En 1952, Eric Voegelin publicó su libro "The New Science of Politics".
A continuación, presento algunas de las ideas de Voegelin, según yo las he entendido. Lamentablemente, Voegelin ya no está para corregir errores, si es que los he cometido. Con esta advertencia, expongo lo que yo he recogido de la lectura de Voegelin:
La creencia general que prevalecía entre la población de Europa, a partir de que Constantino declaró al Cristianismo como la religión oficial del Estado Romano, era que los reyes que gobernaban a las diversas naciones de Europa eran representantes de un orden cósmico. La autoridad terrenal y secular de los reyes procedía de Dios, y por esa razón se decía que eran ellos "reyes por la Gracia de Dios". La autoridad eclesiástica la ejercía el Papa, en concordancia con la idea de un corpus mysticum , según el cual el Papa era la cabeza , los brazos y piernas representaban a los reyes, y toda la población vivía bajo la Civitas Dei, la civilización de Dios sobre la tierra.
Esta era la creencia general compartida por las naciones Europeas. Claro que los reyes se enfrascaban en guerras, y las más de las veces no se comportaban como santos - muy pocos de ellos merecieron la santificación por la Iglesia Católica, centro de la Fe compartida por toda Europa. No obstante la conducta de sus reyes, que en innumerables casos fue reprochable, en el fondo, la creencia compartida por los europeos en la Edad Media (de más o menos 400 a más o menos 1450 AD) fue que la autoridad divina respaldaba a sus reyes. Como ejemplo, en Francia, durante siglos sus reyes recibieron su autoridad de parte de Dios, mediante una ceremonia de "unción" en la Catedral de Reims.
Los reyes de la Edad Media no se ocupaban gran cosa de la situación económica de sus súbditos. Los reyes tomaban como un hecho inevitable de la existencia terrenal que hubiera unos pocos individuos ricos, un número de artesanos y comerciantes acomodados en la ciudades, y multitudes de pobres hambrientos, vestidos en harapos y sobreviviendo los rigores de los inviernos en chozas hechizas en las cuales la mortandad infantil era más la regla que la excepción. Todo esto, era aceptado como parte inevitable de la existencia humana, tanto por los reyes como por sus súbditos.
En la época del 1100 al 1200, en el Noroeste de Europa se dio el comienzo de la industrialización de la producción de textiles, que ofrecía oportunidades de empleo, mismo que dependía del volumen de exportaciones y por lo tanto, era de naturaleza transitoria. Los obreros eran hombres que habían sido los servidores feudales de nobles terratenientes, y que habían contado con el apoyo de éstos todo el año, pero estos obreros habían emigrado a las ciudades y habían buscado empleo en la naciente industria textil. De cuando en cuando, quedaban sin empleo y padecían por falta de sustento.
Como resultado de los padecimientos sufridos en las épocas de desempleo, con frecuencia cada vez mayor se presentaron casos de rebeldía contra el estado social que prevalecía. Abundan relatos muy interesantes de sacerdotes herejes que aparecieron de cuando en cuando, y que reunieron a masas de pobres con discursos en los que alegaban haber tenido una revelación divina, cuyo mensaje era, por lo general, que los que los siguieran serían en breve los herederos de todas las riquezas actualmente en poder de los reyes, de los aristócratas, de los ricos, y del clero corrupto, y que todos esos odiosos pecadores serían destruidos próximamente por la ira vengativa de Dios. Una característica interesante que aparece con frecuencia entre los programas de estos agitadores fue su promoción de la liberación sexual.
Estos levantamientos revolucionarios fueron suprimidos con violencia ejercida bajo la autoridad de la Iglesia Católica y aplicada por los reyes y príncipes.
A estos líderes herejes los agrupamos bajo el concepto de Gnósticos . El término "gnóstico" se deriva del griego gnosis , que significa "conocimiento", porque todos estos alborotadores populares pretendieron tener un conocimiento especial, obtenido por una revelación particular, de cómo debían ser las cosas en este mundo .
