de crecimiento económico y empleo.
Por eso, en el Manifiesto, Fekete ha desglosado los seis errores de la economía austríaca post Mises, tres de ellos por omisión y tres por comisión. En esta entrega haremos mención general de todos ellos, pero entraremos al detalle a partir del siguiente artículo de Inteligencia Financiera Global.
Los errores cometidos son: haber adoptado la Teoría del Equilibrio General de precios, la Teoría Cuantitativa del Dinero y menospreciar la Doctrina de las Letras Reales de Adam Smith como “inflacionaria”.
Sus omisiones: no haber desarrollado una Teoría del interés en el espíritu de Menger, en particular sobre el origen del interés; no haber aportado una teoría positiva del Patrón Oro y no haber estudiado la especulación a profundidad, sobre todo a partir de que en 1971 Estados Unidos terminara con lo que quedaba de ese patrón, y de que diera inicio poco después el comercio de futuros de oro.
En la próxima entrega, abordaremos a detalle la explicación de esos errores, y las soluciones que plantea la Nueva Escuela Austríaca de Economía.
El planeta entero está sumergido en una crisis económica que, a la distancia, muchos lograrán por fin ver como lo que es: una Gran Depresión. Es urgente entonces que el debate y las propuestas reales de solución se discutan. El riesgo de la inacción o de la lentitud, que muchos no logran dimensionar, es que se está poniendo en peligro la existencia misma de la civilización como la conocemos.
Si no hacemos algo para acabar con ese experimento universal de dinero fíat y deudas exponenciales que los gobiernos y bancos centrales se resisten a terminar, estaremos condenando a la humanidad a una ruina de la que no harán falta generaciones, sino tal vez siglos para escapar de ella.
Esa, es una trampa en la que, por el bien de las generaciones venideras, no podemos permitirnos caer.
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