Asociación Cívica Mexicana Pro Plata A.C.
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Moneda de Plata para México

Estabilidad y orgullo nacional

Precio Onza Libertad Fuente: Banco Azteca, Institución de Banca Múltiple.
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Latinoamérica se ahoga, y nos recetan agua
miércoles, 28 de abril de 1999
Octavio Fitch Lazo

Los principales líderes de la economía global están preocupados por el futuro de América Latina. Prevén un retroceso para nuestra región, según lo reporta el día de hoy "El Universal" (sección Finanzas, pág. 8).

"El Universal" señala: "El Secretario del Tesoro de EU, Robert Rubin, reiteró que para América Latina se prevé una contracción. Respecto a Brasil, Rubin se dirigió a sus autoridades para pedirles que continúen de manera firme la ejecución de su programa de reformas económicas para consolidar los progresos ya alcanzados"."

"Las reformas económicas y el seguimiento de políticas de saneamiento, siguen siendo la principal receta que el FMI y el BM extendieron hoy para los países de economías emergentes".

Comentario

En pocas palabras, nos va a seguir yendo mal, según nos dicen. Y por supuesto que así será, si los latinoamericanos seguimos sujetos al actual sistema monetario internacional, causa principal de la inestabilidad financiera que priva en todo el mundo.

Conviene dejar muy claro cuál es el verdadero problema de América Latina, ya que ningún premio Nobel o funcionario extranjero va a venir a revelarnos el secreto.

Nuestros sistemas monetarios son una entelequia. Ilusamente, creemos que nuestras monedas son "autónomas", y que su fortaleza depende de la estabilidad y el crecimiento de nuestras economías. "Si nos esforzamos aún más, se acabarán nuestros problemas de devaluación".- pensamos.

Mentira.

La estabilidad de las monedas que hoy se usan en el mundo depende de un sólo factor: la reserva en dólares que mantenga el Banco Cental en su poder. Si no hay dólares, si existe fuga de divisas, o éstos dejan de ingresar con suficiente velocidad en la economía, el valor de nuestra moneda se desploma.

Recordemos cómo comenzó la crisis de México o Brasil: fuga incontenible de divisas. Al presentarse la corrida, los bancos y el gobierno intentaron contenerla elevando las tasas de interés, en perjuicio de los deudores nacionales. Sobrevino así la quiebra de empresas, el despido masivo de personal, las deudas impagables y la crisis todavía de la cual, en México, aún no nos recuperamos (recordemos que durante varios años habremos de pagar las consecuencias del colosal Fobaproa, que tuvo su origen en la devaluación del 94).

Primera conclusión: Si no hay dólares, nos derrumbamos. Luego entonces, hay que conseguir dólares.

¿Cómo se consigen los dólares? He aquí algunos caminos:

1) Exportar, exportar y exportar

Esta es la receta para conseguir más dólares. Sin embargo, hay un problema: todos los países se esfuerzan por lo mismo. Así, para ganar mercado, para que no dejen de comprar nuestros productos, debemos ser más competitivos, es decir, abaratar costos de producción. ¿Y cómo se logra abaratar los costos? Conteniendo el aumento a los salarios, despidiendo personal y vendiendo a menor precio las materias primas, entre muchos otros.

Si China devalúa para ser más competitiva, México debe devaluar más para ganarle a China. Y si México devalúa para ser más competitivo, Brasil debe devaluar aún más para ganarle a México. Estamos así, todos los países emergentes, en una carrera interminable para ver quién vende más barato.

La exportación es buena, que no se malentienda. Pero sólo cuando es un complemento para vender excedentes del mercado interno y cuando tiene como fin pagar las importaciones. En las condiciones actuales, la exportación tiene como principal finalidad conseguir reservas en dólares para mantener la paridad, y ésto se hace sobre la espalda de la inmensa mayoría de los ciudadanos.

2) Aceptar la entrada de capital especulativo

Este tipo de inversión tiene dos características: es pasajera y sólo busca altos rendimientos. Si Perú ofrece 20% de interés, México debe ofrecer 25%, para ganar las inversiones a Perú. Y entonces Uruguay debe ofrecer 30%, para ganar las inversiones a México. Al subir los intereses, con el único objetivo de evitar una corrida, quebramos a todos los deudores (de casas, de autos, etc.), y volvemos el crédito inaccesible para financiar proyectos productivos.

Nuestro sistema bancario es, en realidad, un instrumento de paso para el dólar, aprovechable mientras ofrezcamos altos rendimientos. Para financiar nuevos proyectos, los nacionales deben recurrir a instituciones internacionales, que prestan a menores tasas de interés. Nuestros empresarios están así endeudados con el extranjero, en forma permanente.

3) Alentar la entrada de inversiones extranjeras

Necesitamos dólares, luego entonces, no vendemos las empresas a los inversionistas nacionales sino a extranjeros, que pagan con dólares. He aquí otra carrera para ver qué país vende más empresas a los extranjeros. ¡Mexico for sale! !Brasil for sale! ¡Ecuador ganga!

Una vez que las empresas son vendidas a consorcios internacionales, los nacionales pueden asociarse, en participación minoritaria. Las empresas pasan así, al control de manos extranjeras.

Exportar barato, aceptar la entrada de capitales especulativos y alentar la entrada de inversiones extranjeras es lo que conocemos con el bonito nombre de globalización. Ser modernos no es cuestión de gusto, sino urgente necesidad. Si no ingresan dólares, o éstos se marchan del país, se derrumba el valor de la moneda, como vimos que sucedió en México o Brasil.

Segunda conclusión: El actual sistema monetario, basado en reserva obligada de dólares, es causa de la crónica inestabilidad financiera, que priva en todo el mundo. Sin embargo, lejos de proponerse una solución real, se nos invita a profundizar más en la adopción de este sistema.

¡ Latinoamérica se ahoga!... y nos recetan agua.

¿Qué debemos hacer?

Tercera conclusión: La solución para Latinoamérica es sencilla. Debemos contar con una moneda que no requiera reservas en dólares para mantener su valor, y con ello, salvaguardar la estabilidad de nuestra economía. Sólo la moneda de plata llena este requisito clave. La moneda de plata vale por sí misma, no necesita de reservas y es aceptada en todo el mundo.

Con la plata, se acaba la necesidad de huír del país para refugiarnos en monedas extranjeras. Se termina la necesidad de elevar las tasas de interés, con el único objetivo de convencer al dólar a quedarse. Los bancos latinoamericanos se capitalizan, con un propio recurso.

Por supuesto, debemos también buscar el equilibrio fiscal, y mejores condiciones para la inversión productiva, además de transparentar nuestros sistemas estatales de administración. Sin embargo, todo este esfuerzo resultará infructuoso -ya lo estamos viendo-, si no atacamos el mal en sus raíces.

Simple.

Moneda de plata. Es la única receta.