Voegelin define a la Revolución Gnóstica como sigue: "La Revolución Gnóstica tiene como su propósito un cambio en la naturaleza del hombre y el establecimiento de una sociedad transfigurada." (Op. Cit. Página 152)
Los diversos intentos de los Gnósticos por cambiar el orden terrenal de las cosas, de un orden natural que nace de la misma naturaleza humana, a un orden mejor, predicado por los Gnósticos, fueron derrotados hasta una fecha que podemos situar más o menos en el año 1500.
A partir del 1500, la Revolución Gnóstica se presenta victoriosa en Europa.
En mi opinión, esta Revolución recibió un gran impulso gracias a la invención de la imprenta por Gutenberg, cuyo primer producto tipográfico fue la Biblia, que recibió el público en 1452 en Estrasburgo. En breve sucedió algo que nunca antes había ocurrido: miles de hombres, que nunca antes habían tenido una Biblia en sus manos, la leían y pensaban y opinaban sobre lo que leían.
La Iglesia Católica, sabiamente, nunca ha favorecido a la lectura de las Sagradas Escrituras por parte del público, por la sencilla razón de que cada persona que las lee puede formarse una opinión personal acerca de su significado. Eso fue lo que ocurrió, precisamente, a partir del 1500: surgen victoriosos los Gnósticos, en diversos grupos que siguen las enseñanzas de líderes intelectuales que interpretan las Sagradas Escrituras cada uno a su manera, y todos ellos proponen cambios sociales, el sello distintivo del Gnosticismo.
El primer "best-seller" fue Elogio a la Locura, de Erasmo de Rotterdam, publicado en 1511. Este clásico humorístico, que se burló de algunas prácticas absurdas de la Iglesia, puso a reír a toda Europa - y hoy sabemos qué destructiva puede ser la risa. La intención de Erasmo fue que la Iglesia Católica iniciara una reforma de sus prácticas, pero quizá logró lo contrario: acentuar el cisma entre el Catolicismo y los Protestantes que buscaban una reforma, sin lograrla. El Papa mismo rió al leer la obra de Erasmo, pero no pudo vencer la oposición a la Reforma que presentó la enorme estructura burocrática de la Iglesia.
El caso es que a partir de 1452, se produjeron miles de libros que nunca antes habían estado en manos del pueblo. A la primera obra editada por Gutenberg, la Biblia, siguió un gran número de libros que por primera vez pudo leer no sólo el clero, sino toda la gente que sabía leer.
Los Gnósticos son "los que saben", y los que los siguen son los fanáticos, vocablo que viene del griego fainein, "aparecer"; los fanáticos son "aquellos a quienes se les ha aparecido o presentado la verdad" promulgada por los Gnósticos, que dicen saber cuál es.
El fanatismo religioso promovido por el Gnóstico Juan Calvino en el Siglo XVI, produjo, en el Siglo XVII, la Revolución Puritana en Inglaterra - una rebelión Gnóstica ejemplar de su tipo. Los protestantes puritanos, fanáticos a favor de su causa de cambiar las cosas en este mundo, de como son y tienen que ser, a como a ellos les parecía que debían ser, dan el ejemplo más puro de Gnosticismo en acción; alentada por los predicadores puritanos, se sublevó buena parte de la población de Inglaterra en contra su rey, Carlos I.
Los sublevados se calificaban a sí mismos de ser los "Santos", según sus interpretaciones del Antiguo Testamento de los judíos, y adoptaban nombres tomados del Antiguo Testamento. Ellos eran los "Santos" y los "Puros" - de ahí que se les llamó "Puritanos". Todos los que no fueran "Santos" eran, según ellos, gente malvada que debía ser destruida. Acabaron por derrocar al Rey Carlos I de Inglaterra y cortarle la cabeza en 1649. Se estableció una república, la "Commonwealth"; el líder de la rebelión, Oliver Cromwell, fue nombrado Dictador del nuevo Estado, y vivió en opulencia regia el resto de sus días.
Al cabo de unos años, en 1660 Inglaterra recobró la cordura y restableció la Corona, con Carlos II, hijo de Carlos I, como su rey. La cabeza de Cromwell, ensartada en un pico, se exhibió por muchos años en Westminster Hall, de Londres.
