En 2003 el Banco de México anunció su programa de acuñación de las “Monedas de los Estados”, con valor de $100 pesos cada una. Inmediatamente comentamos que éstas tendrían que salir de circulación monetaria tarde que temprano. Lo que anunciamos ya comenzó a suceder, tal y como dijimos. Resulta que el costo de acuñar la Moneda de los Estados, ya supera su valor grabado. La plata que contiene esta moneda ha subido de valor y Banco de México no podrá seguir acuñándola sin incurrir pérdidas.

Bajo el patrón oro, se recordará, el precio del petróleo fue muy bajo, porque se tenía que pagar con oro o con exportaciones enviadas a los países productores. Como los países que producían petróleo no tenían economías que podían absorber muchas importaciones

Si usted viera que sobre su cabeza se cierne un nubarrón negro, probablemente pensaría que es hora de sacar un paraguas. Pues bien, aquí le presentamos esa nube. La inflación monetaria mundial inevitablemente va a causar una elevación de precios en el mercado, incluyendo el precio de los víveres.

La moneda de plata, la onza “Libertad” convertida en dinero para circular permanentemente al lado del papel y de los dígitos bancarios, es una moneda de calidad y su mérito no reside en el ámbito de la cantidad; sus efectos no son primariamente o principalmente detectables en el ámbito de lo cuantificable, sino en el ámbito de la calidad, donde residen los valores de sentido de nacionalidad, orgullo nacional, la confianza, la motivación al ahorro, la satisfacción y la tranquilidad personal y por lo tanto, de la sociedad

Ninguno de los términos y las teorías asociadas con la economía clásica tiene aplicación alguna en un mundo que opera a base de dinero ficticio. Si el corpus de la teoría de la económica clásica es inaplicable a nuestro mundo actual ¿Qué teoría puede tomar su lugar? Ninguna, porque no puede haber una teoría de la insensatez humana. Vivimos en un nuevo, insensato paradigma. Por eso digo, que no hay por qué preocuparse, porque ya estamos más allá de la preocupación. Virtualmente, nos hallamos en medio del Océano Pacífico, en una balsa