133 años más tarde, 1793, los gnósticos franceses derrocaron a su rey, Luis XVI; él y su bella esposa María Antonieta fueron degollados.
En el Siglo XVIII se dio "La Era de la Razón"; los intelectuales franceses se habían vuelto Gnósticos, pero con el Gnosticismo de la Era Moderna, que se inició con ellos, y que deriva su autoridad no de una revelación sobrenatural, sino de la novedad de la Ciencia y el método científico, que es el Positivismo.
El Positivismo es el método apropiado para establecer verdades físicas en base a la experimentación controlada, pero es totalmente inadecuado para investigar la capacidad innata de los seres humanos, de escoger lo que han de hacer, así como la capacidad del ser humano de iniciar acción, sin haber sido movido por un movimiento anterior como causa. Cicerón (muerto en el año 43 AC) tomó nota de esto, y dijo que cada ser humano es un primum mobile, "un movedor que no ha sido movido", una característica que los seres humanos compartían con los dioses.
Los intelectuales de la Revolución Francesa fueron Positivistas y sus ideas respecto a la Política y a la Historia eran erradas, ya que se basaban en una Ciencia inapropiada para el estudio de la Política y la Historia, el Positivismo: eran por lo tanto seudocientíficos, y sus ideas respecto al mejoramiento del mundo, de como es y tiene que ser, a algo mejor, los identifican como Gnósticos.
La mayoría de la intelectualidad de Francia era de la opinión que la agudeza del entendimiento Positivista que poseían los más eminentes pensadores de Francia seguramente daría por resultado un mundo mejor, si tomaran cartas en el asunto, y efectuaran los cambios "científicos" necesarios para erradicar los males que habían aquejado a los franceses desde hacía siglos. (Un ejemplo del desmedido orgullo de los intelectuales franceses, fue su intento de crear dinero artificial, de papel: el Assignat; esta simulación de dinero creó una pavorosa inflación de precios en Francia. Sus sucesores Gnósticos en el Siglo XX han seguido por sus pasos, pero en escala mundial.)
La Revolución Francesa de 1789 marca la entronización de los Gnósticos seudocientíficos como amos del mundo. Por eso, bien dicen los que afirman que la Revolución Francesa sigue en pie en 2017. El mundo está en manos del Gnosticismo seudocientífico y desde el Siglo XVIII seguimos en La Era de la Razón. La Razón y la Ciencia han de eliminar los padecimientos inherentes en la vida humana: todo es cuestión de arreglar las cosas en concordancia con las ideas Gnósticas de la Era Moderna.
Carlos Marx fue un Gnóstico en toda forma: según Marx, el mundo será inevitablemente mejor porque La Historia (Según Marx ya no es Dios el que rige asuntos humanos, es "La Historia") hará desaparecer la propiedad privada y establecerá el Socialismo. Desaparecerán individuos egoístas que acumulan riquezas, como los empresarios, los banqueros, y los propietarios de tierras. Los "Santos" del Marxismo son los Trabajadores y los Campesinos. El estado final de la humanidad será el Comunismo, donde el hombre se habrá olvidado de sí mismo en su labor productiva a favor de la sociedad, y recibirá de ella sólo lo necesario para sostener su vida. El Marxismo es Gnóstico precisamente porque propone "el cambio en la naturaleza del hombre y el establecimiento de una sociedad transfigurada" - ambos propósitos, de realización imposible, son sueños Gnósticos.
Los Gnósticos apoderados de diversos gobiernos y pueblos del mundo se han hallado con el problema de que su Gnosticismo entra en conflicto con los diversos grupos políticos que no comparten su programa puro, porque la meta del Gnosticismo, de cambiar la naturaleza del hombre, topa con diversos problemas de la vida real, que varían de una sociedad a otra: por lo tanto, el Gnosticismo se ha tenido que adaptar a circunstancias que varían de una nación a otra, pero todos los diversos programas de índole político-económica comparten la misma esencia: un cambio en la naturaleza del hombre y el establecimiento de una sociedad transfigurada.
El Gnosticismo tiene dos objetivos, como hemos señalado: 1. Cambiar la naturaleza del hombre, y 2. Lograr la transfiguración de la sociedad.
¿Cómo se presentan estos objetivos, en el Gnosticismo de Occidente?
La meta implícita del Gnosticismo Occidental, respecto al cambio en el ser humano, es que los seres humanos se olviden de toda restricción a sus antojos, notablemente los antojos sexuales, y que vivan sus vidas libres de todo impedimento moral, ya que la moral, según ellos, es algo artificial y no definible por la Ciencia, pues surge de ideas arbitrarias y varía según las condiciones de vida de diversos grupos sociales. Todo cuanto estorba al individuo en la realización de sus antojos - salvo acaso, el asesinato de sus semejantes y el robo - es permitido por el Gnosticismo Occidental. Ahí origina el colapso en la tasa de natalidad en las sociedades más "avanzadas" del Gnosticismo Occidental, ya que tener hijos ciertamente presenta un estorbo para la realización de antojos egoístas.
En cuanto a la segunda meta del Gnosticismo Occidental, una "sociedad transfigurada", su objetivo final es que todo mundo vida feliz sin preocuparse por la procuración del alimento, del vestido, del albergue, de atención médica, y del sustento en la vejez, todo lo cual será proveído por la sociedad organizada por los Gnósticos. O sea, en pocas palabras, el Gnosticismo seudocientífico Occidental busca el establecimiento del "Welfare State" - el "Estado de Bienestar General".
Desde luego, ambas metas del Gnosticismo Occidental son inalcanzables, porque se oponen a la realidad de la condición humana, que es inalterable.
El Gnosticismo de Occidente ahora enfrenta un rival formidable: el Gnosticismo Islámico.
El Gnosticismo Islámico es un Gnosticismo religioso que se basa en la revelación que supuestamente recibió Mahoma de Allah, su Dios, y que quedó plasmada en un texto sagrado, el Corán. Contrasta, por su fuerza religiosa, con el Gnosticismo seudocientífico de Occidente.
Respecto a un cambio en la naturaleza del ser humano, el Gnosticismo religioso de Islam propone una meta totalmente contraria a la meta del Gnosticismo Occidental: es una meta de disciplina férrea sobre la conducta del hombre y de la mujer, según reglas específicas para cada sexo. La religión islámica es una religión para hombres; la mujer tiene un lugar muy secundario, sometida siempre al hombre y con fuertes castigos por desobedecer al marido. Islam no tolera que cada quien viva su vida, según su criterio personal. Islam establece - gracias a los dictados del Korán - reglas minuciosas para la vida, incluyendo la dieta y los ayunos obligatorios del mes Ramadan del año, y reglas obligatorias para el vestir de la mujer. A los musulmanes les está prohibido beber alcohol en cualquier forma. Está prohibido prestar dinero. Es obligación orar cinco veces al día. En Islam, no se tolera que los laicos ofrezcan su propia interpretación del Corán. El castigo de tal actividad hereje es bien conocido. Uno puede regresar a casa tras un día de actividad piadosa, o de un día de agresión sangrienta: la salvación es sólo para aquellos que siguen las reglas.
Islam presenta un programa concreto obligatorio para la vida diaria, a diferencia del Cristianismo, que da importancia primaria, en lo que toca a la vida del Cristiano, al espíritu que anima la vida de la persona.
Respecto a la sociedad, el Gnosticismo Islámico no se ocupa gran cosa de la prosperidad y bienestar de la población, y acepta como natural e inevitable que unos musulmanes sean ricos y otros vivan en condiciones de miseria. No existe, en Islam, un programa gubernamental para lograr la prosperidad y bienestar de la población, y se acepta como inevitable que algunos musulmanes serán ricos y otros vivirán en la miseria, al contrario de lo que pretenden hacer nuestros guerreros por la justicia social, que niegan este aspecto de la realidad. Sin embargo, Islam favorece la caridad de parte de los musulmanes ricos, a favor de los musulmanes pobres. El Cielo Musulmán es un estado algo des-espiritualizado: se halla salpicado de placeres materialistas y carnales: a los hombres se les premiará en el Cielo, con siete vírgenes! Como religión para hombres, Islam predica la guerra santa contra los Infieles, o sea los no-islámicos, que deben ser conquistados o exterminados: no tolera la "coexistencia pacífica".
Frente al Gnosticismo religioso de Islam, el Gnosticismo seudocientífico de Occidente está en fuerte desventaja, porque éste ha accedido a todo cuanto dé placer al ser humano y por lo tanto, ha creado poblaciones débiles, dedicadas a sus placeres. En Europa, el Gnosticismo seudocientífico ha causado una desastrosa caída en la tasa de natalidad, que en los próximos 40 años dará por resultado la desaparición virtual de las naciones europeas, dejando abierto el camino para que Islam se apodere de toda Europa, porque Islam promueve fuertemente la natalidad.
La Economía fue, en sus orígenes, una rama de las Humanidades, porque fue el estudio objetivo de la acción humana, es decir, de cómo se comporta el ser humano al escoger para sí, entre diversos valores.
Los primeros economistas no fueron Gnósticos, es decir no proponían "programas económicos"; eran simples observadores de la forma en que se comportan los seres humanos. Uno de los primeros y el más conocido fue Adam Smith, por su obra "The Wealth of Nations", en cuyas páginas hizo notar lo que conducía a la prosperidad de una nación: que se dejara a los seres humanos en libertad de actuar, siempre que no dañaran al próximo. Lo que restringía la acción humana - inclusive la acción de grupos de hombres de negocios que tuviera la intención de restringir la libertad de acción de otros - obstaculizaba la creación de prosperidad general.
Sin embargo, a partir de principios del Siglo XX, la Economía como una de la Humanidades se convierte paulatinamente en otra cosa totalmente diferente: se convierte en una técnica Gnóstica para dirigir la acción estatal a la meta de transformar la sociedad. Esta nueva "Economía Gnóstica Seudocientífica" propone las medidas obligatorias que ha de aplicar el Estado, para transformar la actividad nacional de tal forma que el resultado sea la prosperidad de la "sociedad transfigurada".
La palabra "transformar" forma parte del léxico Gnóstico: la sociedad ha de ser transformada - de lo que la sociedad puede ser en su forma natural, en otra cosa que a los Gnósticos les parece preferible. Al mismo tiempo que el Gnosticismo Occidental quiere que los seres humanos persigan libremente toda clase de placeres, la Economía Gnóstica establece los medios para acorralar a los seres humanos, de tal forma que no tengan otra opción más que actuar en la forma que desean los economistas Gnósticos.
Entre estos medios de coerción pasiva - o sea coerción por la eliminación de alternativas - tiene un lugar importantísimo la eliminación legal del dinero real, oro o plata. El dinero Gnóstico no tiene existencia real, su consistencia es puramente imaginaria, expresada en dígitos o en billetes que representan dígitos. El dinero Gnóstico puede crearse en cualquier cantidad que requieran los gobernantes y economistas Gnósticos - "los que saben", o sea los famosos "Keynesianos" - dinero que pueden aplicar los gobernantes a los fines que les parezcan atractivos. El "anti-dinero" Gnóstico es elemento fundamental del programa para cambiar la naturaleza del ser humano y transfigurar a la sociedad : convertirla en un Paraíso Terrestre, según los Gnósticos, o en un Infierno, según los que precian la libertad humana.
Las metas del Gnosticismo son en sí, inalcanzables, porque es imposible cambiar la naturaleza del ser humano, e igualmente imposible llegar a crear una sociedad humana transfigurada. Todos los Gnósticos comparten esta característica: la negación de la realidad.
Grandes incógnitas son:
¿Cómo y cuándo nos libraremos de esta plaga Gnóstica que nos gobierna?
¿Cómo y cuándo tendrá la humanidad gobernantes que respondan al Orden Cósmico del Creador, y que accedan a reconocer las realidades de la condición humana, sin buscar la instalación de Cielo sobre la Tierra?
¿Cómo nos defenderemos del poderoso Gnosticismo religioso de Islam?